El yaguareté está en peligro crítico de extinción en Paraguay debido a la deforestación y la cacería furtiva. Hablar de conciencia es necesario, pero también de opciones que unan a las comunidades, motiven a los ganaderos y productores, para lograr la conservación del yaguareté. Entre estas opciones se encuentran: la incursión en mercados denominados -jaguar friendly-, el turismo de naturaleza y la urgente modificación de la ley actual sobre la conservación de esta especie.
Varias organizaciones e instituciones trabajan en el país con el objetivo de sacar de la calificación de peligro de extinción a las especies como a la Panthera Onca, también conocida como yaguareté o jaguar.
Entre ellas está el Programa de Conservación del Jaguareté en el Chaco, que además del monitoreo de estos felinos, trabaja en las estancias ganaderas con el objetivo de disminuir el conflicto entre los jaguares y los estancieros. También WWF Paraguay y la Dirección de Biodiversidad de la FACEN-UNA.
Los jaguares son esenciales para mantener el equilibrio en el ecosistema, aunque muchas veces los propietarios de los terrenos en los que ellos habitan no son capaces de ver este valor ni de reconocer la importancia que tienen por encima del ganado, por lo que no es extraño que terminen encargando la caza de estos felinos para evitar afectaciones económicas.
Es necesario identificar cuáles son las posibles soluciones que pueden ayudar a disminuir los inconvenientes entre yaguaretés y ganaderos, además de velar por la revalorización en las comunidades cercanas que pueden contribuir en ayudar a conservarlos junto a su hábitat y la necesidad de que la Ley N° 5302 de Conservación de la Panthera Onca sea modificada, según urgen especialistas en esta área.
En ese contexto, Latitud 25 consultó con la bióloga Andrea Weiler, directora del departamento de Biodiversidad de la Facultad de Biología –de la Universidad Nacional de Asunción– y con el biólogo Diego Giménez, coordinador del Programa de Conservación del Jaguareté en el Chaco sobre los avances en el reconocimiento de proteger al jaguareté en zonas productivas.
Medidas para mitigar el conflicto
Una de las medidas para conservar el jaguar se basa en mitigar en la medida de lo posible el conflicto que existe por la tasa de mortalidad del ganado por depredación. Según explicó el biólogo Diego Giménez, la relación entre jaguares y ganaderos es indivisible por compartir el mismo espacio, uno para subsistir y el otro para producir, dos objetivos que inevitablemente generarán conflicto.
Entre estas técnicas, se empieza por el control dentro de las propiedades: por ejemplo, los especialistas en la materia piden a los lugareños que no cacen a los animales que son presa del yaguareté, para que estos últimos tengan comida en su área natural y no recurran al ganado.
En cuanto a la organización de la estancia, se trata, por ejemplo, de que los personales recorran los potreros periódicamente y encuentren lo antes posible a las vacas que hayan muerto, antes de la descomposición y de que lleguen los animales carroñeros, porque solo de esa manera se podrá saber el motivo real de la muerte y no echarán siempre la culpa a los jaguares.
“No digo que no pase, pero puede haber otras causas. Cuando se lo encuentra mucho tiempo después de que el animal murió, ya no se puede saber cuál es la causa. Solo con eso, se tiene muy buenos resultados, lo cual es solo una buena práctica ganadera”, resaltó.
También existen otras técnicas que requieren de una mayor inversión como poner un cencerro al ganado (la campanita en el cuello) y las luces led con sensores de movimiento. El especialista aclaró que son técnicas que se recomiendan, normalmente, después de un análisis in situ y se utilizan solo en algunos puntos de acuerdo al resultado del estudio.
De enemigo a motivo de orgullo
Las experiencias recogidas de algunas de estas prácticas que se aplicaron en estancias del Chaco paraguayo, según Giménez, generaron empatía en los dueños de estas propiedades, al después de tener menores pérdidas monetarias y dejar de ver a los yaguaretés como enemigos.
También empezaron a verles de manera más positiva al observar los registros fotográficos y videos de los jaguares que viven en sus propiedades o en sus inmediaciones.
“Porque es un animal majestuoso y se sienten orgullosos al decir: ‘este animal está en mi propiedad’. saben que en esa reserva boscosa que se mantiene, hay una diversidad presente, pasa de ser un enemigo a algo de lo que se sienten orgullosos”, resaltó.
