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Preocupa el relajo hacia la gravedad que implica la violencia contra la mujer

Luchar en contra de la violencia hacia la mujer no se trata solo de contar el número de feminicidios anuales en el país. Los esfuerzos deben apuntar a reducir todo tipo de violencia. Especialistas abocadas a la investigación de estos temas cuentan con preocupación cómo muchas mujeres buscan ayuda y no reciben las respuestas adecuadas. En esta nota hablamos de qué implica la violencia estructural hacia mujeres y niñas, para entender cómo podemos evitarla.

Cada vez que se acercan las fechas significativas para concienciar acerca de lo que implica la violencia hacia la mujer, en cualquiera de sus formas, abundan en los medios de comunicación y redes sociales contenidos alusivos a este flagelo que se lleva la vida de decenas de mujeres de manera violenta, todos los años.

El desafío es ir abordando esta realidad lejos de la crónica o la anécdota, de modo a encarar este problema con la seriedad, la rigurosidad y la urgencia que amerita.

Las cifras de feminicidios, de noviembre de 2017 a noviembre de 2022, apuntan a que los feminicidios se redujeron en los últimos años, según el estudio elaborado por la doctora en psicología e investigadora social, Raquel Iglesias. Sin embargo, ese número no hace honor al índice de violencia en general.

La especialista comentó, en contacto con RadioCast25, que después de esta pandemia, en Paraguay y a nivel de América Latina y el Caribe, la violencia intrafamiliar hacia las mujeres aumentó significativamente, lo que se agudizó producto del confinamiento, el hacinamiento y la recesión económica que genera dependencia financiera, entre otros motivos.

El factor tiempo de permanencia con sus maltratadores dentro del hogar en períodos de aislamiento social, hicieron que los casos se disparen no sólo en nuestro país, sino que fue un fenómeno social que también se vio en otras latitudes.

Agregó que en esa conclusión coincidieron varias investigadoras que participaron de un encuentro internacional de Cepal durante cuatro meses, en el que cruzaron datos de países de la región con los de Paraguay.

Teléfono, un elemento de control

En ese contexto, la abogada especializada en derechos humanos, Mirta –Michi– Moragas, habló acerca del informe «Violencia hacia las Mujeres en tiempos de Pandemia en Paraguay”, que publicó el Consultorio Jurídico Feminista, en el que hacen un monitoreo especial a cómo las mujeres atravesaron este complicado momento durante los meses de pandemia.

En entrevista con RadioCast25, Moragas explicó que durante la pandemia empezaron a recibir una mayor cantidad de pedidos de ayuda y asesoramiento. Manifestó que en ese periodo de tiempo el teléfono sirvió como un elemento de vigilancia ciudadana.

De esta manera, esta articulación de mujeres, logró detectar comisarías y juzgados que no atendían correctamente a las víctimas que necesitaban hacer denuncias por violencia. Acotó que con esa información recabada establecieron una línea directa con el Estado para mostrar a las autoridades concretamente en dónde están las falencias.

“Algunas situaciones que no contaban con respuesta se mantuvieron o agravaron durante la pandemia. En general, el Estado paraguayo ha desarrollado una respuesta lenta y poco efectiva en cuanto a medidas específicas que palien las situaciones de desigualdad y violencia analizadas”, expresa un fragmento de las conclusiones hechas por el Consultorio Jurídico Feminista en su último informe.

Solamente este año, se registraron en Paraguay, varios intentos de feminicidios consecutivos y en esos casos, las mujeres denunciaron la inacción de la justicia. También hubo feminicidios de mujeres que habían denunciado por violencia a sus exparejas, pero la ayuda nunca llegó.

Relativización de la violencia

Por otra parte, Raquel Iglesias habló de un segundo aspecto llamativo que se está dando actualmente y que no debería pasar inadvertido, en la comprensión de este flagelo.

«Parece que, si las mujeres están gozando de sus libertades e igualdades de derecho, porque estaba bailando o tomando, que se le da un poco menos de importancia a la violencia que pasan», comentó.

En ese punto, recordó el caso de Isaura Bogado que estuvo desaparecida por mucho tiempo, cuya madre la buscaba con desesperación.

«Muchas personas decían que era una usuaria de sustancias, era como difícil luego de evitar que ande por ahí», indicó como parte de los pensamientos maliciosos que existen en la sociedad.

Añadió que, en el caso de que haya mujeres que consuman sustancias o tengan problemas psicológicos, no hay que minimizar la violencia de la que son víctimas. Al contrario, se debe poner mayor atención, porque son justamente las más vulnerables.

«Estudios en España, que son bastantes nuevos, hablan de que en verdad hay diferencia cuando una mujer está en una situación de vulnerabilidad; entonces faltan todos estos elementos que puedan ir puliéndose para que tengamos una respuesta fina, esa mirada con lupa para determinar como esto configura una violencia», ratificó.

No obstante, destacó que en los medios de comunicación nacionales hay como una mayor sensibilidad hacia estos tipos de casos y eso ayuda a que se difundan, incluso hasta que se tome acción. Muchas de las denuncias que se van haciendo, se presiona desde las redes y se incide en el cauce legal. Es muy importante y espero que sigamos por ese camino», puntualizó en ese aspecto.

El sistema no entiende la violencia

La psicóloga e investigadora, Raquel Iglesias, apuntó a una violencia estructural, de la cual reconoce que se habla poco, resaltó que es importante abordar este aspecto porque es la base en la que se sostienen las demás violencias.

«Las respuestas no son las adecuadas, no son suficientes, no se comprende todo el sistema de protección. El sistema de protección todavía no tiene la comprensión de lo que vive una persona que se encuentra en una situación de violencia» explicó.

Comentó que le llama mucho la atención de un caso particular. Se trata de una chica de 18 años que fue maltratada y abusada.

«La Fiscalía pidió la prisión, pero la parte judicial le da la prisión domiciliaria, pero es un crimen esto. Es una chica que fue violentada, abusada, y los padres que hablaron por varios medios tienen un terror y tienen miedo de lo que pueda hacer porque el chico está en libertad», resaltó.

Con ese ejemplo, indicó la cierta falta de importancia que se le da a los casos de violencia. «Parece que hay como un relajamiento de la respuesta a la urgencia y la gravedad de estos casos», subrayó.

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