El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) aprobó el uso de trigo transgénico (HB4) para la producción nacional. Si bien el documento fue expedido en mayo, su divulgación no logró una repercusión destacada en medios de comunicación, por lo que varias organizaciones sociales se hicieron eco recientemente de esto y están alertando de lo que podría implicar en cuanto a la salud de las personas.
El debate sobre el uso de alimentos transgénicos divide a la población hace ya varios años. En esta discusión colisionan los intereses económicos que buscan elevar el rendimiento agrícola del sector productivo mediante el uso de estas técnicas de manipulación genética, con las advertencias que realizan la academia y varias sociedades médicas hacia el uso persistente de estos alimentos modificados genéticamente.
Pero, ¿por qué científicos, integrantes de la sociedad civil e investigadoras consideran un peligro esta decisión?
Lis García, investigadora de Base-IS, el centro de estudios, formación y difusión de investigaciones sociales que prioriza la crítica al actual modelo productivo, habla sobre el glufosinato de amonio, un agroquímico 15 veces más dañino que el glifosato, que podría acarrear graves daños a la salud y que según las investigaciones, forma parte de la composición de esta nueva variedad de trigo modificado.
El trigo transgénico llega directamente a nuestras mesas
Lis García, que viene estudiando el uso de los transgénicos hace años, explica que el hecho de que se haya permitido su uso, tiene un impacto directo en la salud de las personas. Esto se debe a que el trigo, al igual que el maíz, que también es transgénico, llega directamente a nuestras mesas en una gran multiplicidad de productos.
Si bien la soja también llega a nuestras mesas, no ocurre de la misma manera que el trigo, indicó. Eso se debe a que la soja llega de forma más indirecta a través de productos como la carne, pero especialmente en los alimentos ultraprocesados.
Sin embargo, el trigo está presente en alimentos cotidianos como el pan, las tortillas, los fideos, las pizzas y prácticamente todo lo que consume diariamente la ciudadanía en general. En ese punto, resalta que el el problema radica en que el trigo transgénico se cultiva utilizando un herbicida, conocido como glufosinato de amonio, el cual es altamente nocivo.
Estudios demuestran la toxicidad del herbicida
- Afecta durante el embarazo. El estudio se denomina: “La exposición prenatal al glufosinato de amonio altera el microbioma intestinal e induce anomalías en el comportamiento de los ratones. Revista de materiales peligrosos, 389, 12215“. Esta investigación, publicada en 2020, demostró que la exposición al glufosinato de amonio durante el periodo prenatal genera una actividad locomotora reducida.
Señala, que el mismo produce un deterioro en los mecanismos de la memoria y comportamientos análogos al autismo en modelos experimentales de mamíferos.
- Daño genético. Este estudio, publicado en 2021 se llama: “Glifosato y glufosinato de amonio, herbicidas de uso común en cultivos genéticamente modificados y su interacción con microplásticos: Ecotoxicidad en renacuajos de anuros“.
Este artículo analizó la interacción entre los microplásticos de los silobolsas y agrotóxicos como el glifosato y el glufosinato de amonio. Encontró que forman mezclas tóxicas que provocan malformaciones, daño genético y alteración hormonal en los anfibios.
- Modificación del ADN de espermatozoides. Otra investigación de relevancia del año 2018, publicada en la Revista Internacional de Contaminación Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México, encuentra que el glufosinato de amonio altera la calidad (morfología, movilidad) y el ADN de los espermatozoides de mamíferos, refiere Lis García.
Europa prohibió el uso de glufosinato de amonio
El Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo, del 21 de octubre de 2009, determina que el glufosinato de amonio está prohibido para todos los usos en la categoría de «plaguicidas» en la Unión Europea, desde 2013, por sus efectos en mamíferos y artrópodos.
En base a todo lo que alertan estos estudios y esta prohibición en Europa, García consideró relevante mencionar que, al hablar de mamíferos, nos incluimos a los humanos, como parte de ese grupo.
“Entonces imaginate que el trigo que comemos en el desayuno, en el almuerzo de la mañana en la cena, cultivado con este herbicida, se combina con el glifosato que es también altamente tóxico. Entonces supone un riesgo muy grave para la salud y para la para nuestra soberanía alimentaria”, apuntó.
