El 1 de setiembre de 1959 asesinaron a Bernardo Aranda, quien trabaja en radio Comuneros, en plena dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
Este crimen marcó la historia de Paraguay y también la vida de cientos de personas de la comunidad LGTBIQ+ que padecieron la persecución y el odio en la era stronista. Este hecho, que durante décadas se representó con el número 108, significó la criminalización, acoso sistemático y burla de miles de personas de esta comunidad, simplemente por su orientación e identidad sexual.
Aranda fue encontrado brutalmente asesinado en la habitación que rentaba en los alrededores de la radio en la que trabajaba como operador y según los registros de ese entonces, habría sido quemado con el combustible de su propia motocicleta. Aranda se convertiría en todo un símbolo de lucha de la comunidad LGBTIQ+ con el paso de los años.
En ese contexto, RadioCast25 conversó con el periodista y escritor Bernardo Neri Farina, una de las personas que conoció a Bernardo Aranda personalmente.
Farina dijo en un primer momento, que es muy importante reconocer el contexto histórico para analizar lo que sucedió en realidad y dimensionar la magnitud del caso, de modo a entender la profundidad de lo que éste significó.
«Se sacaron conjeturas a determinar una morbosidad extrema en una sociedad muy pueblerina, como era Asunción en 1959, ese crimen ocurrió el 1 de setiembre de 1959 y determinó una reacción social y periodística extrema, que hay que entender en el contexto», explicó.
Instalaron una idea y empezaron la persecución
Según Farina, con este hecho se instaló la idea de un crimen homosexual, de la amoralidad, de la inmoralidad de las personas por su orientación sexual.
Además, agregó que con este caso se instaló el morbo con el interés de supuestamente esclarecer el crimen, que de hecho, nunca fue esclarecido. De todas las personas homosexuales investigadas, nació el mote de 108 para ridiculizar a las personas LGBTIQ+, investigados por la policía, quienes luego fueron detenidos y torturados en el marco de ese crimen.
El periodista lamentó que nunca se haya arrojado luz sobre lo que realmente pasó con el asesinato de Aranda y reconoció que probablemente ya nunca se va a esclarecer para la opinión pública.
«Yo estoy seguro de que, con el paso de los años, se supo quiénes fueron, pero el secreto se ocultó. Hoy creo que es el secreto mejor guardado de la historia del Paraguay, porque nunca se pudo llegar al término de la cuestión», opinó.
Comentó que en ese entonces se sospechaba que el crimen se perpetró por orden de alguien de la alta sociedad o de una persona muy poderosa y agregó que ese crimen creó esa atmósfera que determinó el clímax de la crucifixión social y moral de los homosexuales.
Resaltó que entonces la homosexualidad no era parte de una persecución sistemática sino más bien era motivo de burla, pero aseguró que eso estigmatizó aún más a esa población homosexual que quedó muy herida por todo esto, siendo observada por la sociedad como si fueran criminales, perpetuando todo tipo de prejuicios en base a su orientación sexual.
Manifestó que tanto fue la gravedad del caso que se tachó de homosexuales a políticos opositores, que no eran homosexuales, con el simple objetivo de perseguirlos.
Una persona alegre y rocanrolera
El periodista y escritor recordó que Aranda era compañero de su papá –Amado Neri Farina– en la radio, y que eran muy amigos.
«Venía mucho a casa, él era el que me cuidaba, era el gran rocanrolero paraguayo, un gran bailarín del rock, uno de los primeros en descubrir aquella música. Me enseñó el rock and roll, me enseñaba a bailar, a cantar, después cuando entendí todo lo que rodeaba a ese crimen, entendí muchas cosas de la vida. Cuando murió Bernardo, yo tenía 8 años, y se me abrieron los ojos, entendí muchas cosas de la vida, entendí el dolor de perder un amigo a quien yo quería muchísimo», relató.
Para Bernardo Neri Farina, Aranda era lo que hoy llamaríamos un mediático. Consideró que si él vivía hoy sería un ídolo nacional, ya que era un tipo alegre, querible y querido.
«Yo sentía esa euforia que él despertaba a su alrededor, con el tiempo yo fui rescatando un poco su memoria, cuando fui creciendo, de aquellos retazos que yo tenía de él. Siempre lo reconocí a él como Elvis Presley, a mí me quedó la imagen de que él era Elvis, él me mostró las primeras fotos de Elvis, él me hizo escuchar sus músicas», acotó.
También contó que él recopiló todo su conocimiento sobre Bernardo Aranda, en la novela que se llama El Siglo Perdido. Le dedicó un capítulo entero a él, confesó que si bien tiene un poco de ficción en algunos de los diálogos, los hechos son como ocurrieron, aseguró.
Mes de lucha por los derechos
Tras la persecución que desató el caso de Aranda, el 30 de setiembre se publicó una carta en el diario paraguayo El País, por una persona identificada como «amoral» que defendía los derechos de las personas estigmatizadas. Esto generó un gran impacto a nivel nacional e internacional.
Posteriormente, por ese motivo, esta fecha se instauró como un día nacional en Paraguay, para reivindicar los derechos de las personas LGTBIQ+.