El agua sigue siendo un factor controversial para el Paraguay. Un recurso elemental que tiene diferentes relevancias para la ciudadanía, desde lo sanitario hasta lo energético, pero en ninguno de esos campos, se cumple con la premisa del aprovechamiento de este recurso natural.
De cara a las próximas elecciones nacionales, varias organizaciones, como Paraguay Ahora y el Observatorio Ciudadano por el Agua, Saneamiento e Higiene (OCASH) están tratando de posicionar en la agenda política lo que representa la problemática del agua.
El debate y la búsqueda de soluciones se basan en los inconvenientes para el acceso, la sostenibilidad de los servicios y cómo la crisis climática puede afectar esta provisión de agua.
Para dar una idea de cómo se distribuye el agua en nuestro país, cabe señalar que el 74% de la población paraguaya recibe agua a través de la gestión comunitaria, según OCASH.
Este es un sistema de organización en que los vecinos voluntariamente se convierten en prestadores de servicios y, en algunos casos, reciben el apoyo estatal del gobierno local o central.
Estos se dividen en juntas de saneamiento y comisiones de agua. Las primeras son organizaciones comunitarias promovidas por SENASA, con personería jurídica y sin fines de lucro, integradas por los miembros de la comunidad.
Las comisiones de agua son organizaciones de vecinos, que tienen apoyo municipal. Sin embargo, no cuentan con personería jurídica.
Al respecto, Claudia Zapattini, Integrante del OCASH, afirmó que Paraguay fue el país que más avanzó en materia de agua en los años de definición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), de 2000 a 2015.
En ese tiempo, Paraguay aumentó en un 53% la cobertura de agua mejorada para la población rural, implementando este sistema: organizando a los vecinos y promoviendo tecnología sencilla. De esta manera, se logró abarcar a más del 80% de cobertura en estas zonas.
«Paraguay es un caso de éxito con este modelo», enfatizó. No obstante, aclaró que en ese entonces, el éxito se medía por tener o no tener acceso a un servicio de agua.
Sin embargo, ahora, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible se tienen en cuenta otros criterios adicionales, que tienen que ver con la calidad del agua, la sostenibilidad e igualdad en la prestación del servicio, así como el saneamiento del agua.
Problemas con la calidad y sostenibilidad de los servicios
Si bien, se considera que el 90% de la población nacional tiene acceso a un servicio de agua, hay una diferencia en la calidad entre las zonas urbanas y rurales.
En las zonas urbanas se puede interpretar que el 72% de la población recibe agua mejorada, medianamente potable; en las zonas rurales solo el 46% puede considerarse que sus habitantes reciben agua mejorada.
Aclaró que se habla de agua mejorada, cuando esta llega a través de sistemas de cañería, es decir, que viene de fuentes protegidas. Sin embargo, esto no significa que el agua tenga algún tipo de desinfección o tratamiento.
Una de las preguntas que lanzamos es: ¿Dónde un usuario de servicio puede saber si su agua es potable o no? La información sobre la calidad de agua hoy no está disponible y eso es una obligación de los prestadores de servicio.
Baja eficiencia, informalidad y atomización en prestadores de agua
Hoy, Paraguay, tiene cerca de 5.500 prestadores de agua, de esos solo uno y el más grande es la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap). El resto son aguateros privados, juntas de saneamientos y comisiones vecinales, que son aproximadamente 4.500 y 5.000 a nivel país.
Hoy el marco regulatorio dice que debe haber un contrato del prestador de agua con el Estado, donde se define el área de cobertura, las condiciones y el plan de expansión. No obstante, el único que tiene ese contrato hoy es la Essap.
Al resto le falta regularización y actualmente se les considera prestadores de hecho, al no tener un contrato con el Estado, ya que se les aplica el marco legal y normativo en un 60%, según señaló Claudia Zapattini.
En ese contexto, sostuvo que esta situación es irregular y de vulnerabilidad porque no pueden blindar su infraestructura ni invertir en mejoras.
«Todos tienen un reconocimiento legal, que son sus estatutos, reglamento interno, personaría jurídica, pero tienen muchas trabas para acceder a préstamos y mejorar sus propios servicios», puntualizó.
Otro problema es la falta de sostenibilidad, ya que el 90% de estos prestadores, tiene menos de 200 usuarios y debido a las tarifas que cobran, básicamente esa plata les sirve para pagar la energía, porque usan bombas de alta demanda, así como para pagar lo básico, mas no para hacer mantenimientos o ampliaciones.
