«Este tipo de documentales que en realidad se enmarcan más en el espectro de la ficción, ya que carecen de verdadero sustento científico, ocasionan un daño muy grave a nuestra sociedad», señala la nota enviada desde la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Carne (APPEC).
Estas palabras, además de las otras utilizadas por el gremio para enviar la misiva a Paolo Berizzi, jefe de la Delegación de la Unión Europea en Paraguay, fueron las utilizadas para pedir que se baje el documental francés «Campos Envenenados de Paraguay» del Ciclo de Cine Europeo, además de solicitarle que la UE retire todo su apoyo a la promoción del material audiovisual.
Pero… ¿qué hay de cierto con que este material carece de sustento científico? Latitud 25 conversó con la doctora Stela Benítez, médica pediatra, docente e investigadora. También entrevistó al periodista y realizador francés, Martin Boudot, sobre la base y las repercusiones del trabajo.
Stela comenta que Martin Boudot se comunicó con ella aproximadamente en junio de 2018. Su investigación sobre el efecto que causa en niños la cercanía a los campos de fumigación, estaba terminada, pero aún no publicada.
«Prácticamente estaba aprobada por el equipo de Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y se publicó parte de eso, un artículo sobre derechos violados, mostraba cómo no se cumplían las normas ambientales. Él contacta conmigo y me dice: ‘nosotros estamos interesados en hacer un documental y queremos replicar lo que usted hizo en su investigación’. Yo le digo que contacten con el laboratorio de genética toxicológica de la Universidad Católica, porque eran ellos los que analizaban», señaló.
Por su parte, el periodista Martin Boudot, manifestó desde Francia, que está sorprendido por el intento de censura por parte del gremio de la producción, pero afirmó que no le llama la atención el argumento. Relató que ya hizo entrevistas en el pasado con directores de empresas que venden pesticidas y siempre tienen una respuesta similar.
«Siempre es lo mismo, que no hay peligro, que los productos son seguros, que la Organización Mundial de la Salud no tiene razón», apuntó.
Daños genéticos
«Mi investigación está publicada. Eso es evidencia científica, en mi investigación yo demostré que había mayor daño genético en los niños rodeados por cultivos de soja, comparados con niños cuyos padres se dedicaban a la agricultura ecológica sin uso de plaguicidas», explicó Stela Benítez.
En ese punto, la médica aclaró que la población usada como muestra, tampoco estaba expuesta a otros factores de riesgo. Es decir, los daños genotóxicos en el ADN pueden darse con la edad, a causa de medicamentos, de la exposición a la radiación, por exposición a fábricas o a los carburos de automotores.
Sin embargo, este grupo de gente particularmente no estaba expuesta a fábricas, cuenta con caminos de tierras y tampoco había ningún niño desnutrido –otro factor de riesgo–, pero el único factor de riesgo que halló, fue la exposición ambiental a plaguicidas.
Las pruebas se hicieron en 43 niños de la Colonia San Juan y 41 niños de Arroyos y Esteros, dos polos opuestos en cuanto a la exposición a agroquímicos. Pero el Laboratorio no tenía la capacidad de hacer esa cantidad de pruebas –realizadas para el estudio– en un mes, tiempo que iba a durar la grabación. Entonces dijeron desde el laboratorio, que para el efecto, se podían analizar al menos 20 casos, que al final quedó en 18, durante la grabación del audiovisual.
Además tomaron muestras de cabellos de 51 niño y otras muestras de agua, tierra y plantines de soja.
Entonces, refiere la doctora, que dos años después del estudio inicial, al tomar la muestra de otros 18 niños, de la misma zona y del mismo rango de edad, presentaban la misma proporción de daño de un 45,9% del ADN.
¿A raíz de qué empezó todo?
Stela Benítez es médica pediatra, docente en la universidad y trabajó 40 años en el Hospital de Clínicas. Fue jefa de departamento en la sala de lactantes y además coordinaba el servicio ambulatorio. En ese contexto, también incursionó en el ámbito de investigación.
