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El reto de la Concertación: construir una propuesta sólida ante la crisis de la ANR

Cómo afectarán a las elecciones de abril las recientes sanciones a Cartes y Velázquez por parte de EE.UU., es la pregunta que todas y todos tenemos en este momento. Pero mucho de lo que vaya a pasar, todavía depende de hechos que aun no han sucedido del todo. Lo que sí es seguro, es que la Concertación Nacional tiene una oportunidad irrepetible para demostrar si es posible construir en medio de las diferencias. La pregunta es si la sabrá aprovechar o no.

Paraguay define el porvenir de sus próximas décadas en las elecciones de abril próximo. No son unos comicios generales más, y los candidatos en carrera conocen muy bien lo que le depara a cada proyecto en caso de no quedar en el sillón de López.

El nuevo episodio del escándalo que involucra al expresidente Horacio Cartes y al vicepresidente Hugo Velázquez, genera una serie de repercusiones que van a afectar a más de uno. Ambos recibieron sanciones financieras de parte del gobierno de los Estados Unidos, por presuntas actividades vinculadas a grupos terroristas.

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La contundente acusación de Marc Ostfield, embajador de ese país, dio cuenta que Cartes habría sobornado a parlamentarios colorados y de la oposición para lograr sus cometidos. Afirmó que esto sucedió antes, durante y después de su gestión como Presidente, lo que enturbia aún más la figura del cartismo.

Un antes y un después

Ahora, con el panorama electoral ya dispuesto para saber qué podría ocurrir en abril, las retóricas de las campañas se ajustaron al nuevo escenario. Los movimientos de la ANR unificaron su discurso al de un cartismo que se muestra aperturista, porque el abrazo republicano prevalece.

La campaña busca cerrar filas con los detractores del gobierno y un equipo de cercanos de Mario Abdo Benítez dispuestos a curar las heridas infligidas. Esto se debe a que ambos equipos fueron igualados por la sanción ética emanada desde el país del norte.

La oposición, sin embargo, tiene un partido quizá más complicado que la ANR en esta campaña, ya que debe demostrar si la teoría de la unidad entre sectores puede volver a funcionar, tal como ocurrió en 2008. Además debe evidenciar si esta vez puede ser una alternativa seria, madura políticamente y articulada en una propuesta real de gobierno.

Mucho se especula sobre lo que puede llegar a suceder en abril. No obstante, ante la necesidad de varios sectores políticos de instalar versiones interesadas, es bueno detenerse en los algunos elementos que nos ayuden a tener un entendimiento acabado de qué le depara a la Concertación. Analizarla como fenómeno político; sus desafíos reales o incluso, si podrá ser sostenible como proyecto político a lo largo de los años, en caso de quedarse en el poder.

Sin unidad en la acción, la Concertación no sirve

El PhD en ciencias políticas y especialista en procesos electorales, Marcos Pérez Talia, considera que en este escenario existen variables con mucho valor político, que debemos tener en cuenta al momento de analizar a la Concertación como un fenómeno electoral. 

El esfuerzo concertacionista de por sí ya es un avance importante en materia de ejercicio democrático. A esto suman los perfiles de los candidatos que lideran esta propuesta.

“Indudablemente, Efraín Alegre es el político más importante de la oposición, revalidó el triunfo en el PLRA en 2021, sin parlamentarios. Soledad Núñez aporta valor, si te fijás en la interna de la Concertación, 160.000 independientes vinieron a votar (…) Los independientes ven con ojos positivos, supongo, esta apertura y amplitud que se está viendo en la concertación”, dice el especialista.

Pérez Talia destaca la importancia de la Concertación como marca política, porque a efectos de imagen es una marca potente.

Además, menciona que este es un reto con dos aristas; hacia adentro debe poner a prueba la voluntad democrática de sus miembros. Sin embargo, hacia afuera, debe mostrar al electorado que a pesar de las diferencias profundas, existe unidad y convergencia entre sectores antagónicos, lo que puede generar no solo alternancia, sino un cambio legítimo.

