Luego de que se promulgara la normativa conocida como “Ley Anita”, que hace a todos los mayores de 18 años donantes, salvo expresa negación en vida, el 2019 fue un año histórico por la cantidad de donación de órganos que se registró. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 ya había influido negativamente en las cifras en 2020, ahora, durante el 2022 la situación volvió a complicarse.
El presidente del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante – INAT, Dr. Gustavo Melgarejo, reconoció en contacto con RadioCast25 que este año difícil porque no hay muchos donantes.
Esto se debe a varios motivos, pero entre ellos, la de varias enfermedades respiratorias, que dificultan el proceso, porque indicó que una infección activa es una contraindicación para hacer un trasplante.
Violencia y rechazo generacional
A tres años de la promulgación de la Ley Anita, el doctor reconoce una vez más que el problema sigue siendo la falta de educación y consciencia.
“Incluso hay actos de violencia por cuestiones inherentes al parecer de una familia, no es fácil nuestro trabajo. Nosotros asumimos que es una cuestión generacional, siempre nos dicen que, -así como venimos, nos tenemos que ir-, es una creencia que no tiene fundamentos religiosos, por eso desde el punto de vista médico es difícil de rebatir”, resaltó.
El Dr. Melgarejo señaló además que si bien la ley obliga a que las personas –que no hayan objetado expresamente la donación de órganos–, a que sean donantes, de igual manera no hacen el procedimiento en contra de los deseos de la familia.
“La idea nuestra no es incidentar a la familia, la idea nuestra es que la familia sea consciente, que sea un gesto de su ser querido. Muchas veces recalcamos lo de la ley, pero a veces nos dicen que la persona había dicho que “no” (quería ser donante) en vida. A veces por más de que no hay nada por escrito, tratamos de creer que hay sinceridad (de parte de los familiares) porque lo que se trata de respetar es la voluntad (de la persona fallecida)”, subrayó.
Asimismo, consideró que esta negativa tajante es algo generacional porque existe menos negativa en las personas jóvenes, que en las personas adultas.
Es una cuestión de vida o muerte
Cabe recordar que en 2020 se realizaron 81 trasplantes y el 2021 se concretaron 131 trasplantes, sin embargo, este año, hasta el momento, la situación está complicada.
Melgarejo lamentó que por las negativas de familiares de posibles donantes, hay pacientes que mueren en lista de espera, porque algunas enfermedades o patologías, hacen que un trasplante sea de vida o muerte y muchas veces no aparece un donante en el tiempo que uno necesita.
Asimismo, reconoció que en algunas ciudades del interior del país no existen los recursos ni los personales capacitados para realizar los procesos en tiempo y forma.
“Imaginate lo que es hacer en el interior, porque para evaluar un donante hay que hacer muchos estudios, hay unas cuestiones técnicas, para protegerle al que está en lista de espera”, manifestó en relación a que el donante también debe reunir varios requisitos.
En ese contexto, contó que personales del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante, actualmente, hacen visitas mensuales a diferentes regiones para socializar la ley.
Explicó que hacen esos viajes, porque hay un aspecto de la ley que no se está cumpliendo, que hace referencia a que cada ciudad debe tener un referente en esta área, “una persona que tenga la habilidad y el conocimiento para que el procedimiento sea llevado a cabo (…) Si ese proyecto no seguimos, este país no va a avanzar, porque es muy poco probable que así aumenten los donantes”, enfatizó.
“El trasplante es un sello de calidad, por eso los primeros países del mundo invierten mucho dinero en trasplante, porque eso hace que el sistema mejore en términos cualitativos, eso es lo que nos falta (…) Hay que seguir mostrando que el sistema es lo más transparente y lo más confiable posible, para que la gente diga sí a la donación, porque muchas vidas, especialmente de niños, se pierden por la negativa de las familias”, insistió.
Finalmente resaltó, que tantos los medios de comunicación como la sociedad en general tiene que hablar con mayor frecuencia de temas como este, porque es una cuestión sensible, que la mayoría evade o decide no abordar y justamente, se necesitan debates serios y que ayuden a crear consciencia.