El 10 de marzo de 2020, el Ministerio de Salud (MSPyBS) anunció el inicio de la cuarentena sanitaria y la suspensión de clases de todos los niveles. El 16 de marzo, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) dispuso que inicien las clases virtuales y el 20 de abril los estudiantes de la media realizaron un paro virtual para exigir al Ministerio un plan de contingencia que incluya a todos los sectores.
Desde el 2 de noviembre del año pasado, los estudiantes de tercer año tuvieron la oportunidad de regresar al colegio, con autorización de sus padres, un protocolo exclusivo y con la aplicación de grupos burbujas.
Este año, el sistema de educación se convirtió en híbrido, es decir, algunos padres podrían elegir si sus hijos regresan a las aulas, aunque sea semana de por medio, o lo harían solo de manera virtual. Cabe aclarar que también dependía de cada institución educativa decidir si ofrecería o no la opción presencial.
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Independientemente a la modalidad, lo cierto es que la afectación en el rendimiento de los alumnos es indiscutible, por la reducción de horas académicas y por la falta de interacción en el entorno pedagógico con el docente y los demás alumnos.
Según declaraciones de Juan Manuel Brunetti, ministro de Educación, al inicio de este 2021, el 50% de los padres eligió que sus hijos vuelvan a las clases presenciales, mientras que 18.000 estudiantes salieron este año del sistema educativo a nivel país.
Al término de las vacaciones de invierno, el 30% de los estudiantes retornó a las clases presenciales y según Brunetti, esperan que el 100% de los alumnos regresen a las aulas para el 30 de agosto, esto debido a que ya se inmunizó a la mayoría de los docentes con las dos dosis. No obstante, es importante aclarar que serán los padres quienes autoricen el retorno de sus hijos a las escuelas y colegios.
Asimismo, estas clases presenciales, hasta la fecha, son solo por un máximo de cuatro horas y con la obligatoriedad del uso de tapabocas en niños de 5 años en adelante.
¿Cómo está la educación actualmente?
Para conocer más sobre el sistema educativo y cómo avanzará esta nueva etapa en la educación paraguaya en el marco de la pandemia, RadioCast25 conversó con el educador, Luis Ramírez, director de la Asociación de Instituciones Educativas Privadas del Paraguay (AIEPP)
Ramírez señaló, en un primer momento, que la pandemia abrió el telón para que la gente pueda entender por fin que el sistema actual está acabado.
Habló específicamente sobre el modelo que cree en la repetición como método de aprendizaje. «Si vos hacés 5.000 ejercicios de algo, vas a saber matemática. Es un modelo de educación enciclopedista; guarda en la memoria conceptos con los cuales después el alumno no sabe qué hacer», ejemplificó.
Afirmó, además, que este modelo no cree en el proceso interno, en la imaginación o en los símbolos.
No obstante, explicó que cuando los chicos se iban al colegio se cumplía al menos con esa función de la gestión de las relaciones, que para muchos ya era suficiente. Entonces, hoy, al no tener eso y al tener el aprendizaje en casa, se ve cómo está la situación, agregó.
En ese punto, indicó que el sistema ya era precario y con la pandemia se precarizó mucho más. «Los aprendizajes retrocedieron, o se quedaron estancados», puntualizó.
Los efectos nocivos de la virtualidad
Luis Ramírez admitió que hay que hacer excepciones de algunas trayectorias educativas donde sí se pudo mantener la continuidad, pero en el caso de los niños que sí tuvieron atrasos en el aprendizaje por diferentes motivos, hay que nivelarlos mediante un Plan de Nivelación Nacional.
«Por eso debe haber un gran plan nacional de nivelación de los aprendizajes, donde decimos que va a haber un segundo y tercer grado, mezclado, no podemos dar todos los contenidos de cada grado», resaltó.
Hizo mucho énfasis en que hay un año y medio perdido en cuanto al aprendizaje. Comentó que además hay un desgano o un hartazgo del método virtual, entonces en la semana en que los chicos dan clases virtuales, no hacen nada, remarcó.
En ese punto, señaló que los que no hicieron presencial y se mantuvieron en virtual, tienen una calidad inferior, mientras que los alumnos que fueron a las clases presenciales, tuvieron un mejor aprendizaje.
Los padres no son docentes, ni deberían
El educador consideró que para las familias hay una consecuencia dispar: hay familias que se acostumbraron a la virtualidad, es decir, algunas le empezaron a tomar el gusto a la enseñanza a distancia, pero el gran porcentaje quiere que haya nuevamente un aumento de la presencialidad.
En ese punto, recomendó a los padres que no quieran fungir de maestros, porque así pierden una oportunidad buenísima de vincularse con sus hijos.
«¿Para qué se sienta a hacer la tarea con el hijo?», cuestionó y refirió que si el padre no entiende cómo explicar la lección, eso hace que tanto la persona que intenta explicar como la que intenta aprender sientan nervios.
Añadió que eso termina siendo malo para el aprendizaje, malo para la relación y se puede terminar «quemando la relación» por algo que los padres no tienen por qué hacer.
«¿Qué tenemos que exigir? Tenemos que exigir al colegio, tenemos que preguntarle cuáles son las cinco cosas que mi hijo va a aprender y a fin de año, qué aprendió», aseveró.
Y ahora, ¿cuál es el plan?
El educador comentó finalmente que está colaborando con el MEC para hacer una evaluación nacional del aprendizaje, de modo a saber cómo afectó la pandemia a los estudiantes. No solo para tener conocimiento de lo que fue este año y el año pasado, sino para saber cómo planificar el año que viene.
Dijo que de esa manera, podrán decidir, por ejemplo, que se ponga énfasis en materias instrumentales como las matemáticas y literatura. Asimismo, apuntó que se pueden hacer de manera virtual o a través de seminarios otras materias que tienen mejor receptividad a través de medios audiovisuales.