Como especialista, realizó una serie de investigaciones en diversas áreas de la medicina. En 2006, llegó a ella un trabajo en México, que asociaba la malformación de niños a los campos de cultivo en los que se utilizaban agroquímicos.
A partir de esa intriga, realizó una primera investigación. Junto a sus colegas, compararon a los niños que nacían con malformaciones, con los niños sanos. Gracias a ese trabajo, pudieron detectar que había mayor posibilidad de malformaciones visibles en personas que vivían cerca de los campos fumigados.
Material publicado: Malformaciones congénitas asociadas a agrotóxicos
«Como toda investigación nuestra, publicamos en la revista y conversamos con nuestros pares. Capeco (Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores no de Cereales y Oleaginosas) intervino, envió una nota a FACEN (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Asunción) y pidió que se expida sobre mi investigación, para saber si era válida o no, para mí era una sorpresa total, eso no estaba en mi cabeza. Entonces yo quise saber qué dijo FACEN», relató.
Tras ese episodio, la doctora cuenta que solicitó vía nota al decano de la facultad en cuestión que le entregue el dictamen que hicieron sobre su investigación, pero no recibió respuesta. En ese punto, confesó que tanto la presión de Capeco, como la respuesta o falta de respuesta de Facen, le produjeron más intriga.
«Ellos fueron los promotores de que yo siga investigando en esa línea», subrayó.
No obstante, afirmó que nunca recibió ningún amedrentamiento ni una amenaza directa de ningún rubro en el marco de sus investigaciones.
¿Qué más muestra el polémico documental?
«Campos Envenenados de Paraguay» relata además el caso de la familia Benítez, que pierde a dos menores de edad –una bebé de seis meses y una niña de tres años– en un mismo día.
La familia sospecha que las muertes se dieron luego de la exposición a agroquímicos. Afirman que en la zona se fumigaba prácticamente 24 horas con tractores y aviones.
El documental muestra además fotos del hospital de la zona, con 26 niños que fueron a consultar por los mismos motivos y siete adultos intoxicados. Además murieron 50 vacas ese día, según lo que cuentan los entrevistados.
Afirma también que a falta de pruebas, la Fiscalía atribuyó la muerte de las dos niñas a un extraño virus letal.
En el material, además advierten que de las muestras tomadas en San Juan, encontraron sustancias neurotóxicas para el feto, cancerígenas o sospechosas de efectos mutagénicos. Entre ellas cita las siguientes: Bifentrin, Mancozeb, Fluxapyroxad, Epoxiconazol y Glyphosate.
Finalmente todos se hacen eco
El intento de dar de baja el documental, hizo que se abra el debate en las redes sociales y que más paraguayos que no tenían idea de que existía, puedan verlo.
Por su parte, la Academia de Cine del Paraguay también se pronunció al respecto expresando que es necesaria la libertad de expresión para seguir construyendo una democracia. Nos oponemos a todo tipo de censura», afirma la misiva.
El periodista y productor Martin Boudot considera que finalmente la situación es positiva, porque el intento de censura hizo que más gente se interese y que los medios masivos de comunicación, que muy escasamente habían cubierto el tema, hagan notas al respecto.
Recordó que cuando hizo un material similar en Francia, esto produjo un impacto en la opinión pública y también generó algunos cambios en las políticas de uso de los agroquímicos.
«El clorpirifós fue prohibido en Francia un año después y se creó un real debate sobre el uso intensivo de pesticidas y hay ciudadanos que decidieron salir a marchar en calles de algunas ciudades para denunciar esta situación. También provocó una investigación en la Cámara de Diputados sobre el impacto sanitario y ambiental de pesticidas en Francia», referenció.
Agregó finalmente que este debate siempre es necesario para mover las líneas políticas para lograr verdaderos cambios y generar consciencia.