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¿Sociedad anestesiada? Hablemos de lo poco que nos moviliza la corrupción

La presión mediática logró sonrojar a algún que otro funcionario “beneficiado” en los últimos escándalos de corrupción y nepotismo, pero la “indignación” ciudadana parece no trascender de las redes sociales. ¿La impunidad ya es tan normal, que ya no molesta? Existen iniciativas y actores que buscan visibilizar los efectos de la corrupción, pero ellos coinciden en que cuesta sensibilizar a la ciudadanía. ¿Qué nos pasa como sociedad? Consultamos a los que saben.

Paraguay nuevamente es noticia, pero por formar parte de los 6 países más corruptos de América, solo por debajo de Guatemala, Honduras, Haití, Nicaragua y Venezuela. Esto según el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) de la organización Transparencia Internacional. Y la misma lista coloca a Paraguay en el puesto 23 a nivel mundial.

Durante la dictadura de “tembelo” (el de labios grandes), como lo llamaban popular y peyorativamente al último dictador paraguayo, Alfredo Stroessner decía a sus allegados: “pemonda kuaa vaerã, anike pejepillá, en directa alusión a los que llegaron a algún cargo público, que debían saber robar pero sin ser “pillados”.

Hoy, la cultura clientelar no es muy diferente al inicio del gobierno del cartista Santiago Peña, en el que, pese a haberse comprometido en campaña a optimizar las arcas del Estado, como presidente, se ha mostrado esquivo ante los reclamos de casos de escandaloso nepotismo en su entorno.

Otra muestra de su aparente falta de voluntad para erradicar la corrupción fue el anuncio que hizo días antes de asumir la presidencia, en el que confirmaba su intención de dejar sin efecto la Secretaría Nacional Anti-Corrupción, por supuesta falta de resultados.

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¿Es una alta tolerancia a la corrupción, un letargo prolongado producto de la dictadura represiva o sencillamente falta de interés lo que está aquejando a la sociedad paraguaya ante el abuso de sus autoridades? Existen iniciativas interesantes y actores que buscan visibilizar los efectos de la impunidad, pero ellos coinciden en que cuesta sensibilizar a la ciudadanía.

Trasladamos esas dudas a especialistas y activistas, que están dejando de ser meros espectadores de la situación y están tratando de incidir de alguna manera, para revertir esta cooptación de privilegios por parte del poder político.

¿Existe cultura de protesta en Paraguay?

El sociólogo Henrique Ferreira conversó con Latitud 25, y dijo que a su criterio se percibe que existe debilidad de las organizaciones autónomas de la sociedad, es decir, sindicatos, gremios o federaciones, instancias de organización civil clave, para ejercer el contrapeso del poder desde la ciudadanía.

“En primer lugar, estamos en una gran fragmentación de la sociedad y de la cultura de la protesta, que está en un período de reflujo ciertamente”, dijo.

El sociólogo agregó que cuanto más débiles sean las organizaciones civiles y sociales, más fuertes serán las roscas mafiosas, lo que producirá una dominación de la cultura de la impunidad.

«La política viene siendo vista como una actividad en la que alguien te miente para sacar provecho personal, para su grupo o sector. Entonces los temas políticos como estos no hacen al interés del común», remarcó.

En ese sentido, sostuvo que desde la caída de la dictadura stronista, se produjo una deformación de la actividad civil y política, durante la llamada «transición democrática».

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“Hoy la actividad política es vista como la acción profesional que cumplen ciertos actores para sacar provecho personal o grupal”, remarcó.

Esta concepción hacia el ejercicio político desalienta la participación de actores clave de la sociedad, que podrían impactar positivamente en la actividad pública, dejando vía libre para que el prebendarismo político y la corrupción se fortalezcan.

No obstante, la sociedad paraguaya tuvo importantes episodios en los que se manifestó con fuerza ante el atropello del poder político, luego de días de acumulación de indignación y provocación por parte de las autoridades.

Ferreira recordó levantamientos recientes como el freno al intento cartista por instalar la reelección presidencial vía enmienda en 2017, que terminó con la muerte de Rodrigo Quintana o las protestas por el subsidio del pasaje del transporte público en 2023, así como el marzo paraguayo en 1999.

El nepotismo se normalizó

Ferreira también señaló que penosamente el nepotismo, aquella a la que la Real Academia Española (RAE) entiende como “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”, es una conducta normalizada por los administradores y representantes públicos.

Por ende, los escandalosos casos de nepotistmo, en donde se ve incluso a la joven hija del vicepresidente de la República Pedro Alliana, ejercer un cargo público sin haber concursado para tal función, pasan desapercibidos ante la indignación social.

“El hecho de que la mediación de los servicios del Estado esté en manos de los partidos políticos, es un rasgo que hace que el nepotismo tenga mucha fuerza y horizontalidad”, explicó.

Esta normalización del nepotismo como parte de la cultura política del Paraguay, permitió que familias enteras sean contratadas por la autoridad de turno. Esto logró incluso la permanencia de estos clanes, pese al cambio de la autoridad o incluso la herencia de los cargos a otros familiares, como ocurre en la Municipalidad de Asunción.

Más organización, menos corrupción

En 2023 se dieron varias protestas ciudadanas por la crisis del transporte público, dando lugar a iniciativas como la Organización de Pasajeros del Área Metropolitana de Asunción (OPAMA), que derivó en un importante análisis que ayudó a entender la dinámica económica de ese sector.

A inicios del 2024, luego de la revelación de los escándalosos casos de nepotismo, un grupo de ciudadanos y activistas aprovechó la “indignación virtual”, para derivar en un proyecto de ley que regule y sancione como corresponde esta práctica corrupta.

