El 21 de marzo de 2020, en Paraguay empezaba el aislamiento total a causa del COVID-19. Esta disposición del gobierno hizo que miles de trabajadores queden sin empleo y que otros miles empiecen con el home office.
Mientras que para muchas personas significó un alivio trabajar desde sus hogares, para otras, ésto se ha convertido en un verdadero martirio, pero ¿cómo se dio este proceso? ¿Estábamos preparados en Paraguay para algo así?
Magdalena Battaglia, del Ministerio de Trabajo, quien hasta hace un par de días se desempeñaba como Directora del Empleo, dijo a Latitud 25 que para muchos paraguayos este cambio fue muy difícil en cuanto a adaptación a esta nueva modalidad de trabajo remoto.
«Como nosotros, en Paraguay, no tenemos una buena educación tecnológica, entonces nos costó mucho», resaltó.
¿Qué hizo la cartera estatal?
El Ministerio de Trabajo emitió la resolución 471/2020, el 16 de marzo de 2020, que avala el teletrabajo como tal.
En ese contexto, Battaglia explicó que el ministerio se encargó de brindar asesoramiento al empleador para que sean más flexibles con los horarios teniendo en cuenta que cada ambiente hogareño es diferente.
«Por otro lado, que los empleadores puedan poner la comodidad a los empleados: como equipamientos para que puedan realizar la actividad, porque tengamos en cuenta que no todos tienen internet en sus casas», agregó.
Comentó además que realizaron una serie de capacitaciones para que las personas puedan tener ese conocimiento básico en tecnología.
¿Cuáles son los derechos que tienen los trabajadores en el home office?
La abogada laboralista, Pilar Callizo, hizo énfasis en que se debe respetar el tiempo en el que empleado está a disposición de la empresa.
También es necesario el resarcimiento de los gastos y la seguridad social. En ese sentido, coincidió con Magdalena Battaglia en que en el teletrabajo deben regir las mismas disposiciones que en el Código Laboral.
Esto hace referencia a la carga horaria, de acuerdo a la modalidad contractual siempre, ya que hay algunos que si bien trabajan las ocho horas diarias, otros trabajan a mitad de tiempo.
«También tienen que estar en IPS. No porque yo me vaya a mi casa no me tienen que pagar IPS o pagar menos, todo lo que dice en mi contrato de trabajo se debe traducir en teletrabajo», remarcó.
A un año de teletrabajo, ya hace falta una ley
Callizo recordó que otros países ya contemplan este tipo de trabajo, por lo que el empleador cubre los costos que tienen que ver con el uso de la energía eléctrica e internet, además de estipular el descanso.
«Tenemos algunas demandas inclusive a raíz de los abusos, pero acá lo que más se necesita es una ley que reglamente», puntualizó.
«Yo entiendo que ese tipo de contrato no esté legislado a los tres o a los seis meses, cuando eso, el reglamento venía fantástico. A más de un año, debería de haber una ley aclarando todo esto de lo que estamos hablando», acotó.
¿Cuáles son los principales inconvenientes?
La abogada indicó que el teletrabajo puede generar abusos, ya que la distancia entre el trabajador y el patrón hace que este último considere que el empleado pueda estar a disposición más tiempo del que corresponde.
También apuntó a que hay casos en los que un empleado no tenga la destreza tecnológica como la que tiene de manera presencial.
«La producción puede ser muy diferente dentro de una empresa que tiene la infraestructura y hasta la asistencia de técnicos, a la de un lugar donde la conexión no es buena o su computadora no es la adecuada», referenció Callizo.
Resaltó que la figura es muy nueva en Paraguay además de la existencia de problemas con la conectividad a internet.
Finalmente consideró que el teletrabajo precarizó la situación laboral de muchos y, por otro lado, evitó que muchas personas queden sin trabajo en un momento de emergencia.
Así nos afectó el Home Office
Para tratar de entender la experiencia de los trabajadores que tuvieron que modificar sus hábitos o métodos de trabajo, en Latitud 25 realizamos una recopilación de opiniones en Instagram con más de 5.000 usuarios participantes de diferentes edades y lugares.
En relación a cuán cómodo es ´trabajar desde casa´, la encuesta arrojó un 50% de satisfacción en cuanto a la posibilidad de continuar con el modelo remoto.
El otro 50% dijo ya estar cansado/a de esta modalidad y desean volver a sus lugares de trabajo, por falta de condiciones básicas para realizar las tareas o bien por cansancio físico y mental de lo implica combinar el hogar con el lugar de trabajo.
Ante la pregunta de cuál es la principal dificultad de este esquema de trabajo, varios coincidieron en que separar los tiempos entre los cuidados de la familia o de la casa, con los de la oficina, es lo más complejo.
La distancia de la computadora a la cama, y consecuentemente a la tentación al descanso permanente es otra importante distracción.
La insuficiencia de recursos de tecnología como un suministro constante y estable de internet o la atención dispersa producto del fácil relajo que produce navegar en internet, fueron también argumentos recurrentes de nuestros seguidores en Instagram.
En cuanto a las horas de trabajo invertidas desde casa, lo que suele ser el factor que más complica la actual coyuntura, el 40,5% de la muestra aseguró respetar las 8 horas de trabajo establecidas por día.
Un 26,2% trabaja 10 horas por día desde casa, y un 20,3% dijo trabajar más de 10 horas todos los días.
Proyecto de ley, en espera
En el 2019, en la Cámara de Diputados se presentó un proyecto de ley que establece el «Régimen Jurídico del Teletrabajo en Relación de Dependencia».
La propuesta tuvo media sanción en la Cámara Baja en el 2020, pero al pasar al Senado, fue aprobado con modificaciones. Al retornar a Diputados, los legisladores se ratificaron en su versión y actualmente falta que la Cámara Alta vuelva a tratar el proyecto de ley.
Finalmente, es importante considerar que si bien el teletrabajo se instaló en Paraguay como consecuencia de la pandemia y el aislamiento preventivo, todavía se desconoce por cuánto tiempo más los trabajadores seguirán con esta modalidad o si en algunos casos será la definitiva a partir de esta experiencia.