Muchas personas dicen que no quieren comprometerse, ni enamorarse, que prefieren el sexo o las relaciones casuales, pero al final terminan enganchados a esa otra persona o tienen cierta dependencia emocional. ¿Te suena familiar?
Cuando esta confusión sucede solo en una de las partes, puede generar un conflicto emocional que incluso termine dañando a la persona, por eso, es importante saber cuáles son los límites o cómo actuar justamente para evitar exponerse a momentos angustiantes producto de malos entendidos.
Por ese motivo, en primer lugar, es importante recordar que cada individuo tiene una expectativa diferente con relación a lo que significa el sexo casual o a lo que se puede generar a partir de esto.
Sabemos que no siempre es posible controlar los sentimientos o las situaciones, porque cada interacción es diferente, pero es importante que conozcamos algunos aspectos, o rasgos generales que citamos a continuación.
Beneficios versus riesgos
Los encuentros sexuales responsables tienen amplios beneficios para las personas, con una influencia directa sobre el estado de ánimo, y como preventivo de muchos factores de riesgo en la salud general.
Esto se da, sobre todo, cuando existe una percepción positiva sobre el sexo, autoconocimiento, un sentido de autocuidado, responsabilidad para con uno mismo y con los demás, así como una apertura al disfrute, según la literatura sobre el tema, explica la psicóloga clínica, María Rosa Appleyard Biscotti, máster en salud mental y gerente de proyectos del instituto ECIS – Educación, Clínica e Investigación en Sexualidad con perspectiva de Derechos Sexuales.
Entonces podemos señalar que los encuentros sexuales casuales, también pueden considerarse una forma de experimentar placer y vínculos con otras personas, sin que necesariamente se enmarque dentro de una relación formal o establecida.
¿Cómo hago yo para no engancharme?
Por su parte, el psicólogo clínico Ariel Galeano, especialista en sexualidad, explicó que si uno se vincula con alguien, desde la necesidad, no desde la oportunidad, es más fácil que se enganche.
«Las personas con carencias emocionales tienden a vincularse emocionalmente más fácilmente con otras personas, esa necesidad hace que expresiones normales que el otro haga, como un abrazo o un cumplido, se malinterpreten como la búsqueda de algo más», subrayó.
Si uno tiene carencia emocional, tiene que hacer algo al respecto, tratar primero de satisfacerse con actividades o aspectos que vayan en función a uno mismo y después empezar la vinculación con otras personas, para evitar ese apego no deseado, comentó.
Al hablar de sexo casual como un comportamiento existente en la dinámica social, se debe contemplar también un aspecto no muy positivo como por ejemplo, el incremento de factores de riesgo en la salud sexual, que se da con el aumento de los encuentros sexuales casuales, cuando estos se den solo por situaciones de presión social, cuando existe una falta de autocuidado o la baja responsabilidad afectiva al vincularse con otras personas.
En estas situaciones, los encuentros casuales pueden generar sentimientos de vacío, culpa, vergüenza, ansiedad e incluso depresión.
Qué hacer para que la experiencia no sea negativa
Appleyard Biscotti señala que las relaciones sexuales casuales, como los otros tipos de encuentros sexuales, tienen sus reglas a seguir, y estas deberían estar bien estipuladas y clarificadas por todas las partes involucradas en el encuentro sexual.
Recomendó que no se deje este aspecto en un ámbito tácito, de lo que cada uno interpreta que representa ese encuentro sexual. Indistintamente al medio por el cual se da el encuentro, ya sea a través de una aplicación, redes sociales o a través de encuentros furtivos, es importante que cada persona conozca sus límites y pueda comunicarlos a la otra persona, antes del encuentro sexual.
«Es crucial, conocer el tipo de encuentro que una persona decida tener, y a través del autoconocimiento, la persona puede identificar qué necesidades, emociones, vínculos experimenta y, sobre todo, si los mismos van cambiando», agregó.
Ya hay algo más que el fuego
Lo recomendable, tanto durante el juego de seducción como en la clarificación de los límites del encuentro sexual, ya sea casual a o de otro tipo, es manejarlo con una comunicación abierta y honesta, refirió la especialista María Rosa Appleyard Biscotti.
«Si una persona se siente presionada a responder a este tipo de encuentros, o siente emociones que no puede manejar, experimenta los encuentros con mucha duda o incertidumbre, lo recomendable es replantearse continuar o no con este tipo de encuentro sexual», remarcó.
Insistió que no es un inconveniente experimentar emociones o que las emociones fluyan a través de los encuentros sexuales casuales, sino que más bien, lo importante es poder identificarlos y comunicarlos, sobre todo si la presencia de los mismos son parte de los límites de ese encuentro sexual. Esto permite que cada parte pueda conversar y replantear las condiciones, si así lo requiere la situación.
También, cabe mencionar que aunque se trate de una relación sexual casual, las personas involucradas deben sentirse con la libertad de poder expresar y decidir cuándo darle fin a ese encuentro sexual, y darse la oportunidad de experimentar placer de la manera en la que se sientan más cómodos/as, de forma más saludable sin dudas ni presiones, concluyó.
Hablemos de Responsabilidad Afectiva
Un concepto que siempre existió pero que últimamente forma parte de la discusión de temas relacionados a la relaciones fugaces, es la responsabilidad afectiva. Es el entendimiento de que en una relación sexual ocasional, alguno de los dos puede resultar dañado emocionalmente si no existe responsabilidad y transparencia en las intenciones de cada uno.
La responsabilidad afectiva es un compromiso mutuo de las personas en la relación a ser claros y a no alimentar expectativas que no condicen con la realidad.
Es por eso, que los especialistas recomiendan tener en consideración esta idea, de modo a evitar que la otra persona, se vea afectada por sus expectativas y que ante la falta de la claridad del otro/a, haya heridas emocionales que pudieron haber sido evitadas.