Aunque resulte difícil de creer, un estudio reciente señala que la generación silenciosa, que nacieron entre los años treinta y cuarenta, tuvo más sexo durante su juventud, que los actuales jóvenes y adultos jóvenes. En ese punto nos estamos refiriendo a los millennial (nacidos entre 1980 y 1993) y la primera tanda centennial (nacidos entre 1996 y 2012).
El informe fue elaborado por la psicóloga estadounidense Jean Marie Twenge, reconocida psicóloga y académica de la Universidad estatal de San Diego (EE.UU.). Twenge se dedica a investigar cuáles son las diferencias generacionales que existen en la humanidad, así como rasgos de sus comportamientos sociales colectivos, sus valores laborales, sus objetivos de vida y la velocidad de desarrollo de cada generación.
Los resultados de este proceso científico dejaron con incógnitas a más de un especialista y estudiosos en la materia, ya que retruca la idea existente de que los jóvenes adultos en la actualidad tienen más sexo, gracias a aplicaciones como Tinder y Grinder.
«Casi 1 de cada 4 (23%) no ha tenido relaciones sexuales en el último año», señala uno de los resultados de esta investigación, que fue titular de varias revistas científicas y medios internacionales, en setiembre de 2021.
Menos interacciones presenciales con la pandemia
Si bien la reducción de las relaciones sexuales es una situación generacional que guarda relación con varios aspectos –económicos, independencia, objetivos– cabe resaltar que la pandemia enfatizó la dificultad de relacionamiento, según señalan profesionales de salud mental citados en el estudio, reflexión en la que coinciden especialistas locales.
«De repente muchos ven como que, hoy en día, los jóvenes tienen la posibilidad de encontrar una pareja estable o de una sola noche, pero en la realidad esto no se da y más aún, esta dificultad se agudizó mucho más de la mano con la pandemia», expresó en contacto con Latitud25 la psicóloga, Alessandra Rojas, terapeuta y especialista en sexualidad.
Explicó que estas generaciones mencionadas tuvieron una interrupción muy grande en el marco de la socialización directa, entonces ahora quieren retomar esa interacción presencial y no saben cómo.
En ese contexto, recordó que con las restricciones de la pandemia de la COVID-19 se suspendieron todas las actividades referentes a ir al gimnasio, al cine, a una fiesta a conocer nuevos amigos e inclusive ir a clases presenciales de la facultad.
«Entonces esos jóvenes que tenían que estar viviendo esas experiencias de conocer gente nueva o de hacer encuentros, perdieron totalmente el tiempo para aprender y el tiempo para poder aplicar esos aprendizajes también», resaltó.
Una línea invisible entre el buen coqueteo y sobrepasarse
La profesional de salud mental comentó que hay otro aspecto que enfatizó ese distanciamiento entres las personas, consistente en una dificultad para distinguir qué es un coqueteo o flirteo aceptable, o qué puede molestar a la otra persona.
Si bien es bueno que en la sociedad se hayan detectado comportamientos respecto a lo que está bien y lo que no –a la hora de acercarse a alguien– también se ve a una sociedad más sensible, en la que no se puede distinguir correctamente los límites, entonces muchos jóvenes prefieren no avanzar antes que equivocarse.
«Los jóvenes hoy en día dicen: ‘yo no me puedo acercar a una chica o un chico y decirle que le voy a invitar un trago, porque va a pensar que le puedo poner cualquier droga en la bebida’. Si bien esta generación entendió que está mal sobrepasarse, esa situación también crea una línea invisible sobre ‘qué puedo decir que va a ser bien recibido’ y de ‘qué puedo decir con buenas intenciones, pero la otra persona ya va a recibir mal'», resaltó.
Más vínculos sexuales virtuales y menor capacidad de frustración
Rojas menciona además que la pandemia, si bien redujo los encuentros presenciales, condicionó a estas generaciones a interactuar más a través de las redes sociales y distintas plataformas virtuales. «Las personas empezaron a utilizar más el famoso sexting, facetime, mensajes subidos de tono, videos, videollamadas y todo lo que hay entorno a eso», detalló.
Tenemos que entender que estas generaciones están un poco más cómodas desde sus espacios o lugares en relación a otras, es decir, piensan que no es necesario tener que ir a comprar ropa, bañarse, arreglarse, salir de su comodidad y gastar dinero para ver a alguien, cuando pueden tener un encuentro a través de la virtualidad, ejemplificó.
La especialista señala que las personas de estas generaciones saben que si no hacen «tanto esfuerzo» de igual manera puede ver en paños íntimos a su pareja o complacerse sin salir de sus casas, al usar juguetes sexuales que otra persona puede estar controlando desde la distancia, como los vibradores que ahora se activan a través de una aplicación móvil.
«Ellos no necesitan tanto ese encuentro piel a piel, que es lo que se buscaba antes, porque encontraron una nueva forma de acercarse», aseveró.
Por otra parte, también reconoció que muchos jóvenes y adultos jóvenes tienen una tolerancia a la frustración bajísima, porque es común escuchar en consultorio, que si salieron una noche con alguien y no terminó en un encuentro sexual, se sienten un completo fracaso. «Al primer lomo de burro por el que pasan, ya es un caos total», refirió.
La fuerza de los complejos y la lucha por la individualidad
Hoy en día, todavía se están intentando derribar esos mitos sobre los cuerpos perfectos y hay toda una corriente de body positive, pero aún no está terminada la lucha sobre la aceptación individual del cuerpo de cada persona, entonces mucha gente opta por encontrarse en al virtualidad, ya que está más cómoda con escudándose detrás de los filtros de las redes sociales.
«Hay mucha inseguridad porque las redes sociales borran todo lo que no te gusta y vos solo mostrás el ángulo del que te ves bien», resaltó.
Por otra parte, la terapeuta también mencionó que los jóvenes y adultos jóvenes de la actualidad pasaron por un mayor número de divorcio de sus padres, se criaron en familias diferentes a las generaciones anteriores, entonces eso también genera que estas personas busquen otro tipo de conexiones. «No es que estas personas no quieran tener un relacionamiento cercano, ocurre que con otro tipo de relacionamiento más impersonal se conforman, ya se sienten bien», indicó.
«También es una generación que lucha mucho por la libertad, por la individualidad y por no depender de otra persona; tener una pareja estable no va con sus ideales o con su presupuesto», detalló.
En ese contexto, manifestó además que en las consultas se puede ver el bajísimo nivel de paciencia y tolerancia para relacionarse con los demás, para construir relaciones y para negociar, lo cual es muy necesario considerar para establecer relaciones más estables.
¿Cómo derribar estos muros?
La psicóloga y terapeuta recomendó a los millennials y centennials que trabajen más en la comunicación con los otros directamente, el amor propio y la aceptación, para que puedan encontrarse y desarrollarse como individuos, pero dentro de una pareja sana.
«No se trata tampoco de aceptar cualquier cosa, a cualquier persona solo para tener un encuentro sexual o una pareja, pero sobre todo, se trata de trabajar la tolerancia: Si se te acerca alguien y ves que está oxidado o oxidada para establecer vínculos (ya no sabe cómo), tenés que tener un poco de paciencia y si te interesa, tratar de encontrar juntos un camino, porque la falta tolerancia y la paciencia es algo que se ve muchísimo en consultorio», concluyó.