“Eusebio Ayala tenía una frase, en el libro Patria y Libertad, que en realidad es una recopilación de sus discursos, decía «amplitud y diversidad en la discusión, pero unidad en la acción» , ese es el desafio de la Concertación”, señala.

El gran primer paso de la oposición

Una de las grandes interrogantes en este proceso electoral radica en qué debe hacer diferente la oposición, al disputar el poder al Partido Colorado. Esto en comparación con elecciones anteriores, independientemente a los hechos que afectan a referentes de la ANR y que podrían llegar a beneficiar a la Concertación.

A criterio de la periodista y analista política, Estela Ruiz Díaz, la creación y consolidación de la Concertación como propuesta política, ya es un elemento diferenciador de estas elecciones. Apunta a que este acercamiento entre sectores va mucho más allá de la simple alianza electoral, que conocimos en comicios pasados. 

Opina que el uso del padrón nacional en sus internas, dio a la Concertación mayor legitimidad y un nuevo lenguaje electoral. Puso, de esta manera, bajo su amplio paraguas a un partido tradicional como el PLRA y otros partidos –o movimientos políticos más pequeños– a tener que confrontar democráticamente.

“Llegar a este gran acuerdo político, que armonizó a numerosas organizaciones ubicadas ideológicamente en las antípodas de la política, con intereses contrapuestos, no fue un proceso fácil, pero se concretó. Fue el gran primer paso. Patria Querida (PPQ) y el Frente Guasu (FG), ubicados en los extremos ideológicos, han comprendido que el objetivo de la necesaria alternancia es superior a cualquier diferencia ideológica”, asegura.

Ruiz Díaz recuerda que PPQ no había formado parte nunca antes de una alianza opositora, y menos con el Frente Guasu. No obstante, la intención de llegar a una fórmula electoral única fue sin dudas un ejercicio de pedagogía política. 

La Concertación es más que una alianza

La Concertación representa una figura jurídica distinta a la alianza, utilizada tradicionalmente por la oposición. Pero, en esta oportunidad, los partidos se comprometen a sentar ciertas bases que los obligue a articularse entre sí, para que el esfuerzo electoral de los partidos que formaron parte, no se diluya con el paso del tiempo.

La simbiosis real y su continuidad en el tiempo, a criterio del politólogo Camilo Filártiga, profesor e investigador de la Universidad Católica de Asunción, se constituye en el principal punto a observar dentro de la Concertación. Además tiene la capacidad para consolidar una identidad propia, distinta a los partidos que la integran.

“La Concertación compromete a los partidos y movimientos a trabajar de manera conjunta en un proyecto político a más largo plazo, no limitado a un evento electoral puntual. También representa la creación de una nueva organización política, por encima de cada una de las partes que la integran”, afirma.

Filártiga sostiene que la Concertación como propuesta electoral, es una expresión de madurez de parte de la dirigencia política nacional. Agrega que la misma demostró que es posible llegar a consensos por encima de los intereses de cada sector. 

“Si bien hay disparidad ideológica, natural en todo proyecto democrático, en torno a las causas nacionales más urgentes (educación, pobreza, empleo, seguridad) se pueden lograr consensos importantes”, asegura.

El gran desafío es cómo sostener el proceso

La capacidad de poder sostener el proyecto de la Concertación dependerá no solamente del interés coyuntural de lograr unidad para ganar unos comicios. También se basará en el respeto al pensamiento que deberá existir entre miembros de esta coalición política.

Para Estela Ruiz Díaz, que Efraín Alegre sea el articulador del proceso, puede ser un factor importante a juzgar por cómo manejó otros procesos políticos en el pasado. No obstante, será imprescindible saber aprovechar la diversidad ideológica propia de este espacio.

