La mayoría de las personas no se aceptan cómo son y rechazan sus propios cuerpos porque crecieron esperando parecerse a alguien más. Eso se puede deber a la crianza que recibieron, a la poca información en sus casas y falta de validación que tuvieron en sus propias familias.
Lo cierto es que, las redes sociales aumentan esta disconformidad con el cuerpo desde más temprano. Esto puede generar diversas situaciones durante el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes e impactar en sus vidas de diferentes maneras.
Especialistas hablan de la necesidad, no solo de explicarles las diferencias entre un cuerpo y otro, sino de entender sus cuerpos y cuidarlos mejor. Esto, que parece tan obvio, al mismo tiempo marca un importante aspecto, que guarda relación con comprenderse a sí mismos y el camino hacia una sexualidad más sana, a lo largo de sus vidas.
Acompañar a los niños, niñas y adolescentes en su desarrollo, darles confianza y señalarles los límites es parte también de la tan temida Educación Integral de la Sexualidad (EIS).
Ante la duda de cómo se deben abordar estos temas, con responsabilidad, desde la casa, consultamos a dos profesionales del área.
El punto de inicio
Anabela Filipini, ginecóloga y obstetra, reconoce que al hablar con los niños sobre sus cuerpos en una edad temprana se estimula una sana autoestima. También impulsa a que aprendan a respetar sus cuerpos y el de los demás, por ende, hacia un buen relacionamiento con sus pares del entorno.
Agrega que les da una sensación de confianza y sobre todo, les da la oportunidad de estar atentos a la importancia que tienen las distintas partes de su cuerpo en el desarrollo de su vida.
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La Lic. Karina Leguizamón, psicóloga clínica gineco-obstetra, afirma que es necesario hablar con los niños desde el «vamos». Sostiene que esa conversación se debe dar de manera natural y progresiva. Dice además que no es un tema aislado sino que va integrado a lo que van viviendo las personas en etapa de crecimiento.
¿Cuál es la mejor manera?
La ginecóloga Anabela Filipini sostiene que la mejor manera de hablar con los niños sobre sus cuerpos es con la realidad. Aconseja usar palabras claras para hacerles entender que los cambios en sus cuerpos forman parte de la vida.
«Cuando están en el baño, cuando se están poniendo el pijama, cuando se están poniendo su ropa para ir a piletear, esos son los momentos que podemos aprovechar. Si nos preguntan por qué hay diferencias, explicarles que los cuerpos van cambiando. Contarles que pasar por todas esas etapas de cambios, forma parte de la normalidad y del desarrollo», indica.
En ese sentido, recuerda que la mejor manera de abordar el tema es con información objetiva y fundamentada. «Tenemos vello púbico porque nos protegen de las bacterias, las mujeres desarrollan senos para que algún día puedan dar de mamar», ejemplifica.
También es necesario reforzar la idea de que algunas personas son más flacas o altas, y que eso forma parte de las características personales de cada uno.
También indica que a las niñas cerca de la adolescencia hay que hablarles de cambios saludables que van a tener. «Nunca darles temor. Hay que darles seguridad, para que nunca se avergüencen de los cambios que tienen. Lo ideal será que puedan abrirse a sus padres antes que abordar eso en internet», acota.
Recomienda, a los padres o encargados, que lean un buen libro sobre anatomía, para poder dar mejores explicaciones. Además, insta a que acudan a un personal de la salud, que sirva de guía sobre cómo pueden acercarse a sus hijos o familiares que están en este proceso.
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La necesidad de establecer límites
Es importante también hablarles, por ejemplo, sobre que el cuerpo de uno solo puede ser tocado por uno mismo, o por la mamá o el médico, pero en casos específicos. Que los niños, niñas y adolescentes sepan que deben cuidar sus partes íntimas, que no deben hacer nada que no les guste y que nunca les pueden obligar a situaciones a las que no están acostumbrados.
Los cuidados desde pequeños van desde la manera en que deben higienizarse. Son esos momentos los que se pueden aprovechar para abordar estos temas y que ellos vayan adquiriendo conocimiento que les de seguridad, autoestima y les ayude a mejorar su relacionamiento con ellos mismos.
Usar frases como, por ejemplo: es mejor que nadie te vea al cambiarte, nadie debería ver o tocar tu ropa íntima; eso hace que ellos cuiden más su cuerpo, su intimidad y les enseña a poner límites.
¿Por qué es tan importante hablarles desde la casa?
Karina comenta que los niños salen de un sistema familiar y que ese es el punto de partida. «Ahí nos preguntamos: ¿Será que ese niño puede comprender y crecer con autoestima?», refiere.
