La bicicleta como medio de movilidad urbana es a lo que apuntan varios países del mundo, para acelerar el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Esto se debe a que es urgente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, de modo a evitar que la crisis climática sea más catastrófica.
En ese contexto, en mayo de 2021, empezó el primer plan paneuropeo para promover el uso de la bicicleta, con el objetivo de «impulsar la economía local con más empleos verdes, el aumento de la salud de las personas y la protección activa de nuestro clima», según las Naciones Unidas.
Entre algunos beneficios de poner en marcha esta estrategia, se habla de que al duplicar la cuota de uso de la bicicleta en la Unión Europea, se crearían al menos 400.000 puestos de trabajo adicionales, además de evitar unas 30.000 muertes prematuras, principalmente por el aumento de la actividad física, cuyos beneficios económicos serían de cerca 78.000 millones de euros al año.
¿Pero cómo andamos por casa?
En Paraguay todavía estamos bastante lejos de esta realidad. Al respecto, el representante de la Asociación de Ciclistas Urbanos del Paraguay (ACUPY), Alcides Ramírez, habló sobre las dificultades de moverse en bici en las calles capitalinas o de las ciudades metropolitanas.
Explicó que el mayor desafío es lograr la democratización de la vía pública como tal, porque resulta que no hay una masiva sensibilización por parte de las personas que utilizan diferentes medios, como automóviles o colectivos.
«Lograr convivir en la calle es lo más difícil, porque resulta que la ciudad no está diseñada para la distribución del espacio público, que no está pensada ni para ciclistas ni para motociclistas, ahí viene el primer desafío, porque eso no te permite circular de manera segura. Las personas que vamos al trabajo en bici, siempre nos vamos de alguna manera con miedo, porque al no haber infraestructura, tenemos que pelear básicamente en esa jungla de autos y colectivos», explicó.
Por otro lado, dijo que otro aspecto bastante difícil consiste en buscar infraestructura amigable en los espacios de trabajo. Resaltó que Asunción es el motor de la movilización económica laboral, entonces una gran mayoría de las personas llegan a la ciudad capitalina desde otras ciudades aledañas.
Entonces, alguien que va de Luque a Asunción, llega a su trabajo transpirado, entonces no puede ir en esas condiciones ya con la ropa de oficina; y ese es un problema, porque en la mayoría de los casos las empresas no tienen espacio para ducharse, cambiarse y menos donde dejar la bici.
«En cuanto a infraestructura, existe poco interés de las las instituciones públicas en promover este tipo de movilidad. Esto lleva a que la construcción de bicisendas sea casi nula. La sociedad no ve esto como una manera de integración y facilitación de la movilidad», puntualizó.
Hubo un intento y un retroceso total
Respecto a los esfuerzos por hacer que la bicicleta sea un medio más usado en Asunción, Alcides Ramírez de la ACUPY respondió que esta intención empezó y terminó al mismo tiempo. El plan de bicicletas públicas que se lanzó en diciembre de 2018 por la Municipalidad de Asunción, quedó en la nada por falta de conectividad en el casco histórico de la ciudad y tampoco contempló su mantenimiento específicamente.
«La idea estuvo ahí pero no fue accesible, fracasó eso: los pocos lugares que había donde estacionarse, después desaparecieron. También algunos bares que tuvieron la idea ya no están, o hay muy pocos lugares que tienen un espacio para dejar la bicicleta, casi no existe ese espacio seguro en las ciudades», aseveró.
En ese contexto, también manifestó que el fracaso de la bicisenda de la calle Iturbe de Asunción, es el ejemplo de cómo las cosas no se tienen que hacer.
Recordó que en la capital hay varias ciclovías y bicisendas pero afirmó que no cumplen su objetivo. Usó de referencia la bicisenda que está en la Costanera y señaló que nadie sabe que es una bicisenda, ya que normalmente es usada por los peatones para caminar.
«Eso ocurrió porque no está señalizado y además en cuanto a la gestión del espacio, nadie se hace cargo de la reparación, que ya está necesitando. Cuando reclamamos a la Municipalidad, te dicen que está a cargo del MOPC y cuando vas al MOPC, te dicen que es la Muni», cuestionó.
En busca de proyectos concretos y una mesa de trabajo constante
La Asociación de Ciclistas Urbanos del Paraguay se creó en 2015, a partir de lo que es el movimiento Masa Crítica, un gran movimiento de ciclistas a nivel mundial.
En ese contexto, señala Alcides Ramírez, que el grupo de ciclistas nacionales notó la necesidad existente en nuestro país de avanzar en políticas de movilidad en diferentes sectores, de reivindicar el uso de la bicicleta para el transporte urbano, así como tratar de velar y lograr que se genere infraestructura de calidad, la democratización de la vía pública y el cuidado del medioambiente.
Al respecto, reconoció que por momentos existe cierta intención por avanzar hacia la movilidad en bicicletas pero lamentó que no haya un compromiso real por parte de las autoridades.
Asimismo señaló que ni siquiera las organizaciones que trabajan en pos de la movilidad en bici, están unidas. «No hay una mesa de trabajo entre los grupos que están en este sector. Necesitamos una mesa de trabajo permanente», subrayó.
Finalmente, Ramírez destacó que hay un proyecto impulsado por el PNUD, denominado «Asunción Ciudad Verde de las Américas – Vías a la Sustentabilidad», que parece prometedor.
Refirió que el objetivo de construir bicisendas para unir Asunción con San Bernardino en uno de sus ramales. En ese sentido, hizo hincapié en la necesidad de que se concrete. «Necesitamos que avance ese tema, que no quede en papeles», concluyó.
Los beneficios de andar en bicicleta, son múltiples no solo para la salud sino también para el medioambiente, sin embargo, en nuestro país, la política de Gobierno apunta a construir más corredores y viaductos, destinados a los automóviles y otros rodados, pero la movilidad neutral no es una prioridad para las autoridades.