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Blanqueo ecológico: El desastre ambiental detrás de las tabacaleras

“Las tabacaleras nos engañan al decir que sus prácticas y productos destructivos son sostenibles porque envenenan nuestro planeta”, dice la Organización Mundial Para la Salud y Stopping Tobacco Organizations and Products (STOP). En un estudio reciente, citan cifras sobre cómo afectan las industrias tabacaleras al medioambiente y, además, tiran por tierra la idea de que puedan ser empresas sostenibles, bajo el concepto de “lavado verde”.

Fumar tabaco produce enfermedades respiratorias, cáncer y la muerte de millones de personas, son informaciones sabidas, que aparecen en todas las cajetillas de cigarrillos, datos que son ignorados por los fumadores y que también buscan ser minimizados por la industria tabacalera.

Pero además de lo mucho que afecta la salud, la Organización Mundial de la Salud y el Grupo de Investigación de Control del Tabaco de la Universidad de Bath denominado Stopping Tobacco Organizations and Products (STOP) fueron más allá confrontando tajantemente el perjuicio que producen las tabacaleras al planeta.

En un informe de mayo de 2022, hablan de mentiras, tergiversaciones e intromisión política con tal de salirse con sus propios intereses.

La OMS, en del Día Mundial sin Tabaco, resalta que “cada año, la industria tabacalera cuesta al mundo más de 8 millones de vidas humanas, 600 millones de árboles, 200.000 hectáreas de tierra y 22.000 millones de toneladas de agua, y genera 84 millones de toneladas de CO2”.

Tabacaleras, empresas sostenibles: Puras mentiras

El estudio habla de dos tabacaleras inicialmente: la British American Tobacco (BAT), y la segunda Philip Morris International (PMI). “Estas empresas nos quieren hacer creer que son verdaderos líderes mundiales en materia de sostenibilidad y que fabrican productos sostenibles. Pero no es cierto”, resalta el informe llamado “El blanqueo ecológico: lo que se esconde detrás de las relaciones públicas «verdes» de la industria tabacalera”.

Además de estas dos, también señala otras dos grandes tabacaleras como la Japan Tobacco International (JTI) e Imperial Brands, las cuales en sus sitios web destacan sus clasificaciones medioambientales, para demostrar que son realmente sostenibles (que son compatibles con los recursos del planeta). No obstante, según el artículo, estas clasificaciones ocultan tres aspectos.

1. No tienen en cuenta el impacto del producto

Los analistas de inversiones sostenibles advirtieron que para evaluar si una firma es sostenible no se analiza la sostenibilidad del producto o los servicios que ofrece, solamente cómo funciona la empresa en sí. “Esto significa que el tabaco puede obtener una puntuación perversamente alta”, agrega.

Además, advierte que las tabacaleras no se evalúan en comparación con las empresas realmente sostenibles sino solo entre ellas.

2. No hay un protocolo único para este

En el mundo hay aproximadamente 600 enfoques diferentes sobre cómo evaluar que las empresas son sostenibles. “Como no hay requisitos de divulgación de información en materia ambiental, social y de gobernanza, las empresas tabacaleras podrían tener la libertad de compartir solo los datos de sostenibilidad que las retratan de forma positiva”, subraya.

3. Pueden elegir quién las evalúa

Las tabacaleras son libres de elegir sus propios objetivos de sostenibilidad, además de tener la posibilidad de optar por no informar cuando no cumpla un objetivo o dejar de participar en un sistema de acreditación que les haya calificado negativamente.

“Por ejemplo, cuando BAT, JTI e Imperial Brands recibieron malas calificaciones de CDP Forestry en materia de divulgación e impacto en 2017, las tres optaron por abandonar ese sistema”, puntualiza.

En ese punto, indica que la manera en que la industria obtiene sus certificados de sostenibilidad es una demostración del “blanqueo ecológico”.

¿Cuándo hablamos de blanqueo ecológico?

El material realizado por varias organizaciones cita que hace más de 20 años, el Oxford English Dictionary añadió el concepto de blanqueo ecológico, para referirse a la desinformación difundida por una organización con el objetivo de mostrar una imagen responsable con el ambiente.

Añade que, posteriormente, el término ha sido destinado a las industrias más contaminantes del planeta, entre las cuales se encuentra la tabacalera.

«Esta es la nueva paradoja del blanqueo ecológico de la industria tabacalera: argumentar que los productos —que podrían ser los más contaminantes en cuanto a consumo de energía, materiales y residuos— son de alguna manera parte del futuro verde y sostenible de la industria», enfatiza.

Emiten carbono, contaminan el agua, causan deforestación y matan peces

Las cifras que referencian el daño que produce la industria tabacalera al ambiente, desde el inicio de la producción hasta el desecho de su producción, son realmente devastadoras.

Emisión de gases. Solo en el punto inicial, el cultivo (32 millones de toneladas de hoja de tabaco para producir unos seis billones de cigarrillos) emite más de 80 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), según estudios científicos.

Utilización de grandes cantidades de agua. En ese proceso, se utilizan 22.000 millones de toneladas de agua en todo el mundo, lo que equivale a unos 8,8 millones de piscinas olímpicas.

Deforestación. Desde la década de 1970 se han perdido aproximadamente 1500 millones de hectáreas de bosques (principalmente tropicales) en todo el mundo para la producción de cigarrillos.

Contaminación del agua. Además, anualmente se desechan 4,5 billones de colillas de cigarrillos en todo el mundo.

Por otra parte, -según una investigación publicada por la Truth Initiative- una sola colilla de cigarrillo sumergida en un litro de agua durante 24 horas, desprende sustancias químicas tóxicas capaces de matar al 50% de los peces de agua dulce y agua salada, en menos de una semana.

Finalmente, el informe habla de la necesidad ser conscientes de que el blanqueo ecológico de la industria continúa en ascenso y debe ser contrarrestado.

«A pesar de los intentos de la industria por mejorar su imagen, el consumo de tabaco sigue siendo una de las principales causas de muerte prematura y de daños ambientales», concluye.

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