El escenario político se alista de cara a las internas partidarias de este fin de año y las elecciones generales para el 2023. Sin embargo, a pesar de que todos pujan por el poder en los distintos poderes del Estado, la economía sigue en crisis, la inflación en aumento luego de décadas de relativo control de los índices inflacionarios, así como los precios del combustible y los productos de la canasta básica familiar que también dieron un salto en comparación al año pasado.
La deuda pública del Paraguay trepó por encima del 35% con relación al PIB, lo que se convierte en una bomba de tiempo al considerar la baja presión tributaria actual. Según indicadores del Ministerio de Hacienda, la deuda pública en Paraguay llegó a US$ 14.123,9 millones a abril del 2022, siendo el período entre 2013 y 2021, los años de mayor crecimiento de la deuda.
Esta semana, la CEPAL emitió un reporte sobre los efectos en América Latina de la guerra entre Ucrania y Rusia, además de lo que dejó la pandemia de COVID-19. Según este monitoreo del organismo internacional, la pobreza en Paraguay pasaría de 29,8% en 2018 a 33,7% en 2022, tanto que la pobreza extrema incrementaría de 10,4% (2018) a 14,9% en 2022.
En ese contexto, Víctor Raúl Benítez, economista y doctor en ciencias políticas, señaló que desde aproximadamente el 2015 ya no crece el ingreso per cápita del país, lo cual quiere decir que la economía está colapsada, y que consecuentemente comenzaron los déficit fiscales, que hasta el momento no había sido una realidad que administrar en Paraguay, según dijo.
Deuda externa seguirá aumentando y el hambre también
El especialista afirmó que el inconveniente no se basa en que la deuda externa aumente, sino que ya no es endógena, es decir, ese dinero no se invierte en dar más capacidad productiva para pagar la deuda, sino que más bien, el dinero prestado se está utilizando en gastos corrientes.
«Dentro de poco vamos a entrar al 40% al 50% de deuda, eso va a hacer selectivo, pagamos esto, dejamos de pagar aquello, pero hay cosas más relevantes que van directamente al estómago de la gente de carne y hueso, y el hambre sube», dijo contundente.
Benítez aseguró que en Paraguay actualmente existen 749.000 personas que padecen hambre, según las cifras que maneja, es decir, cerca de 20 estadios Defensores del Chaco.
«Tenemos un mapa de nutrición que hizo el INE, se perdió, tenemos inflación, déficit fiscal. Nosotros estamos en una situación de colapso, cerca de un agujero negro», dijo.
Los impuestos bajos son un problema
Víctor Raúl Benítez afirmó que como país no vamos a pagar la deuda, porque somos un país low cost (de bajo costo), asegurando que la baja presión tributaria también es una parte importante del problema por el que estamos atravesando, al momento de analizar los desafíos para superar esta situación económica sensible en el país.
«Nosotros elegimos ser un país que no cobra impuestos, eso fue una decisión de política pública, de nuestra élite política y económica y nosotros seguimos endeudándonos en una baja presión tributaria», subrayó.
Indicó que la baja presión tributaria equivale a la producción de bienes públicos, lo que resulta en una baja productividad del aparto productivo nacional. Agregó que el único valor es el trabajo que tenemos en el país, es el recurso humano, sin embargo, cuestionó la calidad de capacidad de trabajo que genera el sistema educativo en nuestro país.
Asimismo, refirió que al observar la correlación de cuáles son los países en los que hay mayor ingreso per cápita, son justamente aquellos, con mayor presión tributaria.
El problema estructural que protege al sector criminal
A todos los problemas antes mencionados, el analista señaló que ellos son consecuencia de un problema más estructural.
«Se agotó el modelo político Crony Capitalism, que es un término que describe a una economía capitalista, un modelo donde hay economía, derecho de propiedad privada, pero no hay mercado, porque hay puertas giratorias», expresó.
Acotó que en el país no hubo un cambio estructural en la hegemonía de la posición del poder, ya que son las mismas élites políticas y económicas quienes gobiernan hace décadas.
«Yo le llamo golpe palaciego, golpe de Estado todavía no hubo. Viví 12 años en Curitiba y mis alumnos me decían: ‘ustedes son un protectorado de la mafia de Brasil’. La mayor parte de la carga, del lavado de dinero con el Brasil pasa con total impunidad, por eso yo creo que no existe un Estado soberano en Paraguay, no hay ministerio de la ley, somos un protectorado del sector criminal», enfatizó.
En ese punto, dijo que el lavado de dinero afecta mucho a la economía del país, porque a pesar de que muchos creen que trabajando en negro, ayudan y dan trabajo, sin embargo, ahuyentan la inversión exterior, debido a la mala calificación que reciben las empresas, los altos intereses y el temor que existe de que las leyes no se cumplan.
Sin propuestas que apunten a solucionar el problema
Si bien dijo que a las empresas e inversionistas locales les falta mucho más formalidad, responsabilidad y audacia comercial, también remarcó que ningún candidato tiene un proyecto de país que busque el bien común.
«Todos tienen proyectos de poder, nadie habla de ir hacia la economía del conocimiento, para que, por ejemplo, se enseñe en las escuelas públicas: inglés, robótica, castellano y álgebra», referenció.
«A lo que voy es que nosotros tenemos que cambiar esto, porque qué pasa, esa pobreza que es un subproducto tiene sus consecuencias políticas, porque los que tienen menos, están sub representados en las decisiones de poder», concluyó.