Cansancio extremo y mucho dolor en el brazo, son algunos de los síntomas más sonados tras la vacunación anti COVID-19. A raíz de esto, surgen dudas sobre los efectos secundarios de las vacunas. ¿Por qué a algunos les afecta más? ¿Tiene algo que ver con una inmunidad más fuerte? Hablamos con una especialista en el tema, para despejar algunas dudas que aclaramos en este material.
La vacunación masiva avanza en Paraguay y al mismo tiempo, más usuarios en redes sociales hablan sobre los efectos secundarios que tienen, las primeras o las segundas dosis de la vacuna contra el COVID-19. Cientos de tweets invaden el feed con comentarios sobre cómo les afectó o no a las personas la segunda vacuna tan esperada.
Los memes no se hicieron esperar en relación a personas que se ven con un extremo cansancio o con la cara demacrada, supuestamente como consecuencia de la segunda inoculación.
Si bien en muchos casos esto fue motivo de risas y exageraciones, también surgen dudas y mitos acerca de la inmunidad y de la efectividad de las vacunas. Por ese motivo, Latitud 25 conversó con la doctora Gloria Aguilar, especialista en enfermedades infeccionas e investigadora del Conacyt.
Aguilar recordó, en un primer momento, que son comunes los efectos secundarios de las vacunas ya que el cuerpo tiene que responder a una sustancia externa que comienza a ser alojada en el organismo.
Los efectos más comunes son la hinchazón, el enrojecimiento y el dolor en la zona de la inyección. Se reportaron inclusive esos efectos en casi el 80% de las personas vacunadas, referenció.
Asimismo, señaló que las personas también pueden registrar cuadros de fiebre, dolor muscular, cansancio, escalofríos y náuseas, efectos secundarios que también pueden presentarse, pero que no deberían ser una preocupación mayor.
La respuesta del organismo
La especialista comentó que estos síntomas se pueden registrar tanto con la primera dosis, como también con la segunda, y eso no se puede determinar antes. No obstante, reconoció que hay investigaciones que señalan que la mayoría de las personas con la segunda dosis sintieron más efectos.
«Es el organismo que está respondiendo ante cada situación, inclusive se ve eso en las infecciones, hay personas que tienen una manifestación leve y otras personas que les da más grave», respondió, en relación a que al ser una vacuna nueva, aún no se tienen registros suficientes como para prever cuál será el comportamiento en el cuerpo de millones de personas.
¿Es verdad que quienes tienen efectos más fuertes tienen mayor inmunidad?
La doctora Aguilar respondió que no hay relación entre tener reacciones secundarias más fuertes y tener un sistema inmune alterado.
Sin embargo, tener demasiados síntomas tampoco significa estar «demasiado bien», así como tampoco, no tener síntomas no es señal de que uno no tiene inmunidad. «No está relacionado, cada organismo reacciona diferente», destacó la especialista.
De hecho, es importante remarcar que, hasta la fecha, en las investigaciones científicas que se tienen en relación a cómo el SARS-CoV-2 afecta al organismo humano, todavía no hay conclusiones que ayuden, por ejemplo, a determinar cuál sería la medicación correcta para tratar la enfermedad COVID-19.
Si sos mayor de 60, leé con atención
Según el Subcomité COVID-19 del Comité Asesor Mundial sobre Seguridad de las Vacunas «los síntomas de la gripe son comunes en los primeros días de la vacunación y ocurren especialmente en los menores de 55 años».
En ese contexto, la doctora Aguilar coincidió en que la franja etaria sí puede guardar relación con la reacción del cuerpo ante la dosis.
Afirmó que las personas mayores de 60 años tienen una reacción menos intensa a la vacuna porque su inmunidad ya se encuentra más debilitada y probablemente no genere la misma cantidad de anticuerpos que la gente joven, punto en el que coincide un estudio realizado por la fundación española, Gloria Soler, fundación que colabora en la investigación para la salud global y otros proyectos.
Mencionó además que existen estudios que están analizando la posibilidad de aplicar una tercera dosis de las vacunas principalmente a las personas mayores de 65 años, más aún a aquellas que no han pasado todavía por algún cuadro de la enfermedad.
Los efectos del COVID, mucho peores a los de la vacuna
Finalmente, la doctora hizo bastante énfasis en que las vacunas son seguras y eficaces, ante el desconcierto que generan grupos fundamentalistas antivacunas que impulsan campañas de desinformación en el mundo entero, por la supuesta falta de efectividad de las dosis.
«Las vacunas pasan por un proceso durante su fabricación, en lo que son los ensayos clínicos, que tienen fase 1, fase 2, fase 3. Se van probando y ahí se van sabiendo los efectos secundarios», acotó.
Recordó que los riesgos de contraer el virus, de hospitalizarse e incluso el de morir, hacen que los eventuales efectos secundarios de la vacuna sean considerablemente menores al beneficio real genera en la salud de las personas.
«Esos efectos no tienen que hacer que la gente no se inmunice porque el efecto que tiene la infección es mucho mayor», enfatizó.
