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¿La adicción a la comida es igual a la de la cocaína? Esto dicen los expertos

“Qué rica es la vida cuando hay comida” o “Qué difícil es dejar de comer comida chatarra”, son frases y pensamientos frecuentes de la gente que ama y disfruta comer. Pero cuando hablamos de sobrepeso y obesidad, esto tiene una explicación ya desde el punto vista no tan poético sino más bien neurológico, que asocia esta adicción a la comida con la adicción a la cocaína, según especialistas. Más que una cuestión estética, hablamos de los peligros del sobrepeso y la obesidad.

La comida está asociada muchas veces no solo a su función básica de alimentar el cuerpo para lograr el equilibrio, sino además, al placer. Las personas utilizan las comidas para celebrar, para sentirse mejor cuando están tristes, cansadas, alteradas o ansiosas. Esto si no se controla, con el tiempo afecta la calidad de vida de la gente.

Para dar un ejemplo, el 58% de las personas adultas en Paraguay y un 32% de los niños y adolescentes están actualmente en un rango de exceso de peso, según el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.

Si bien es a veces complicado abordar este tema, porque el objetivo no se basa en juzgar los cuerpos, sino ir más allá del punto de vista estético, es necesario hablar estrictamente de lo que refiere a la salud integral, que no es solo física sino también mental.

Al respecto, Latitud 25 conversó con la nutricionista funcional, Gladys Patiño, quien dio detalles sobre los resultados de estudios neurológicos basados en la obesidad, además de señalar lo nocivo que esto puede resultar para las personas.

Una fuerte adicción

La obesidad es una enfermedad basada en el exceso de grasa corporal y puede ser multifactorial, ya es consecuencia de la genética, el ambiente, las hormonas y también las emociones.

En ese contexto, la especialista apuntó que desde la neurociencia esta enfermedad se relaciona con una adicción alimentaria. “Muchas veces a una persona le decimos no tenés voluntad para hacer la dieta, no es solo la falta de voluntad, hay todo un mecanismo neurológico”, aseguró.

Explicó que en la actualidad, las investigaciones han demostrado que la respuesta cerebral asociada a ciertos alimentos industrializados, como la comida chatarra, o aquella que tiene mucha cantidad de azúcar, produce una respuesta similar a la de un cerebro de una persona adicta a la cocaína.

En ese punto, resaltó que si bien el sobrepeso o la obesidad son vistas normalmente como una enfermedad más, la respuesta que se observa en el cerebro muestra un mecanismo neuronal complejo.

No se trata de lo que se ve, sino de cómo afecta

La nutricionista Gladys Patiño comentó que algunas personas, por ejemplo, son delgadas pero tienen una pequeña pancita y aseguró que eso también genera muchos problemas para la salud como es la resistencia a la insulina.

“Hoy vemos muchas adolescentes con ovarios poliquísticos, lo que está relacionado al sobrepeso”, subrayó.

A su vez, la coordinadora técnica de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles, Catherine Turnes, dijo en una entrevista con Última Hora (El 19 de agosto de este año) que en marco de la pandemia por la COVID-19, la obesidad fue uno de los principales factores de riesgo que afectó a las personas en todo el mundo.

Los datos de la cartera sanitaria señalan que de las 15.171 muertes por covid, registradas hasta el 5 de agosto, el 63% de los pacientes padecía de obesidad.

No todo es comida

Si bien el exceso de peso o la obesidad guarda una relación directa con la comida, también hay que considerar otros hábitos, como el descanso y la hidratación, señaló la nutricionista Gladys Patiño.

“La obesidad es una enfermedad que hay que tratarla de una forma multidisciplinaria, con el endocrinólogo, con el nutricionista, etc. La alimentación es una de las patitas de la silla. Hay que dormir lo suficiente, hidratarse y hacer una buena gestión del estrés”, recalcó.

Finalmente, afirmó que siempre es necesario un buen acompañamiento por parte de un profesional de la salud mental, porque muchas veces se recurre al exceso en la comida por problemas emocionales o sentimentales.

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