Un plus para el productor
La bióloga Andrea Weiler, manifestó que si –a pesar de todas las medidas aplicadas–, sigue el conflicto con alguna de estas especies hay que buscar una manera de compensar a los propietarios de estos terrenos.
«No digo que el gobierno tiene que pagar por cada ternero que mate el yaguareté o el puma, pero si yo certifico mi carne como jaguar friendly y buscamos mercados especializados que quieran pagar por un plus, con el conocimiento de la trazabilidad de origen de esa carne producida en armonía con la naturaleza, es un plus que el productor puede recibir por tener jaguares dentro de esas propiedades», señaló.
Entonces, para recibir esa compensación económica, el productor debe demostrar constantemente que el jaguar continúa en sus propiedades a través de monitoreos y certificaciones.
«Todos decimos que la diversidad es un patrimonio de todos los paraguayos, pero cuando uno habla de pagar los costos de conservar esa biodiversidad todo el mundo quita la mano y mira hacia otro lado. Esa es también una realidad. Es muy fácil desde la ciudad decir con mi aire acondicionado y decir que el campo están haciendo un desastre, cuando nosotros estamos sobredemandando los recursos de la tierra», consideró.
¿Cuántos jaguares quedan en el país?
A la fecha, no hay datos exactos sobre la cantidad de jaguares que hay en Paraguay, pero según Andrea Weiler, el monitoreo que hicieron les permitió saber que han de quedar menos de 14 entre las reservas del Mbaracayú y Morombí, en los departamentos de Alto Paraná y Canindeyú.
En ese sentido, apuntó que los que están entre las reservas de Mbaracayú y Morombí, están prácticamente encerrados porque están rodeados de soja y no tienen conectividad.
«No pueden salir de la reserva y ese va a ser un problema que va a tener sus consecuencias genéticas a largo plazo, porque ya no pueden hacer un intercambio genético», comentó
«En el Chaco, la cuestión está mejor, pero no tanto, entonces nosotros decimos en una estima muy generosa que en Paraguay habría alrededor de 500 individuos que ya es un número que debería prender todas las alertas», aseveró.
El yaguareté es importante para la agricultura y ganadería
La bióloga explicó que los yaguaretés son reguladores de poblaciones de animales y que mantienen el equilibrio del ecosistema en el que viven, para lo cual dio un ejemplo muy concreto, la reproducción de carpinchos y su extensión territorial.
«Hoy día yo tengo registro de carpinchos, cerca del Parque Nacional Defensores del Chaco, donde pensabas que nunca iba a llegar el carpincho. Los carpinchos necesitan agua permanente y como los ganaderos les ponen agua, además atacan a los pumas y a los yaguaretés porque dicen que asechan a su ganado, los carpinchos están en el paraíso: Tienen agua, tienen alimentos y tienen control de depredadores», refirió.
Entonces, comentó que si desaparecen los pumas y yaguaretés, la población de carpinchos va a crecer, crecer y crecer, lo cual se convertirá en un problema. Remarcó que entre el ganado y el carpincho existe interacción y algunas enfermedades que transmiten parásitos presentes en el carpincho, que podrían afectar al ganado.
«Algunos huéspedes causan enfermedades abortivas en las vacas, entonces si yo elimino el puma y el yaguareté en mi propiedad, mis vacas van a dejar de producir terneros porque van a abortar», mencionó.
Resaltó que este es un ejemplo, claro y concreto, de lo que pasa cuando desequilibramos el ecosistema, pero si trasladamos esta situación al Chaco paraguayo, pasa algo similar con los pecaríes, que aumentan su número de manada.
«Esas manadas que entran y le destruyen el cultivo y le comen todo el maíz a los productores, son las que deberían estar reguladas por los jaguares. En estos lugares con poblaciones descontroladas es más posible que aparezca esta zoonosis, e inclusive la posibilidad de que se trasmitan estas enfermedades a los humanos, como fue el caso de la Covid-19», concluyó.
¿El turismo de naturaleza es una opción viable?
La página de la provincia del Chaco, Argentina, publicó un material en el cual afirman que el crecimiento económico que le aporta a la región el ecoturismo en el Pantanal son casi 7 millones de dólares al año, gracoas al avistaje del yaguareté.