Explica que existe algo llamado el ‘apego seguro’, que se da cuando los padres ejercen sus roles o quienes ejercen, en ese momento, las funciones parentales. A veces, quien se encargue de esos cuidados puede ser una abuela, abuelo tío, señala.
«Ahí empieza como la historia personal de ese niño, cuando se da un apego sano o insano. Dentro de esas necesidades insatisfechas se van dando situaciones como no poder conversar, no estar atentos a sus etapas evolutivas y a sus necesidades psíquicas, propiamente del desarrollo de un niño», apunta.
Entonces, relata que, cuando no hay un apego seguro, tenemos una llegada a la adolescencia con serios problemas de madurez de carácter. También se dan situaciones como falta de autoestima y frustración. «Vemos, hoy en día, lo que es el consumismo, como uno de los factores transversales que hacen a la sociedad actual, que le da una connotación fuerte de la apariencia», sostiene.
«Hay un valor agregado a la apariencia, entonces se torna un factor importante ser estéticamente visible, ser estéticamente reconocido. Tienen una carga emocional importantísima y tiene un peso emocional en la persona», puntualiza.
En ese punto, habla de lo importante que es advertirles sobre que cada uno tiene características diferentes, que una persona puede ser más alta o flaca, pero que ser distintos, es absolutamente normal.
Recuerda además lo que determina la conducta social de una persona es esa experiencia social. «Un factor externo es lo que va a dar como resultado tu conducta, por eso la importancia de la familia como base, porque la familia es la que va a dar una contención», agrega en relación a los casos en los que un niño, niña o adolescente se siente discriminado o excluido de su entorno por su apariencia.
¡Cuidado con los comentarios!
Ante la consulta de cuál es la responsabilidad del entorno familiar en forjar el autoestima de niños, niñas y adolescentes, la especialista en salud mental, pide tener cuidado. Remarca que es necesario evitar comentarios sobre el cuerpo de otras personas, más aún si son niños y adolescentes.
Recuerda que muchas veces no sabemos si quien recibe esos comentarios tiene la capacidad psicológica de procesarlos y que no le afecten. Esto se debe a que, con frecuencia, desconocemos lo que está pasando esa persona. Agrega que no sabemos si recibe críticas constantemente. Tampoco si es víctima de bullying en la escuela y otros espacios que comparte con gente de su edad.
Recalca que realmente es necesario que toda la familia sea responsable de dar confianza y contención, evitando hacer comentarios despectivos.
El camino hacia una sexualidad sana
Ambas especialistas, tanto la gineco obstetra como la psicóloga, hacen énfasis en que es importante que las personas desde temprana edad sepan que no cualquiera puede tocar su cuerpo. Que nadie puede tocar o ver su zona íntima. Que tengan ese respeto hacia su cuerpo.
La licenciada Karina Leguizamón refiere que, si bien el debate se está abriendo, todavía falta mucho por hablar sobre estos temas. «Por eso tenemos tantos embarazos adolescentes, Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y casos de depresión y ansiedad; es impresionante la estadística», subraya.
Personalmente considera que, además de explicar los riesgos y métodos para cuidarse, también se debería inculcar como una opción la abstinencia, para adolescentes y jóvenes, pero con un enfoque positivo; acentuando las ventajas de de retrasar las relaciones sexuales en lugar de insistir en las consecuencias potencialmente adversas. Comenta que en uno de los centros asistenciales hace poco vio un caso catastrófico, en el que una joven de 17 años fue intervenida debido a una inflamación causada por ETS.
«Entonces estamos viendo que, en la sociedad, no se habla de la abstinencia. Nosotros deberíamos de hablar, porque antes en el consultorio teníamos indicación en conjunto con el equipo, que el primer enfoque que debíamos atender es la abstinencia como una opción», resalta.
Por su parte, la Unesco habla de la necesidad de una Educación Integral en Sexualidad y enfatiza su función en el desarrollo de las personas.
«Su propósito es dotar a los niños y jóvenes de conocimientos basados en datos empíricos, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para disfrutar de salud, bienestar y dignidad. Entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto. Podrán analizar cómo sus decisiones afectan su propio bienestar y el de otras personas; y comprender cómo proteger sus derechos a lo largo de su vida y velar por ellos», apunta.
Abrir el canal de comunicación es clave
La doctora Anabela Filipini afirma finalmente que lo más resaltante, de iniciar esta importante conversación, es dejar un canal de comunicación entre padres e hijos.
«Es importante dejar la ruta despejada para la conversación con los padres. Siempre que nosotros les expliquemos les vamos a dar esa confianza y van a retornar a nosotros ante el primer signo de alarma. Solo abriendo ese camino de comunicación, vamos a tener el retorno que nosotros queremos para proteger a nuestros hijos», concluye.