Mientras tanto, en la región, países como Brasil y Argentina ya comercializan este tipo de trigo de manera regular desde este año, logrando que la producción de trigo orgánica y transgénica, se mezclen en el mercado y ya no se distinga qué tipo de trigo es el que se está adquiriendo.
Discusiones se deben dar en el ámbito social
La investigadora manifestó que esta aprobación es posible debido a cambios que se dieron en la estructura de quienes toman la decisión.
Recordó que antes, en los primeros años del este siglo XXI estaba conformado por un órgano colegiado. El mismo estaba integrado por varias instituciones del Estado, con la participación de organizaciones de la sociedad civil.
“Esto es posible, porque a partir del año 2012, después del quiebre democrático que sufrimos, hubo un cambio. Esta instancia donde se decidía la aprobación y las deliberaciones comerciales a nivel transgénicos, pasó a ser controlado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Entonces a partir de ahí también se dio un veloz proceso de aprobación de alimentos transgénicos como, por ejemplo, el maíz transgénico, que también es muy grave”, remarcó.
Los argumentos a favor
Los gremios productivos a favor del trigo transgénico argumentan que esta variedad ofrece ventajas frente al cambio climático, al reducir las pérdidas por sequía, y frente al mercado internacional, al mejorar la calidad y el rendimiento del grano en cuestión.
Además, rechazan las críticas de algunos sectores ambientalistas y sociales, al asegurar que el cultivo cumple con todas las normas de bioseguridad y regulaciones vigentes.
Entre los gremios a favor de este tipo de plantación se encuentran la Unión de Gremios de la Producción (UGP).
Desde el rubro gastronómico expresan preocupación por alimentos tóxicos
Alejandro Servián, integra un grupo de profesionales gastronómicos y propietarios de locales gastronómicos que sienten preocupación por la aprobación de este tipo de trigo. Servián, habló con Latitud25 sobre los múltiples cuestionamientos que tiene este cultivo.
En ese contexto, dijo que es necesario recordar que, por ejemplo, en Paraguay se usa casi indiscriminadamente el glifosato.
Recordó que Monsanto perdió un juicio millonario, en 2018, en Estados Unidos por no advertir que su herbicida, glifosato, es cancerígeno. En ese punto, insistió que según la FAO, este tipo de glifosato de amonio es 15 veces más tóxico.
“Entonces lo que a nosotros nos preocupa es que la comida que nosotros vamos a estar ofreciendo a la gente, que viene a nuestros locales, va a ser una comida que puede tener un componente tóxico. O sea, vamos a estar ofreciendo un alimento de menor calidad y que no vamos a saber cuál puede ser el efecto que tenga en la gente que viene a comer con nosotros”, comentó.
Un proceso irreversible
Por otra parte, Servián, dijo que también es necesario advertir que esta siembra en el campo de trigo transgénico a gran escala, involucra en realidad un proceso irreversible. Afirmó que no es posible la coexistencia de un trigo transgénico y un trigo no transgénico.
Agregó que no se podrá tener pequeñas islas de trigo orgánico para quien quiera consumirlo, porque se da un proceso de contaminación genética. Esto ocurre durante la polinización y el trigo es un cultivo particularmente sensible a esto.
Aparte de eso, se suma otra vez la imposibilidad de evitar la mezcla de semillas en los procesos que hay de acopio y de transporte, enfatizó.
“Entonces básicamente lo que nosotros hasta ahora tenemos como acuerdo y seguimos discutiendo es que nos parece que el Estado tendría que dejar sin efecto la aprobación del trigo transgénico HB4. Al mismo tiempo tendría que llamar a un amplio debate con todos los sectores involucrados”, expresó.
Acotó que eso, en realidad, involucra a toda la población paraguaya.
“Esto tendría que hacerse de una manera mucho más pública, mucho más abierta informando a la población. Si ellos consideran que hay algunos factores positivos, cuáles son y también dejar que nosotros podamos exponer lo que consideramos negativo”, mencionó.
Finalmente, dijo que creen en la necesaria transición a otro modelo de agricultura y ganadería sostenible agroecológica y que sea sustentable.
“Por sobre todo, que considere el interés común el bien común la salud pública, el trabajo digno, la verdadera defensa de la vida y no solamente las ganancias de las empresas, porque que eso es lo que se está cuidando ahora”, concluyó.