El 3 de febrero, un tren carguero de 150 vagones que circulaba de Madison (Illinois) hasta Conway (Pensilvania), se descarriló de las vías, provocando un accidente de enorme magnitud, afectando a toda una población que tuvo que ser evacuada. El hecho ocurrió en East Palestine, Ohio.
El tren transportaba cientos de litros del cloruro de vinilo –sustancia química de alta toxicidad–. El descarrilamiento, de al menos 50 vagones del tren, produjo una fuerte explosión, que a su vez, provocó una intensa humareda que acaparó la comunidad aledaña.
Debido al derrame del cloruro de vinilo, un gas tóxico inflamable, los habitantes de la zona fueron derivados a otros sitios para evitar la afectación del humo condensado. Posteriormente, las autoridades emitieron otros gases tóxicos de manera controlada para neutralizar las llamas del tren.
Según la CNN (nota publicada el 14 de febrero), además del cloruro de vinilo, el tren trasportaba cerca de 20 materiales peligrosos más.
Entre las sustancias químicas citadas por EPA, se encuentran: éter monobutílico de etilenglicol, acrilato de etilhexilo, isobutileno y acrilato de butilo.
¿Cortina de Humo?
Los medios internacionales se hicieron eco acerca de los objetos voladores no identificados que fueron detectados por EE.UU, según los informes. Un radar de dicho país habría localizado, el 11 de febrero, una anomalía en el norte de EE UU. Posteriormente, el país norteamericano derribó tres de estos objetos voladores, refiere El País de España, el 13 de febrero.
Sin embargo, como mencionamos anteriormente, esto ocurrió recién el 11 de febrero y sí, fue el centro de atención de los medios. Sin embargo, el accidente en Ohio sucedió el 3 de febrero, ocho días antes, pero trascendió poco y nada a través de los medios masivos de comunicación.
Incluso el reportero de televisión, Evan Lambert, fue detenido durante una conferencia de prensa sobre el descarrilamiento.
“Estoy bien en este momento. Ha sido un día extremadamente largo. Ningún periodista espera ser arrestado cuando hace su trabajo, y creo que es muy importante que eso no suceda en nuestro país”, expreso Lambert, tras ser liberado.
Comparan con Chernobyl
El suceso empezó a tomar fuerza a través de las redes sociales, principalmente en Twitter, a través del hashtag #ChernobylOhio, dando una idea de las dimensiones de la tragedia.
Las imágenes que circularon tanto de los vagones del tren incendiados y de la explosión, fueron de mucho impacto. Sin embargo, ninguna de ellas podían ser chequeadas en esos momentos y, si bien, varias eran reales, otras tenían data de años pasados, por lo que no pasaban de ser fake news.
Según el comentario de los lugareños, habría una serie de peces sin vida en el agua. Además de otros animales que fueron encontrados muertos. Los medios locales también empezaron a hacerse eco de la noticia.
¿Por qué hablaban de Chernobyl? Cuando se hace referencia a Chernobyl se habla de la explosión, ocurrida en 1986, en la central nuclear de Chernóbil. Esto generó una onda radioactiva expansiva, que se extendió a gran parte del territorio de lo que entonces era la Unión Soviética y que actualmente corresponden a Belarús, Ucrania y la Federación de Rusia.
Como esto se trató de un gas tóxico e inflamable, algunas personas hicieron referencia a que la zona podría estar fuertemente contaminada y que los desastres ambientales, serían tales, que afectarían a la zona.
«Según del Departamento de Salud de Ohio, aspirar altos niveles de cloruro de vinilo puede provocar la pérdida de conocimiento o incluso la muerte si la persona no está en un lugar ventilado», apunta CNN.
Agrega que el cloruro de vinilo es un químico artificial que sirve como buen aislante, pero es bastante inflamable. Esta sustancia se ha asociado a riesgos de cáncer en el hígado, cerebro, pulmones o en la sangre. «De hecho, uno de los problemas es que puede contaminar las fuentes de agua».
Versiones oficiales minimizan la contaminación
The New York Times en Español, publicó este 14 de febrero, se hizo eco de lo acontecido y recoge algunas declaraciones de instituciones y empresas.
Este material indica que, el 12 de febrero, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) se pronunció al respecto. Aseguró que no detectaron contaminantes “niveles preocupantes”, ni en el pueblo East Palestine ni en sus alrededores. Sin embargo, resaltaron que los habitantes de la zona podrían seguir percibiendo olores.
Ese mismo día, también se pronunció la filial de Virginia Occidental de American Water, encargada del servicio de agua en 24 estados. Afirmó que no detectaron ningún cambio en el agua de su toma del río Ohio.
La empresa ferroviaria Norfolk Southern, cuyo tren se descarriló, sostuvo a través de un comunicado que, con la ayuda de expertos estaban analizando el agua de pozos privados. Sin embargo, alentaron a los propietarios de estos pozos a utilizar agua embotellada.
Lugareños siguen temiendo y hablan de efectos secundarios
Si bien, tras el accidente no se se registró la muerte de ninguna persona ni heridos, hay lugareños que, a través de las redes sociales, hablan de sentir un fuerte olor, a dos semanas de lo ocurrido. Además de tener síntomas como dolores de cabeza, malestar y ardor en los ojos.
The Associated Press informó que dos residentes presentaron una demanda federal contra Norfolk Southern, para obligar a la empresa ferroviaria a establecer un sistema de vigilancia sanitaria para los residentes de ambos estados. Además de exigirle que pague los cuidados correspondientes a quienes se encuentren en un radio de 50 kilómetros.
El País publicó hoy un reportaje denominado: El descarrilamiento del tren tóxico de Ohio, una película de terror. En un apartado afirma que desde el Departamento de Recursos Naturales de Ohio, consideran que el derrame de estos productos afectó cerca de 11,2 km de arroyos, acabando con la vida de 3.500 peces pequeños.
El material escrito por el periodista Miguel Jiménez, corresponsal de El País en EE.UU, apunta además que las casas de estudio permanecieron cerradas durante una semana. Además, señala que varios habitantes del pueblo afectado regresaron a sus casas, días después de que as más tarde de que se autorizara su regreso.
Resalta la crítica hecha por activistas medioambientales ante la falta de transparencia de las autoridades y de la empresa. En ese punto hace referencia a un tuit escrito por la conocida ambientalista Erin Brockovich.
“Por eso la gente no confía en el Gobierno. No se puede decir a la gente que ha habido y sigue habiendo contaminantes peligrosos que contaminan el medio ambiente y al mismo tiempo decir que ‘todo está bien”, subraya.