Una niña de cuatro años, de la comunidad Ava Guaraní, llegó sin vida hasta al hospital de San Estanislao. Según la información oficial, tras hacerle la inspección, los doctores encontraron signos de abuso sexual. La Fiscalía intervino en el caso. En el mismo día, un hombre de 26 años asesinó a una niña de 13 años, de la misma comunidad indígena.
El fiscal de este último caso, Meiji Udagawa, dijo en comunicación con RadioCast25, que analizan imputar a los padres de la niña víctima de feminicidio. Los investigadores consideran que supuestamente los progenitores de la misma sabían de este abuso y habrían sido cómplices de que un hombre mayor viva «en pareja» con la niña.
Luego de que varios comunicadores hayan informado que la niña vivía «en una relación» con el presunto feminicida, la discusión sobre el abuso de niñas que están sometidas por un adulto en el marco de una supuesta relación sentimental, cobró fuerza en redes sociales.
Este mismo debate se propició, en noviembre de 2021, cuando una niña de 12 años –integrante de una comunidad indígena–, había dado a luz a mellizas. Entonces, la titular del Ministerio de la Niñez y Adolescencia, la ministra Teresa Martínez, afirmó que parte de la cultura de esa comunidad indígena se basa en las uniones tempranas de parejas. Argumentó que para algunas comunidades las niñas después de empezar a menstruar, ya son consideradas mujeres.
Los abusos no tienen justificación
Tina Alvarenga, lideresa de Mujeres Indígenas del Paraguay y comisionada de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos, habló en RadioCast25 al respecto y enfatizó que la sociedad debe renunciar al convencimiento de que existen las relaciones entre niños y adultos.
«Nosotras somos muy claras como organización; no sabemos de ningún pueblo indígena que públicamente avale el abuso sexual. Niñas de 12 o 13 años no pueden estar en pareja», refirió.
Afirmó además que si hay alguna práctica cultural que lo avale, esta debe ser erradicada. Agregó que «no se puede justificar ningún tipo de abuso diciendo que es algo cultural».
Asimismo, expresó preocupación por la existencia de un sector de la sociedad que sigue emitiendo un discurso discriminativo; principalmente hacia las niñas y mujeres indígenas.
«Hay más de 700 comunidades indígenas, puede que haya casos de abuso, en no más de 10 y no se puede generalizar. Siempre son personas, supuestos líderes y hombres que ejercen el poder en las comunidades. Son desquicios de grupos, personas y generalmente varones, que abusan de las niñas», referenció.
En este caso, recordó que estamos hablando de un pueblo, Ava Guaraní. Aseguró que si alguien pregunta a las mujeres de esa comunidad sobre ese tema, van a responder con un no contundente, respecto a que esa sea una práctica cultural.
«Yo soy del pueblo guaraní occidental. Mi mamá, mis abuelas, nunca me dijeron que el abuso sea una cuestión normal. Estas situaciones se castigan. Los Nivaclé no te van a decir que esto es una cuestión normal, abusar de una niña (…) Los Achés te van a decir ´nosotros protegemos a nuestras niñas», sentenció.
La realidad sobre las relaciones tempranas
La unión temprana de niñas con hombres mayores es una lamentable realidad que se da, en el interior del país, no solo en las comunidades indígenas.
Según un informe denominado «Invisibles a Plena Luz», en Paraguay, 16.589 niñas, niños y adolescentes de 13 a 17 años de edad son víctimas de matrimonios y las uniones infantiles, tempranas y forzadas (MIUTF).
El material, fue publicado en 2021, a través de un trabajo en conjunto del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFA) y Plan Internacional Paraguay, en colaboración con el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia.
Además, señala que de las 16.589 víctimas, 13.563 son niñas y adolescentes de entre 13 a 17 años de edad. A su vez, el 62,9% de ellas reside en zonas rurales del país.
La investigación muestra la estrecha relación entre las uniones tempranas, el embarazo, la pobreza y el abandono escolar, factores que actúan condicionando a niñas y adolescentes a la pérdida de oportunidades, la resignación de sus proyectos de vida y la reproducción de estos condicionantes.
La necesidad de un trabajo coordinado
Tina Alvarenga dijo que para erradicar estos problemas es necesario un trabajo coordinado entre instituciones.
«Las organizaciones indígenas mixtas deben incorporar en su agenda organizativa temas, que tienen que ver con protección a la infancia», enfatizó.
Por su parte, la ministra de la Niñez y la Adolescencia, Teresa Martínez, refirió que están buscando llegar a algunas comunidades y ya están trabajando activamente con otras para concienciar sobre el cuidado de la niñez en estas comunidades.
«Estamos trabajando con 25 comunidades en Caaguazú, donde no estamos teniendo registro de violencia o abusos hacia los niños. Justamente la atención, aunque sea mínima, de seguridad alimentaria que estamos gestionando, ayudan», comentó.
Sin embargo, reconoció que hay comunidades, en las que siguen sin poder ingresar, como algunas comunidades del departamento de Canindeyú, donde ocurrió esta tragedia.