Cuando Paraguay, en marzo de 2020, anunció el aislamiento total, se convertía en uno de los primeros países de la región en imponer restricciones para evitar la expansión masiva del COVID-19.
Al inicio, esta decisión prematura del Gobierno, logró postergar el pico de contagio. Sin embargo, el transcurso del tiempo ha cambiado las fichas del tablero: no solo en contagios sino también en la capacidad de inmunización y todo apunta a que Paraguay será uno de los últimos en Sudamérica en recibir las vacunas para combatir este virus, que ha detenido al mundo.
A comienzos de este mes, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, informó que Paraguay se encuentra entre los países que recibirá la AstraZeneca, que serían unas 378.000 dosis, a finales de este mes, pero no dio fechas de la llegada, debido a la incertidumbre que había en cuanto a la aprobación de emergencia para esta vacuna por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Justamente, el lunes 15 de febrero, la OMS dio el ok para su uso.
Además, Mazzoleni confirmó que la estatal adquirirá 1.000.000 de dosis de la vacuna rusa Sputnik V, de las cuales, solamente 4.000 llegarán hoy, 18 de febrero.
Entre los países con mayor porcentaje de vacunación en América, a la primera semana de febrero, están: Estados Unidos, Canadá y Chile, según explicó el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Dr. Jarbas Barbosa, durante una charla virtual con periodistas de Latinoamérica, en el marco de un programa para el Reporteo sobre la Crisis del COVID-19, organizado por la Fundación Thomson Reuters.
El médico, de igual manera, aclaró que el inicio de la vacunación no significa que la población de estos países ya esté protegida “porque recién se han aplicado la primera dosis”.
En cuanto al monto de la compra y la realidad sobre la llegada de las vacunas, Barbosa explicó que hay un largo trecho. “Una cosa es comprar 100 millones de vacunas, otra es recibir las vacunas. Los productores tienen una capacidad limitada de producción y ese cuadro no creemos que vaya a cambiar mucho en los próximos días”, expresó.
¿Qué debe tener en cuenta un país para la vacunación?
El doctor Barbosa hizo énfasis en que las dos dosis, para completar la inmunidad, se deben prever primero para la población de riesgo, independientemente a si estas personas ya tuvieron o no la enfermedad, porque ahora la función principal de la vacunación consiste en salvar vidas.
También indicó que, hasta el momento, no hay evidencia sobre cuánto tiempo genera inmunidad la vacuna contra el COVID-19.
¿Qué pasó con Covax?
El sub director de la OPS detalló que el año pasado los fabricantes de la vacuna solamente aceptaban hacer reservas si es que el comprador tenía condiciones de pagar, Covax tuvo que salir a solicitar donaciones. “Como es un mecanismo innovador, eso tomó como tres o cuatro meses para que Covax tuviera los fondos para hacer acuerdos y firmar contrato con los productores”, relató.
El especialista reflexionó que, si ese mecanismo ya estaba funcionando, hoy tendríamos vacunas para todos los países que participan, por lo menos en una pequeña cantidad.
En ese punto, volviendo al plano local, esto contextualiza la situación regional con el retraso de las vacunas en nuestro país, más todavía atendiendo que en un principio las autoridades sanitarias prefirieron esperar las dosis enviadas por el mecanismo Covax y no realizaron contratos independientes con los fabricantes.
Recién después de que la opinión pública insista con la llegada de las vacunas al país, el Gobierno cambió la Ley Nacional de Vacunas, para así poder negociar directamente con los laboratorios, sin embargo, esta decisión fue igualmente tardía en atención a que hasta ahora, Paraguay quedó entre los últimos en la región en recibir la inmunización.
¿Y el después?
La llegada de la vacuna al país, no será la “libertad inmediata” de las medidas sanitarias. El Dr. Barbosa insistió en la necesidad de seguir con las restricciones, hasta que se alcance la inmunidad colectiva en todos los países del mundo, lo cual llevaría mucho tiempo.
“No sabemos exactamente cuál es la cobertura vacunal que se necesita para la inmunidad de rebaño, porque eso puede variar (…) Pero hay algunos modelos que hablan del 70% de la población, parece poco alcanzar el 70%, pero no es: recuerden que no tenemos vacunas para utilizar en niños, niñas y adolescentes, si sacamos los niños, niñas y adolescentes, hay que buscar una cobertura efectiva entre los adultos, que es de alrededor de 85% o 90% al menos”, puntualizó.
En ese contexto, enfatizó que esta vacunación masiva se podrá alcanzar, además de la disponibilidad de las vacunas, con una comunicación de calidad, objetiva y constante.