“El candidato de la Concertación es un viejo lobo de la política, que a fuerza de tenacidad, Mantiene intacto su liderazgo dentro de su partido, a pesar de haber tenido una fuerte resistencia interna que gozaba del apoyo de Cartes”, reconoce.

También destaca como fortalezas la figura de Soledad Núñez y Esperanza Martínez. Afirma que son figuras que pueden brindar confianza al proceso.

“Soledad Núñez es una figura que aporta frescura a la política porque conecta con los jóvenes. La presidenta de la Concertación, es la senadora del Frente Guasu y ex ministra de Salud, Esperanza Martínez. La diversidad de pensamientos en medio de vientos intolerantes, con rasgos de ultraderecha bárbara, aporta un plus a la Concertación”, asegura la analista.

Además, según Ruiz Díaz, la experiencia del 2008, es un antecedente que debe ser una gran enseñanza. Hace referencia a la victoria Fernando Lugo con el PLRA, que más tarde fue desalojado del poder por sus propios aliados.

Por su parte, Filártiga aporta un factor que también es clave para todo este proceso. La voluntad política manifiesta para consensuar y construir, lo que implica tener que priorizar los acuerdos a las disidencias.

“Esto dependerá mucho de la madurez política y la capacidad de consensuar de los liderazgos que forman parte del proceso. Una hoja de ruta clara y bien concreta para los primeros meses, puede ayudar a la gobernabilidad”, según el especialista.

El factor Peña

Por más prolija que sea una estrategia política, no se puede desechar el análisis de lo que vaya a hacer el rival.

El análisis interno que manejaba la Concertación, antes de las internas, era que la disputa del poder en las generales contra Peña sería más conveniente. Esto debido a que el ex ministro de Hacienda tiene el peso de estar ligado a Cartes, lo que podría desalentar al voto colorado tradicional.

Pero la ecuación cambió cuando Cartes resultó electo presidente de la Junta de Gobierno. La victoria de HC dio un espaldarazo adicional a la de Santiago Peña, como candidato a la Presidencia.

En este sentido, la pregunta es si Peña podría terminar siendo una amenaza al poder convencer y captar voto no colorado. Además del nuevo cuestionamiento sobre si las repercusiones del escándalo de Cartes con EE.UU. pueden llegar a sepultar sus pretensiones electorales.

“Es difícil saber, porque finalmente las elecciones son la vara final de toda especulación. Su triunfo interno fue claro (7% de diferencia sobre Wiens) y aparentemente ha superado en cierta medida su estigma liberal que fue su gran talón de Aquiles en el 2017”, dice Estela al reconocer que el pasado liberal de Peña ya no es un tema de campaña en su contra.

Remarca que se debe mirar con atención a Horacio Cartes, por la diferencia que existe entre el HC de 2013 y de 2022. Cartes se ha reinventado luego de su fracaso al querer enmendar la Constitución en 2017, pero con un estigma impuesto a fuego por EE.UU.

“La tecnocracia como elemento de campaña ya no convence tanto a cierta élite empresarial, que ve en él una amenaza. El tabacalero es ahora un jugador económico en varios sectores de la economía y temen que use su poder para ser juez y parte. El mismo temor existe en un sector de la ANR que teme perder sus privilegios”, cree Estela.

Sin embargo, Cartes ha logrado permanecer con éxito en la llanura y ha vuelto con un poder electoral contundente dentro de la ANR. Se espera que haga todo lo necesario para ganar en abril.

Su partido podría llegar al poder, pese a las acusaciones del gobierno de Joe Biden de tener vínculos con el terrorismo. Además de la acusación de haber sobornado con montos de entre USD 5.000 y USD 10.000 a parlamentarios.

Lo que vaya a suceder en abril, todavía depende de hechos que aun no han sucedido del todo. Mayores novedades en los casos Cartes y Velázquez podrían facilitar el camino a la oposición a retomar el poder. Pero lo que sí es seguro, es la necesidad que tiene la Concertación de demostrar que es posible construir en medio de las diferencias.

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