Este problema se llama atomización. Son tantos que la capacidad del Estado ya no da para controlar a todos al mismo tiempo, expresó.
Sin precisión ni trasparencia en manejo de dato
Otro de los desafíos que que existe en el sector de agua es la inconsistencia de los datos y la falta de trasparencia en la gestión de agua. Existen varias instituciones que están trabajando o gestionando políticas en la cuestión del agua y tienen números, que no concuerdan unos con otros.
Claudia Zapattini comentó que los datos que usan actualmente son recuperados de informes de cooperación internacional y de diferentes instituciones del sector público, pero con esa salvedad los datos no son consistentes ni abiertos.
La crisis climática pone en riesgo la provisión de agua
Carlos Galarza, coordinador de Agua y Saneamiento Del Centro De Estudios Ambientales y Sociales (CEAMSO), habló respecto al peligro que representa la crisis climática en la posibilidad de que escasee el agua, como se vio años atrás en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, donde toda la ciudad entera quedó sin el recurso vital por días.
«Lo que genera el cambio climático es que altera el ciclo hidrológico, lo que hace prolongadas inundaciones o sequías. En nuestro caso, estamos hace dos años y medio con una sequía muy importante», recordó.
En ese contexto, manifestó que la infraestructura que tenemos actualmente no es adecuada para afrontar el cambio climático, ya que con la reducción de agua, empieza a afectar la calidad de la misma.
Dijo que necesitamos mejoras en el tratamiento, una nueva cultura sobre el aprovechamiento y mayor inversión en la infraestructura.
«Tanto el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), como el Ministerio del Ambiente, a través de la Ersan (Ente Regulador de Servicios Sanitarios), están haciendo los esfuerzos para que se comprenda esta situación y este año se ha conseguido aumentar la inversión para la ampliación de los sistemas», agregó.
Por otra parte, reconoció que en el Chaco, falta además de ampliar la mejora de infraestructura, el mantenimiento de lo antes construido. «Porque lo que se va resentir en el Chaco es que muchas instalaciones no fueron mantenidas como corresponde, entonces tienen poca capacidad de almacenamiento y muchas pérdidas», explicó.
Agregó que desde Ceamso están trabajando con cooperación española para capacitar a 100 jóvenes, de modo a que estos puedan realizar el mantenimiento de los sistemas en sus comunidades.
¿Qué es lo que tienen que hacer las autoridades?
El primer paso, desde una política pública, es la coordinación de los actores, por decreto ya fue establecida la Mesa Intersectorial de Agua y Saneamiento, pero no está activa.
«Se tiene que tomar decisiones, hacer planificaciones y publicar o rendir cuentas sobre qué está sucediendo en el sector de agua. Ahora no hay ninguna institución que está tomando decisiones y son más de 14 las que integran esta mesa», resaltaron desde el Observatorio Ciudadano por el Agua, Saneamiento e Higiene (OCASH)
Ley Nº 3239 – De Los Recursos Hídricos Del Paraguay (2007) tardó 15 años en reglamentarse y hasta el momento sigue sin poder aplicarse. «Cualquiera hoy puede perforar un pozo de agua con normas técnicas, pero se carece de una autorización del uso y del aprovechamiento del recurso», resaltó Claudia Zapattini.
«Nosotros queremos traer sobre la mesa y que tengan en cuenta la reglamentación de esta ley que prioricen el agua como derecho humano o para consumo humano. Porque está el agua para uso ciudadano, para el comercio, para la industria, pero el agua debe ser asegurada para el consumo humano es lo que se propone», puntualizó.
Hay mucho por hacer, debatir e impulsar, pero la gestión del agua está lejos de ser una prioridad para un país como Paraguay, que tiene este importante recurso en gran cantidad, pero no está sabiendo cuidarlo.
Por eso, desde esta semana y en los próximos meses, el OCASH y Paraguay Ahora, realizarán una serie de actividades, conversatorios y debates con los candidatos para las próximas elecciones, de modo a poner este tema, en la agenda política para los años siguientes.
Si no hay infraestructura, control de calidad, normas claras y existe poca ayuda a prestadores de servicios comunitarios, además de deficiencia en el mantenimiento de los sistemas, el agua no va a llegar a nuestras casas o va llegará contaminada a nuestros hogares.