Los resultados preliminares del Censo 2022 mostraron una realidad que ni se consideraba posible: en verdad, no somos más de 7 millones de personas las que habitamos el Paraguay como estaba previsto, y en efecto, somos menos que hace 10 años.
La polémica presentación del Instituto de Estadísticas, dejó un ambiente enrarecido entre los que creen que la metodología de implementación fue un fiasco y que esta disminución demográfica no es real, hasta los que celebran que esta reducción implique un incremento del PIB per cápita.
Iván Ojeda, director del INE, hizo una detallada exposición de cifras y de interpretaciones sobre estas mediciones, lo que derivó en una de las conclusiones importantes: la emigración en los últimos 20 años fue mayor a lo que creímos y esto tuvo una repercusión directa en la cantidad de la población.
Las estimaciones de crecimiento poblacional situaban a Paraguay en el orden de los 7.453.695 habitantes. Pero según el cómputo elaborado por el INE, nuestro país tiene una población de 6.109.644 personas, incluso menos que en 2012, el año que todos recuerdan por el escandaloso censo, que ni siquiera culminó como correspondía.
Todos hablan de las cifras presentadas o de qué pudo haber pasado para llegar a esta situación, pero nadie habla sobre qué implica realmente que reduzcamos nuestra población en términos económicos, sociales y demográficos, de cara a los próximos años.
No es una sorpresa
Algunos especialistas en economía y comportamiento de la sociedad, creen que esta disminución poblacional no es una novedad sorpresiva.
En este sentido, los registros administrativos nacionales como el RUE (Registro Único del Estudiante) del Ministerio de Educación o las estadísticas vitales del Ministerio de Salud, ya venían detectando esta disminución en términos absolutos y de distribución poblacional.
Según Rocío Galiano, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas, este fenómeno de disminución poblacional es «esperable» y no es exclusivo del Paraguay, ya que este fenómeno se registra además, en otros países de la región.
“Es esperable en términos de las dinámicas globales. Lo que vemos en la región y a nivel global es que las transiciones demográficas se están dando con particularidades, por supuesto, en cada país, porque hay países que son más emisores que receptores de población”, dijo.
Galiano mencionó que este fenómeno, tiene un efecto en general en todas las políticas públicas que utilizan como denominador para estimar los servicios y los bienes públicos, al total de la población.
Entonces, esto tendría implicancias en las políticas de salud, en las políticas de educación, de protección social, de vivienda, en fin, así como también implicancias en términos de la distribución de la población.
Galiano remarcó que estas cifras aun no son finales, porque falta que el INE realice los ejercicios de conciliación y consistencia, los que podrían durar varios meses más. Reconoció también, que todo censo tiene comprendido un margen de omisión, en relación a la parte de la población que no pudo ser alcanzada por los censistas.
“El INE da una cifra provisoria de población, eso incluye las personas que censaron, más una estimación de la omisión. La omisión es normal en cualquier operación estadística”, dijo.
Desde el Fondo de Población de Naciones Unidas señalan que las dinámicas y transiciones demográficas que se están dando a nivel global, también han llegado a Paraguay, con una aceleración que en el transcurso de los últimos diez años no se pudo captar en toda su dimensión.
Tres factores clave
En la dinámica demográfica inciden tres factores clave: La fecundidad, la mortalidad y la migración.
La fecundidad en general se ve impactada por diversos factores, que algunos de los cuales, tienen que ver con el acceso a mayor información y a la posibilidad que tengan los hombres y mujeres, de tomar mejores decisiones en términos del proyecto de vida y la decisión productiva/reproductiva.
En relación a la mortalidad, el director del INE hizo mención al impacto que tuvo la pandemia, lo que no era posible de pronosticar 10 años atrás, cuando se elaboraron las proyecciones que daban esa estimación poblacional que hizo creer que seríamos más de 7 millones de habitantes.
En cuanto a la migración, entre 2002 y 2012, hubo un flujo migratorio muy superior al que se estimaba hacia los dos países con los que históricamente existió una atracción de nuestra población, que son España y Argentina, fundamentalmente. Pero también a otros países como Estados Unidos o Brasil.
Emigración mayoritariamente de mujeres
El sociólogo Sebastián Bruno, especialista en procesos migratorios por la Universidad de Buenos Aires y miembro de la Asociación Paraguaya de Sociología, habló en exclusiva para L25 y dijo que existe un Paraguay distinto al que creíamos conocer.
“Este Paraguay, es cada vez menos rural, y en consecuencia con mucha más concentración urbana, y ya nos muestra, una clara reducción de la fecundidad, y esto tiene obviamente un impacto directo sobre la cantidad de niños, niñas y adolescentes”, dijo el especialista.
El autor de la tesis doctoral, “Proceso migratorio paraguayo hacia áreas urbanas de Argentina. Trayectorias territoriales y laborales en la estructuración de una inserción subalterna” (Universidad de Buenos Aires, 2018), coincidió en que el mecanismo de registro y cómputo de la evolución de la emigración del Paraguay entre los años 2002 y 2012 fue “muy conservador”. Según Bruno, eso tuvo una implicancia directa en el índice de natalidad.
“Ese factor, combinado con que esa migración es mayoritariamente femenina, tiene un efecto multiplicado sobre la natalidad, la cantidad de nacimientos, y eso sostenido en el tiempo. Si estamos hablando de 20 años, empieza a separar aquella proyección esperada con los datos fidedignos que nos arroja un censo”, expresó el sociólogo.
A lo largo de la década de los 2010, se dio un proceso migratorio muy importante, con destino tanto a Argentina, que pasó de 322.000 a 550.000 personas, así como en España, que pasó de alrededor de 2.000 personas a 80.000 en 2011. Y en ese análisis, un dato clave es que quienes más emigraron, fueron predominantemente las mujeres.
“Eso hace que tenga un efecto multiplicado sobre el crecimiento, porque se va población de Paraguay a estos países, y al ser mujeres, esas mujeres tienen sus hijos e hijas ya en el exterior, no en Paraguay, entonces nos termina incidiendo en la cantidad de nacimientos esperados en Paraguay”, comentó Bruno.
Confianza en el censo
Tener menos población nos permite tener un mayor nivel de cobertura y de mejora de la calidad, con los servicios existentes, según Bruno.
“Esta información censal nos da muy buena data para poder orientar la creación de nuevas unidades en aquellos lugares donde hay efectivamente una necesidad. Si aplicamos criterios rigurosos de análisis de la implementación de esto, a lo mejor cumple los requerimientos el censo, y está a la altura de las exigencias”, refirió.
Reconoce que el Censo del 2022, como repositorio de la información pública básica sobre la cual el Estado paraguayo debe diseñar todas sus políticas públicas, tuvo una metodología robusta y una implementación consistente.
“Cuando esto se va conversando con otras fuentes, se ve consistencia. Entonces, son buenos indicios de que la cobertura del censo es razonable para lo esperado, y que el número estimado, que nos dieron 6.100.000, es bastante consistente con otras fuentes de información independientes del censo”, concluyó el experto, quien formó parte de la mesa de consulta técnica que acompañó el desarrollo del Censo 2022.