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Paraguay invierte menos de lo esperado en educación, y aun así sigue recortando

Sin becas, sin recursos para investigación y sin mayor inversión en políticas públicas educativas, es el escenario que se avizora para el 2022, considerando el recorte al presupuesto de educación planteado por el Congreso. Por dar un ejemplo, el país invierte USD 800 mensuales por alumno, cuando lo recomendable es invertir al menos USD 3.000, situación que empeorará con esta disminución, sin contar los más de 700.000 alumnos que no están escolarizados.

La educación está agonizando en un país afectado social y económicamente por la pandemia de COVID-19. Muchos son los esfuerzos que se requerirán para ayudar a los alumnos y docentes a recuperar el tiempo perdido a causa de la falta de clases presenciales, pero el Congreso, antes que aumentar el presupuesto para educación, plantea recortar USD 40 millones e invertir menos de lo que ya lo hace.

Al respecto, RadioCast25 conversó con personas involucradas en el proceso educativo, Oscar Charotti, director ejecutivo de Juntos por la Educación y Federico Mora, coordinador general del programa de Becas Carlos Antonio López (Becal).

Inversión ya es muy baja en la actualidad

El presupuesto público destinado en Paraguay, en materia de educación, es uno de los más bajos de la región. Según el el Análisis del Sistema Educativo Nacional, publicado por el MEC este año, en el marco del proyecto de Transformación Educativa, la inversión escolar en Paraguay alcanza solo el 3,4% del PIB (Producto Interno Bruto). Entretanto, Argentina, Brasil y Ecuador rondan el 6%, mientras que la Unesco recomienda al menos entre el 7% y el 9,8% respectivamente, para el 2030.

En ese contexto, Paraguay está invirtiendo un poco más de USD 800 por alumno anualmente, cuando, según Juntos por la Educación, la inversión por alumno tiene que rondar los USD 3000 dólares por año.

«Hay una insuficiencia realmente del financiamiento de políticas públicas de educación, que no nos permiten hablar de la calidad», expresó Oscar Charotti, de la organización de la sociedad civil Juntos por la Educación.

Los números que hablan del déficit del aprendizaje

Charotti recordó que el año pasado cuando se realizaron las pruebas de evaluación del aprendizaje pudieron ver que 8 de cada 10 estudiantes de todos los niveles no aprenden, no tienen los conocimientos básicos de matemáticas, mientras que 7 de cada 10 estudiantes no tienen los conocimientos básicos de lectoescritura.

Esas son cuestiones que tienen que ver con calidad y también tienen que ver con la tasa de estudiantes que egresa cada año. En Paraguay, dice que de cada 10 estudiantes que interesan a primer año, ni siquiera 5 terminan el tercer año.

«Esto sucede no solamente por cuestiones de calidad, sino también con factores que tienen que ver con abandono escolar, por las condiciones económicas y estos son problemas que tienen que ser abordados con políticas públicas», resaltó.

Recortes sucesivos

La suspensión de clases presenciales a causa de la pandemia, fue anunciada el 10 de marzo de 2020 por parte de las autoridades del Ministerio de Educación. Tras un año, el presupuesto de este 2021 debió ser el presupuesto para la vuelta a clases, pero ya había sido reducido un 8%.

«Nosotros reclamamos por todos los medios que lo que estaba ocurriendo con este presupuesto 2021. El nuevo recorte plantea que se saque unos USD 40 millones, esto nunca ocurrió en la historia democrática en nuestro país», agregó Charotti.

En ese contexto Federico Mora, coordinador de la Becal, consideró que con esta decisión, la Comisión Bicameral de Presupuestos del Congreso, está hipotecando el futuro de nuestro país y cuestionó por qué siempre se recorta educación, como primer rubro de reducción.

Agregó que antes de que se dé a conocer la decisión de la Bicameral, remitieron una nota al Parlamento instando a que no hagan un nuevo recorte, considerando que en el ejercicio fiscal 2021 ya se recortaron USD 21 millones.

«También hicimos una visita a la Vicepresidencia que es el nexo entre el Ejecutivo y los legisladores. Vamos a ir a ambas cámaras a expresar nuestra decisión, este es el momento de defender los recursos de la educación», apuntó.

Recordó que este programa recibe dinero del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI) con fondos plurianuales, que le permite a este programa comprometer dinero en el tiempo.

«Lo que vemos acá es que con este recorte, podemos garantizar una convocatoria este 2022, la que podría ser la última convocatoria del programa, después de siete años de trabajo», lamentó y acotó que también afectaría a programas como ProCiencia, Primera Infancia y Transformación Educativa.

Una deserción escandalosa

El director de Juntos Por la Educación explicó por qué es tan importante Becal. En ese contexto, resaltó que se debe a la gran cantidad de alumnos que desertaron, en el marco de la pandemia y aseguró que la Becal estimula a muchos a los jóvenes a terminar el colegio.

Asimismo, resaltó que solo el 0,1% del presupuesto de educación va a becas y solo el 1,3% es destinado a la alimentación escolar. Apuntó a que el total de la población no escolarizada es de 700.000 niños, niñas y adolescentes, de entre 3 a 17 años.

«Son 700.000 chicos que no están en las instituciones educativas, no puedo decir desertaron, porque muchos de ellos no llegaron luego», reflexionó.

De este conglomerado de 700.000 niños, niñas y adolescentes no escolarizados, 230.000 corresponden a la primera infancia; 165.000 alumnos que deberían asistir a la Educación Primaria; 125.000 a la Escolar Básica y 170.000 de la Educación Media.

Finalmente dijo, que existe una doble deuda en materia educativa, primero necesitamos planes para proyectar la inversión en educación, sin embargo, pudieron notar que en cierto periodo de tiempo se incrementó la cantidad de la inversión en educación y eso no contribuyó a mejorar el acceso o la calidad, por dar ejemplos.

«Entonces esto nos trae a una doble demanda, si bien es cierto, mejorar la inversión, también es mejorar la calidad del gasto, para que realmente incida en el acceso, en la calidad y en el desarrollo profesional. Una inversión que realmente logre sostener, que la alimentación alcance a los que más necesitan y que las becas alcancen a los estudiantes que están fuera del sistema», concluyó Óscar Charotti.

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