“Chau nepotismo”, el proyecto que, vía iniciativa popular, buscaba juntar cerca de 50.000 firmas para que el mismo sea tratado en el Congreso, alcanzó más de 53.034 adherentes de diferentes sectores del Paraguay.

El proyecto ya fue presentado formalmente al Parlamento y es impulsado por Robert Cano, ex viceministro de Educación; Soldad Núñez, ex candidata a vicepresidenta, María Esther Roa, activista anticorrupción, Estefanía Careaga, Adolf Sauer y Maximiliano Urbieta.

En tres días, la iniciativa popular logró alcanzar 36.904 firmas colectadas desde desde que se habilitó la plataforma en la página de la Justicia Electoral, explicó Adolf Sauer en conversación con L25.

El proyecto busca la derogación de la ley actual (ley 5295) porque la misma posee muchas lagunas que deja a la interpretación arbitraria, la aplicación o no de las sanciones de esta ley. Sauer, explicó que la iniciativa surge pese a la vigencia de una ley que castiga el hecho con 5 años de prohibición de ocupar cargos públicos y la devolución del salario percibido.

Si bien, la ley actual dice que ningún funcionario público puede contratar a sus parientes en el ente que trabaja, lo que sucede es que, por medios de influencias y presiones, clanes enteros son contratados en una misma institución.

“Esta es una derogación en su totalidad de la ley vigente y la aprobación de una nueva. No estamos modificando ni parchando una ley. Buscamos que todo pariente, hasta el cuarto grado de consanguineidad y segundo de afinidad, tenga la prohibición por 10 años de ser contratado en un ente público, mientras su pariente sea la autoridad de dicha institución. Entonces cerramos esa ventana de interpretación”, dijo.

Hasta el momento son cuatro las iniciativas anti nepotismo, una de ellas presentada justamente por el líder de la bancada de HC, Basilio Núñez, que días atrás trató de minimizar la iniciativa ciudadana, sabiendo que su proyecto podría tener más aceptación ante la mayoría cartista.

Para que sea ley

Según la ley “De modernización de los procedimientos para la iniciativa popular”, para que un proyecto de ley presentado por la ciudadanía sea tratado en el Congreso Nacional, debe reunir firmas equivalentes al 1% de los electores de Paraguay, es decir: 48.321 firmas.

Una vez alcanzado el mínimo de firmas establecidas por la ley, la Justicia Electoral deberá enviar el proyecto al Congreso para que pueda ser tratado en ambas cámaras.

Sauer también indicó que el proyecto plantea que se habilite un portal digital para que la ciudadanía pueda elevar sus denuncias sobre casos de nepotismo en la función pública.

“Un portal de denuncias ciudadanas para la Fiscalía, y establecemos que el Ministerio Público debe asignar un agente fiscal a esa causa en no más de 30 días”, precisó.

Desmotivación social

David Riveros García, CEO de la organización “reAcción” conversó con L25 y manifestó su sorpresa de que Paraguay no haya bajado en el índice de corrupción. Si bien, dijo que el IPC posee algunas limitaciones en sus mediciones, manifestó que es una de las herramientas más útiles para medir la corrupción en la región.

“Me sorprende que estemos en el mismo puesto que el año pasado; creí que estaríamos peor”, sostuvo.

ReAcción” es una organización sin fines de lucro que surgió una década atrás en Ciudad del Este, con la intención de monitorear la administración pública, por sobre todo en lo que se refiere a fondos que son destinados a la educación.

Crearon “FOCO”, una herramienta digital en línea que permite a la ciudadanía entender el funcionamiento del FONACIDE (Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo) y el monitoreo de su uso y aplicación a nivel nacional. Su herramienta mereció reconocimiento internacional por su implementación e impacto.

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Riveros García también mencionó que la poca reacción ciudadana ante los casos de corrupción y los últimos escándalos de nepotismo en el Congreso Nacional, es el producto de una cultura de “secreto a voces”.

Dijo que los manejos turbios en los cargos públicos, siempre fueron del conocimiento popular, pero solo ahora son más visibilizados, por lo que esa conducta corrupta se normalizó.

“Creo que es la reacción natural que se da cuando los secretos a voces se convierten en verdades públicas. Nuestro horizonte de aspiraciones como ciudadanos es muy bajo y muy por debajo del mínimo de dignidad humana”, indicó.

Para el activista, no tenemos memoria reciente de un nivel de dignidad mayor que hayamos ´perdido drásticamente´ y que nos permita compararlo. «El marco comparativo suele ser la dictadura, por lo que comparar con un 0 no nos genera muchas aspiraciones», concluyó.

Agenda sectaria, alejada de la gente

Por otra parte, Ferreira mencionó que los partidos políticos, al menos los que tienen representación parlamentaria, perdieron su conexión con la realidad social paraguaya y siguen una agenda sectaria, alejada de las necesidades del país.

Dijo que muchos de los diputados y senadores que ingresaron al parlamento, no están vinculados precisamente a movilizaciones y populares y sociales.

“Es importante que los partidos que están en el Congreso estén articulados alrededor de las organizaciones sociales porque es la manera en que se conecten a la agenda del pueblo. Hoy tenemos un divorcio en el que casi en las dos cámaras no existen ningún tipo de diálogo con la gente»

Henrique Ferreira, sociólogo.

Refirió que ese “divorcio” puede generar efectos en la calidad de la democracia y en la percepción que tiene la gente sobre la democracia.

“Rápidamente hay que reconstruir los lazos entre lo que se debate entre la política institucional y lo que demanda la vida cotidiana de la gente”, precisó.

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