Campañas de desinformación, que recurren a la misoginia y al discurso de odio, ataques selectivos, amenazas de violencia física y sexual, divulgación de datos personales que ponen en riesgo la integridad de las personas, son algunas acciones que se enmarcan en un nuevo tipo de violencia, de la que no se habla mucho, pero que generan enormes efectos en sus víctimas.
En el plano local, varias mujeres son objeto de este tipo de violencia, por motivos culturales, ideológicos o políticos. En ese último punto, cabe resaltar la exposición a la que están sujetas las lideresas políticas o periodistas mujeres que intervienen en estas discusiones.
Un nuevo hecho que evidencia este acoso virtual, colectivo y sistemático, fue el ataque coordinado contra la periodista Menchi Barriocanal, cuyos datos fueron divulgados en redes sociales por Juan Vera, dirigente de movimientos antiderechos autodenominado pro-familia. Vera instaba abiertamente a sus seguidores a que hostiguen a la periodista a través de WhatsApp, habiendo publicado su número de celular en una cadena de mensajes.
Este hecho, generó una reacción de diferentes sectores que salieron al paso de esto, condenando la publicación de datos personales.
A partir de ese hecho podemos desprender ejemplos de cómo se da la violencia digital, cómo definirla y qué se puede hacer al respecto.
¿Qué es la violencia digital?
La abogada Maricarmen Sequera, co-directora y co-fundadora de la organización TEDIC, explicó que la violencia digital de género es una violencia histórica y patriarcal muy conservadora que se traslada a internet. “Lo que vemos es el comportamiento de una tecnología que no es neutral”, dijo.
Comentó que esta violencia se complejiza, considerando que se viraliza mucho más que cualquier otro medio. Señaló incluso, que puede prosperar desde otros territorios, por lo que tiene mayor amplitud.
Agregó que existen otros elementos como el anonimato, que si bien es un derecho de la libertad de expresión, reconoció que hay personas que se aprovechan de estos derechos para hostigar o realizar ciberdelitos, desde estafas, hostigaciones por discursos de odio hasta sextorsiones (extorsiones a cambio de la no divulgación de contenido privado sexual).
Esto normalmente, conduce a la autocensura de mujeres que tienen voz y luego temen opinar para no ser víctimas de recibir violencia. “El periodismo te obliga a opinar y cuando es una mujer, va a recibir mucha más violencia”, resaltó.
Un ataque coordinado
Lo que sufrió la periodista Menchi Barriocanal, guarda relación a su extenso activismo en favor de los derechos de la niñez y la adolescencia.
También por sus comentarios en contra de la radicalización de grupos políticos que se oponen abiertamente al reconocimiento de derechos civiles, quienes no solo buscan detener el Plan de Transformación Educativa sino además, derogar los fondos para el sistema educativo, enmarcados en el convenio que incluía la donación por parte de la Unión Europea.
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Sequera explicó que Menchi sufrió varios tipos de violencia: una de ellas se denomina doxing. Este término se basa en revelar información identificadora de una persona en línea, como su dirección o su número de teléfono, de modo a que sufra algún tipo de represalia.
Además, los ataques coordinados de personas que en simultáneo empezaron a atacarle por teléfono, luego de que se haya divulgado su número personal, son una consecuencia que también constituye un grave tipo de violencia.
La especialista hizo referencia a que los discursos de odio están penados en el Código Penal, por lo que, se puede iniciar un proceso judicial, ante un hecho de exposición forzada.
Consideró que el Estado, en este caso, no le está brindando ni garantías ni protección como periodista ni como mujer. “El Estado no está garantizando la libertad de expresión”, subrayó.
Cifras de violencia digital según estudios
Unicef y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) a finales de 2020 realizaron un estudio, que fue publicado en 2021. El material se denomina: “Violencia en línea contra las mujeres periodistas: instantánea mundial de la incidencia y las repercusiones“.
