En las elecciones del 30 de abril último, fueron elegidas 11 mujeres del total de 45, para la Cámara de Senadores, lo que hace al 24,44% de representación. En Diputados, fueron electas 18 mujeres de un total de 80 legisladores, alcanzando un 22,5%.
Pese a los augurios de que el nuevo sistema electoral de listas desbloqueadas y voto preferencial podría perjudicar el acceso de políticas mujeres a cargos electivos, el domingo último se evidenció lo contrario.
Sin embargo, el sistema electoral vigente, antes de dar oportunidad a diversos colectivos sociales de contar con representación parlamentaria, terminó favoreciendo a los partidos tradicionales y a candidatos con un gran capital económico o estructura para lograr visibilidad.
También se demostró que los candidatos dentro de partidos tradicionales, que no contaban con una estructura partidaria consolidada, tuvieron mayor posibilidad de acceder al Congreso, gracias a su rendimiento electoral.
En este sentido, el doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, Fernando Martínez Escobar, afirmó por primera vez las mujeres superan el 20% de representación en el Parlamento. Aunque remarcó que todavía está lejos de la paridad.
De una gran oportunidad a una limitación
En esta nueva configuración del Senado, que asumirá el 1 de julio, entraron 11 mujeres de 45 senadores, lo que representa el 24,44%. Entretanto, en el periodo vigente es de solo 17,5%. Por otra parte, en la Cámara de Diputados, entraron 18 mujeres de 80 parlamentarios, el 22,5% de la cámara. En 2018, llegó a solo el 15%.
Tras un análisis de los porcentajes, Martínez Escobar rememora que el 20%, es la cuota que se empezó a utilizar en los años 90 para la participación de las mujeres en política. En ese punto, si bien en esa década fue clave para levantar la elección de la mujer en el Congreso, con el tiempo ya no fue suficiente.
Según el especialista, esta cuota del 20% al no establecer la posición en que debían ser incluidas las mujeres, las mismas quedaban más atrás en las listas. Resaltó que con eso se cubría en materia legal el cupo de mujeres, pero al no estar en los primeros lugares, pocas ingresaban.
«Al ser listas cerradas y bloqueadas, entonces entraban los hombres, pero las mujeres no tenían posibilidad ni de competir. Por un lado, ayudó en los 90 a que haya más mujeres, pero posteriormente se convirtió en un límite», aseguró.
Por primera vez, dos gobernadoras electas
En cuanto a las gobernaciones, desde el inicio de la democracia solo hubo 3 gobernadoras electas, en diferentes periodos.
Entretanto, en las elecciones del 30 de abril último, fue la primera vez en la historia del Paraguay en que se eligieron dos gobernadoras en un mismo periodo. Esto fue resaltado a través de una publicación hecha por Observación Política de las Mujeres, del Centro de Documentación y Estudios (CDE).
El informe resalta que la primera mujer gobernadora fue Ramona Mendoza, por el departamento de Concepción, para el periodo 2003-2008. Le siguieron María Cristina Villalba (ANR), en Canindeyú, periodo 2008-2013 y Marlene Ocampos (ANR), en Alto Paraguay, periodo 2013-2018. En las elecciones de 2018-2023 ninguna fue electa.
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Los espacios necesitan mayor horizontalidad
Johanna Ortega, diputada electa por Asunción para el periodo 2023-2028, recordó que los partidos políticos de Paraguay tienen la característica de ser verticales y caudillistas.
«Están liderados por hombres, entonces necesitamos claramente pensar desde el progresismo, que es desde donde yo hablo, espacios más horizontales, participativos, más incluyentes. Y por si los compañeros no se dieron cuenta, nuestro progresismo tiene que ser urbano y tiene que ser mujer», aseveró.
En relación a los asedios que recibió la senadora electa Esperanza Martínez, de parte del propio Frente Guasu, por ser la única que ingresó a la Cámara Alta, respondió que a veces, como mujeres eligen llevar a cabo un trabajo más pedagógico.
«De por ahí Esperanza y yo como somos compañeras, somos personas que hacemos política, tenemos también una lectura de que debemos romper barreras y prácticas machistas, micromachismos en los espacios, preferimos muchas veces hacer la tarea pedagógica con los compañeros», resaltó.
Acotó que es inverosímil la cantidad de llamadas que recibió de los compañeros tratando de «explicarle» cómo tiene que trabajar en el Congreso, lo que comúnmente en política se denomina ´mansplaning´.
«No necesito que me expliquen nada, yo acabo de ser electa diputada, la gente me votó a mí. No tenés nada que enseñarme, acabo de enseñarte cómo se gana una elección. Es realmente preocupante que muchos no hagan esa reflexión ni conmigo, ni Esperanza ni con otras mujeres», manifestó.
«Ser mujer en política trasciende las barreras ideológicas»
Ortega remarca que esto de ser mujer en la política trasciende las barreras ideológicas, ya que también es difícil para sus colegas liberales o del Partido Colorado.
«Yo no me quiero imaginar las llamadas y mensajes que habrán recibido esas compañeras coloradas o las que fueron electas, porque los hombres tienen como esa idea de que tienen que explicarnos todo», afirmó.
No obstante, dijo que ve con mucho optimismo la participación de las nuevas generaciones. «En mi espacio muy pequeño donde hay hombres y mujeres, si bien es cierto, somos mayoría mujeres, nuestros compañeros supieron valorar el liderazgo femenino y feminista como el mío y supieron trabajar en equipo. De eso se trata, de trabajar codo a codo», argumentó.
¿Ayudó el desbloqueo de listas a las mujeres?
Fernando Martínez, a pocos días de las elecciones, tiene una hipótesis preliminar. Esta consiste en que ahora, aparentemente, al generarse una competencia abierta, las mujeres hacen campaña y tienen la oportunidad de ser elegidas realmente.
«La que está en el puesto 20, 15 o 45 puede competir con el que está primero, segundo o con el resto de la lista. Es un incentivo para hacer campaña, porque mujeres y hombres que estaban al final de la lista, no hacían campaña si ya sabían que no iban a estar», puntualizó.
«Entonces este aumento se puede deber, por un lado, a las nuevas reglas de listas abiertas y por otro lado, al trabajo de las mujeres que está apoyando a las candidaturas de otras mujeres. Esto aparentemente influye en que las candidaturas de mujeres dentro de la lista no sean testimoniales, sino más bien de competencia», concluyó.