La crisis económica es cada vez más preocupante y por efectos de la inflación, los precios de los productos básicos continúan en aumento y ni qué decir del precio del combustible. Para miles de personas, el desempleo es otro indicador que crece de manera preocupante.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), durante el primer semestre de 2022, los números de desempleo y subempleo aumentaron en Paraguay, en comparación al primer trimestre de 2021, tanto como al último trimestre de 2021.
La tasa de desempleo se incrementó al 8,5% en el primer trimestre del año, mientras que la desocupación trepó a 5,2%, de acuerdo con los datos del INE, como efecto del deterioro de la actividad económica.
Estos números definen que la fuerza de trabajo está conformada por las personas de 15 y más años de edad, que en los siete días anteriores al día de la entrevista realizaron alguna actividad económica por lo menos por una hora, lo que sería la población ocupada.
Entretanto, la población desocupada se basa en las personas que no trabajaron ni una hora en una actividad económica, estaban disponibles para trabajar y buscaron activamente trabajo. El cálculo de la fuerza de trabajo se calcula sumando dividiendo la suma de estos dos grupos (Ocupados + Desocupados) respecto a la población de 15 y más años de edad (PET), según se describe en el Boletín del primer trimestre de 2022, elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
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El resultado de esto, muestra que la tasa de la fuerza de trabajo en el primer trimestre de 2022 (enero, febrero, marzo), a nivel nacional, fue de 71,2%, que hace a un total de 3.744.348 personas, comparado a las cifras del mismo periodo del año 2021, que totalizan un 72,9%.
Al analizar estos números, se puede notar una disminución de esa fuerza de trabajo, que ronda los 1,6 pp, es decir, que un total de 16.907 personas que anteriormente estaban ocupadas, ahora ya no lo están y están buscando trabajo.
En cuanto al área de residencia, el resumen apunta a que las disminuciones se registraron principalmente en áreas rurales, tanto para hombres como para mujeres.
Una situación que va empeorando
Según la Organización Internacional de Trabajo, durante el 2020, a causa de la pandemia de COVID-19, más de 26 millones de personas perdieron sus puestos de trabajo.
Asimismo, la OIT calculó que en 2022 el desempleo a nivel mundial alcanzaría la alarmante cifra de 207 millones de personas, frente a los 186 millones de 2019, según el material denominado «Informe sobre el Diálogo Social 2022: La negociación colectiva en aras de una recuperación inclusiva, sostenible y resiliente».
Precarización laboral también se agudizó
La abogada laboralista, Verónica Recalde, dijo a Latitud25, que desde la perspectiva de la asesoría laboral empresarial se ha identificado como efecto de la pandemia cambios en las organizaciones a raíz de las condiciones económicas, lo que implicó necesariamente reducciones en la nómina de trabajadores.
Asimismo, resaltó que en muchas empresas han implementado cambios en la modalidad contractual migrando de la formalidad a la informalidad, exonerándose, por ejemplo, del costo del aporte de la seguridad social.
Reconoció que la informalidad creció abruptamente y esto tiene un impacto social. «Los trabajadores sin acceso a la seguridad social no poseen cobertura médica ni prestaciones económicas por accidentes laborales ni enfermedades profesionales como tampoco tendrán a la larga la posibilidad de acceder a una jubilación, esta situación afectará directamente a futuro en nuestra economía», advirtió.
Asimismo, hizo énfasis en que es tarea del gobierno implementar políticas públicas eficaces en la informalidad laboral, teniendo en cuenta que, se avecina un escenario comprometedor, debido a que en unos años más, habrá un gran número de personas que estará fuera del rango de edad de trabajar, sin posibilidad de ingresos jubilatorios.
Prepararse para una oferta laboral inexistente
Por otra parte, además de los efectos directos de la pandemia de la COVID-19 en el escenario laboral, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), identifica otros problemas a mediano plazo para obtener y mantener el trabajo.
En la revista N° 136 de la CEPAL, publicada en abril 2022, subraya que hay hechos que deben ser enfrentados de inmediato como, por ejemplo, preparar a las generaciones jóvenes para que desempeñen funciones que aún no existen, sí, así como leíste, que todavía NO EXISTEN.
«Más allá de la posible destrucción creativa del empleo y del consiguiente desempleo tecnológico (que hace referencia a la automatización de tareas rutinarias, que desplaza muchos trabajos manuales), esto podría ser un paso hacia una mayor productividad global de la economía y hacia la creación de ocupaciones que actualmente se desconocen», asevera.
Además, destaca que, se necesitan más habilidades cognitivas para satisfacer la creciente demanda de que se lleven a cabo tareas cognitivas no rutinarias.
Para el efecto, en lo que se debe poner atención en los países de América Latina y el Caribe, es en mejorar la calidad del sistema de educación, además de reducir la brecha educativa entre los distintos sectores de la población, ya que, con el paso del tiempo y las nuevas exigencias, cada vez más, el nivel de educación de las personas será una variable clave en sus posibilidades de encontrar un empleo digno.
Este análisis que realiza la CEPAL coincide con lo expuesto por la abogada laboralista Verónica Recalde, en relación a la necesidad de políticas nacionales con el objetivo de evitar el desempleo y la precarización del trabajo.