Desde inicios de la década de los 90, la frontera paraguaya con el Brasil comenzó a consolidarse como epicentro de la actividad criminal de la región. El índice de la criminalidad incrementó con el paso de los años y la actividad de narcotraficantes se mantenía en un tenso balance entre facciones.
Pero no fue hasta la muerte de Jorge Rafaat Toumani, en junio de 2016 y luego de tres atentados, que la actividad ilegal se disparó en una de las zonas rojas del tráfico de drogas más importantes de América Latina. Esto reveló la puja por el control del mercado ilícito, por parte de los cárteles paraguayo-brasileños de la droga que habitan en esa tierra de nadie.
Entre Lomitos y Leyendas, la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, habló de lo que representa este flagelo, de la delicada situación de la seguridad interna en nuestro país y sobre las debilidades del sistema penitenciario.
En ese contexto, dijo en un primer momento que desde siempre se dejó de lado el sistema penitenciario porque aseguró que invertir en los presos no es negocio.
Penal de Pedro Juan: Una bomba de tiempo
Pedro Juan Caballero, departamento de Amambay, es una ciudad desde hace varios años secuestrada por la mafia del narcotráfico y su penitenciaría, es una permanente bomba de tiempo, por estar en el punto neurálgico del delito y por el calibre de peligrosidad de los internos privados de libertad.
Del penal de esta ciudad se fugaron 75 presos en enero de 2020. Recientemente, el 16 de octubre, se encontró una celda con todas las comodidades en la misma penitenciaría, a la cual calificaron de «celda vip», donde incluso uno de los privados de libertad vivía con una mujer.
Respecto al descontrol que se percibe en un penal como ese, la ministra de Justicia reconoció que ese sitio es un lugar complicado para los funcionarios estatales, por el alto poder que tiene la mafia.
«Un funcionario le había dicho al director, que no era de la zona: ‘no vayas a acelerar mucho tu camioncito porque estamos en la frontera y las cosas se resuelven como en la frontera’. Entonces te das cuenta de lo complicado, siendo su superior, porque el agente penitenciario sabe que hay una verticalidad, le dijo en un tono amenazante, el director le preguntó si era una amenaza y el otro le dijo: ‘no, te estoy avisando nomás'», ejemplificó la ministra Cecilia Pérez.
También citó casos puntuales en los que guardiacárceles fueron asesinados o amedrentados por no seguir las reglas de la mafia.
«En Pedro Juan este es el esquema: ‘tomás o te vas, porque si te quedás y no estás, esto es lo que va a pasar’. Le pasó a Juan Carlos Valiente, que le mataron, era un funcionario mío que le mataron al salir de su guardia. Porque él era el celador del pabellón del PCC y le habían acusado de que él contó dónde estaba la droga que nosotros entramos a incautar. Ese es un mensaje que llega al funcionariado», resaltó.
Además mencionó el caso de José Carlos Pana, a quien intentaron asesinar. La ministra explicó que normalmente durante su guardia no ingresaba a la cárcel ni alcohol ni droga, porque él le controlaba a sus propios compañeros.
En una ocasión, trataron de coimearle para poder ingresar a la cárcel sustancias ilícitas y él respondió que no se iba a volver secretario de los narcos, después de rechazar el dinero. Acotó que incluso, el 13 de octubre pasado, le balearon la casa al funcionario y le dejaron una nota amenazante, que decía, último aviso.
«Están algunos que no se involucran, pero tampoco van a denunciar. Pedro Juan es particular, ahora estamos verificando si hay otras celdas vip, porque ahí te construyen cualquier cosa en cualquier momento. Eso hay que sacar de ahí, porque no se puede tener un penal en una frontera tan vulnerable que ni siquiera tiene puestos migratorios para pasar al otro lado, está todo mezclado en la forma de vivir de la ciudad», enfatizó.
Todo el sistema está afectado
En cuanto al avance del narcotráfico, la ministra de Justicia, Cecilia López, apuntó a que es difícil afirmar que las organizaciones criminales no estaban hace 10 o 15 años, más bien aseveró que estaban, pero de otra manera.
«Desde que le matan a Jorge Rafaat hay un cambio sustancial, porque el asesinato de Jorge Rafaat cambia la forma de operar del narcotráfico en la periferia», comentó.
Sostuvo que, antes todos sabían lo que pasaba: había disparos, pero la gente seguía con su vida, no había delitos comunes, porque los delitos comunes mueven más a la Policía y a la mafia no le conviene, ellos mismos se encargaban de acabar con eso, entonces había esa sensación de seguridad solapada.
Dio a entender que después del asesinato de Rafaat la manera de operar de las mafias dejó de respetar el límite de los territorios. La incidencia del narcotráfico en la política, a veces parece que en vez de comprarles a un político, se convirtieron ellos en políticos.
Cecilia Pérez manifestó que para detener este avance es necesario un esfuerzo de todas las instituciones, entre ellas, el órgano judicial.
«El sistema penitenciario es solo un órgano del sistema que está afectado. Porque el subcomandante de la Policía. Gilberto Fleitas nos decía que hay una importante corrupción del personal policial pero también en el sistema. Hablábamos del sicariato, por ejemplo, que se juzga como un asesinato normal», concluyó.
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