Este estudio contó con 900 participantes validados de 125 países que completaron la encuesta en los idiomas árabe, inglés, francés, portugués y español.
Algunas de las cifras que arrojó esta investigación se puede resaltar que:
-El 73% de las mujeres encuestadas dijo haber sufrido violencia en línea. Las amenazas de violencia física (25%) y sexual (18%) se ensañaron con las periodistas encuestadas.
-Además, estas amenazas salpicaron a otras personas: el 13% de las encuestadas dijo haber recibido amenazas de violencia contra sus allegados.
-El 20% de las encuestadas dijo haber sido agredida o maltratada fuera de línea en relación con la violencia en línea que había sufrido.
Eso significa, que no solo hay un alto índice de violencia en internet, sino que también en algunos casos, la violencia trascendió la virtualidad y se manifestó en la realidad.
La Fiscalía puede identificar a los hostigadores
Existe un alto desconocimiento hacia las consecuencias penales de este actuar al perpetrar estos ataques cibernéticos, por parte de las personas que ejercen violencia digital, pero la identificación de ellas, es más fácil de lo que se cree, según Sequera.
“Creen que en internet no hay leyes y no pueden ser perseguidas. Ahí es mucho más fácil para la Fiscalía y la Policía solicitar a los intermediarios de internet, a las proveedoras de internet que pueden pedir la dirección de IP o los contratos de conexiones a internet. Esto también se puede pedir a los intermediarios, cuando incurren en delitos más complejos como amenaza a la integridad física”, detalló.
Acotó que en estos casos se puede recurrir a las plataformas como Twitter o Facebook. Si bien aclaró que es mucho más complejo y costoso, subrayó que eso no quita la posibilidad de buscar justicia y reparación del daño.
Lo que suele suceder en estos casos
En el proceso de investigación de organizaciones como TEDIC, se pueden identificar tres aspectos.
En primer lugar, está la invisibilización, ya que en varios casos ocurre que, si no existe un término para nombrar lo que está sucediendo, una persona tiende a pensar que no existe.
“Hay investigaciones de ONU Mujeres, de muchísimo más tiempo que demuestran que en los tipos de violencia, de las que sean, la víctima muchas veces reconoce mucho después el hecho. Los procesos de identificación muy lentos”, refirió Sequera.
Seguidamente, dijo que existe una minimización de estos casos, ya que las personas que son víctimas de violencia en internet, minimizan este tipo de violencia. Esto se puede dar porque probablemente les parece mucho menos importante este tipo de violencia a la física o al hostigamiento presencial que sufrieron alguna vez.
También explica, como tercer punto, que muy pocas mujeres se reconocen como víctimas, porque nadie quiere estar en ese lugar.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Especialistas dan cuenta que existen maneras de enfrentar esta situación. Puede ser bloqueando a los agresores, alejándose de las redes sociales, realizando una denuncia o demanda en el área judicial, que las plataformas borren la información o buscando contención.
En ese punto, Sequera dijo que es necesario apoyar a la mujer, víctima de violencia, en torno a cómo quiere proceder. “Cada una de nosotras va a buscar una respuesta distinta”, apuntó.
También hizo énfasis en que el Estado debe legislar leyes para que las respuestas a este tipo de violencia sean más efectivas, y por sobre todo, para prevenir que ocurran. “Se deben buscar normativas que regulen a estas plataformas”, añadió.
Con respecto a la posibilidad de bloquear, reflexionó que en ocasiones puede hasta ser contraproducente, ya que eso aumenta la polarización en las redes sociales.
Por otra parte, resaltó que es importante que las mujeres se unan, para ofrezcer espacios de contención y apoyo.
“No tenemos que dejarnos solas, estas mujeres deben pedir ayuda para hacerles saber que somos muchas y es la respuesta que dimos todas las mujeres Es muy importante que aquellas mujeres que puedan no se callen, las que tengan ese privilegio sigan levantando su voz y sigan demostrando que esto que está pasando en el espacio digital es tan real como lo físico”, concluyó.