Sin embargo, esto se aplica principalmente en Argentina y Brasil. En ese contexto, Diego Giménez consideró que el turismo de naturaleza puede ser no solamente relevante para la conservación del jaguar, sino también de mucha extensión de hábitat natural porque le da una valorización al bosque.
Al respecto, manifestó que el turismo de naturaleza en muchos países se utiliza para fomentar la visita a esos lugares y además puede generar un importante rédito económico.
«La idea es que personas, clientes, turistas paguen montos atractivos para el mercado, que pueda financiar todo ese trabajo, que deje dinero suficiente para los locales, para que todo el esfuerzo que hay de fondo valga», manifestó.
«El turismo de naturaleza se puede realizar en propiedades privadas, o puede ser en lugares donde aún hay un buen hábitat y en las cercanías haya un pueblo rural, entonces toda la comunidad se va a ver beneficiada. Cuando se revaloriza económicamente, entonces hay un interés de las mismas personas de cuidar ese hábitat», enfatizó.
A su vez, Andrea Weiler, reflexionó que si bien se puede hacer el turismo de naturaleza, sería muy difícil asegurar el avistamiento del yaguareté en el Chaco, porque explicó que no es tan frecuente de ver como lo es en la zona del pantanal.
«Es porque nuestros ecosistemas son distintos, el Chaco es seco, espinoso y la densidad poblacional de jaguares es muchísimo menor. Encima el jaguar al escuchar el ruido del vehículo o lo que sea, da un saltito ahí a dos metros adentro del monte y ya no se le ve, queda totalmente mimetizado», subrayó.
No obstante, resaltó que se puede hacer el recorrido por su hábitat y también observar otras especies. «Uno puede aprovechar un turismo de naturaleza más general del ecosistema chaqueño y hay turistas que tendrán la suerte de ver al yaguareté, pero la mayoría va a tener la oportunidad de compartir el hábitat con el yaguareté, de ver alguna de sus presas, de encontrar la huella o pisada», comentó.
También consideró que se puede hacer un turismo asociado a cámaras trampa, que especialistas vayan con los turistas y puedan revisar in situ el paso de los jaguares por estas zonas.
Finalmente, también dijo que para realizar este tipo de turismo de naturaleza será necesario trabajar con la Secretaría Nacional de Turismo, porque se necesitan puestos con baños decentes, sitios para comer, así como caminos accesibles al Chaco, de modo a potenciar la visita a un lugar que tiene mucho potencial y una gran diversidad de especies.
Cambio urgente en la ley
Weiler comentó que la ley de Preservación de la Panthera Onca tiene problemas en un par de artículos. «Esa ley nos apareció de sorpresa del Congreso en el 2014, ninguno de nosotros los biólogos especialistas estuvo ni siquiera en conocimiento de que eso se estaba aprobando. Cuando apareció la ley, hicimos un estudio y en ese mismo momento mandamos un reclamo a los legisladores que promovieron esta ley», recordó.
Cuestionó dos aspectos principales de la norma: uno que la legislación haya declarado a la Panthera Onca en peligro de extinción, cuando para los especialistas ya es una especie que se considera en peligro de extinción crítica. Además criticó el artículo en el que dice que si se observa un jaguar «que pueda presentar un peligro» se dé aviso al MADES, para que lo capturen trasladen a otro lugar.
«Si le sacás a un yaguareté de su hábitat, vas a hacer una extracción de la naturaleza de los pocos individuos que quedan, entonces te van a quedar sin jaguares en la naturaleza y los individuos en el zoológico, nunca más van a poder volver a ser libres porque no se van a saber defenderse», puntualizó.
La especialista comentó que buscarán llamar la atención de la ciudadanía y del Congreso para la modificación de esta ley a través de la campaña «Somos Yaguareté», llevada a cabo por distintos actores de la sociedad.
Para esta campaña, la artista plástica Ingrid Seal hizo dos esculturas de yaguaretés en tamaño real y a partir de esos moldes se hicieron 18 réplicas, que fueron entregadas a 18 artistas nacionales. » Ellos (los artistas) de esa manera se sumaron a la campaña, expresando mensajes de conservación sobre estas esculturas», concluyó.