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Historias de derechos hoy aceptados, que eran negados por ir “contra la familia”

El discurso utilizado por grupos –que militan en contra del acceso a derechos civiles–, para tratar de frenarlos, no es nuevo ni democrático. Te contamos algunos hitos en los que se puede notar cómo se usó este discurso “profamilia” y “en favor de la patria” para frenar derechos, hoy integrados a nuestras vidas.

La conquista de derechos básicos en el Paraguay está en riesgo, ante el resurgimiento de líneas de pensamiento absolutistas. Estas ideas vuelven con lemas que instan al pánico social, como: “Que quieren destruir la familia, que se quieren meter con la patria, con dios y con los niños”.

Este discurso que parecería anacrónico, se está afianzando de nuevo hace algunos años en diferentes países de manera simultánea. De esta manera, comprometen el avance hacia derechos sociales en nuestro país, que sigue teniendo una gran deuda en este sentido.

En Paraguay, esta retórica cobró fuerza en redes sociales de la mano de bases religiosas evangélicas y católicas. Lograron incidir directamente en discusiones relacionadas a la política educativa de nuestro país y condicionaron acciones políticas afines a sus intereses por parte de las autoridades públicas.

Lo cierto es que, al analizar algunos momentos históricos de lucha en favor de derechos de las personas y de las mujeres, podemos encontrar este recurrente discurso a lo largo de la historia.

¿Igualdad de salario para mujeres iría en contra de la familia?

En 1951, nuestro país debatía acerca de la equiparación del salario de las mujeres al de los hombres. En la resolución 103, del 25 de julio de ese año, el Departamento Nacional de Trabajo – que establecía las consideraciones del ajuste del salario mínimo– apunta a que no se debería equiparar el salario de las mujeres al de los hombres.

El argumento de la negativa se basó “en salvaguarda de intereses muy elevados de la familia, fundamento y base de nuestra sociedad. Esto quedó registrado en el documento: “Mujer, trabajo y familia en las normas laborales del Paraguay. Revista Paraguaya de Historia, Vol. 1 Nº1”.

Para entender este contexto, el historiador David Velázquez, en entrevista con Latitud25, habla sobre el maternalismo político. Explica que en el orden jurídico significa que la figura de la mujer era protegida entonces por la ley en cuanto a madre e integrante de una familia, no en cuanto a su persona en sí.

“No se contemplaba la situación de la mujer por fuera de la unidad familiar. La mujer tenía un estatuto de minoridad, igual al estatus de su hijo, en relación al padre (esposo). No había normas, como hoy, que podían proteger a la mujer como trabajadora independiente”, resalta.

Velázquez hace énfasis en que la Constitución de 1870, no establecía desigualdades entre el hombre y la mujer. Sin embargo, esa Constitución no sirvió, por ejemplo, para que las mujeres votaran.

“Ni siquiera los tratadistas liberales de la época, coherentes con este pensamiento igualitario, contemplaban que las mujeres estén incluidas en esa igualdad. Aunque fueran laicos, aunque tuvieran clara la separación de Iglesia y Estado, aunque fueran incluso muchos de ellos, anticlericales. Poquísimos se animaron a sostener la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y los que sostuvieron, no tuvieron éxito”, relata.

La decisión “antipatrótica” de permitir el matrimonio civil

El historiador considera que Paraguay tiene una institucionalidad muy débil históricamente. Recuerda que cuando se aprobó, en 1898, la ley del matrimonio civil, por ejemplo, hubo todo un escándalo. Hasta entonces, la unión de la pareja solo estaba concebida, en el país, a través de la Iglesia Católica.

“Hubo que esperar a que Monseñor Juan Sinforiano Bogarín saliera de gira y estuviera lejos de la capital para hacer el proceso”, indica en relación al poder de la Iglesia en las decisiones del Estado.

En 1919, se vivió otro intenso debate en Paraguay, luego de que una joven pareja anunciara públicamente que solo se casaría por civil. Por ese motivo, en un periódico católico denominado “Los Principios”, se publicó, el 16 de enero de 1919, el artículo llamado “El matrimonio civil”.

En un fragmento de la publicación señala que quienes no se casan por iglesia, vivirían en pecado mortal a la vista y conocimiento de todos. “Son pecadores públicos”. “Son traidores de su Dios, apóstatas de una creencia tradicional y secular del Paraguay, son “escándalo viviente, escándalo antirreligioso, escándalo antinacional y por lo tanto antipatriótico”, enfatiza el artículo.

Velázquez explica que el peso simbólico de estas palabras era apelar a los sentimientos de una mayoría católica a considerar que una élite liberal “demoníaca” y “masónica” habían impuesto reglas extranjerizantes que disolvían la familia paraguaya.

Este modelo nuclear de familia paraguaya estaba muy arraigada en el imaginario católico. “Aun cuando toda la evidencia indica que estaba lejos de ser el modelo de familia predominante”, señala Velázquez.

Una iniciativa retrasada casi 80 años por injerencia religiosa

El divorcio también sería el fin de la familia, según Bogarín. El gobierno liberal impulsó proyectos de ley de divorcio, entre 1909 y 1919. El monseñor Sinforiano Bogarín se opuso una vez más a esta idea. Organizó mítines y redactó cartas pastorales alarmando sobre las consecuencias de esta ley.

Una vez más se menciona “que traería la disolución de las familias y la sociedad humana, que es el propósito de socialistas y comunistas”. (Cita al Papa León XIII en la Carta Pastoral Sobre el divorcio 14/05/1919).

Esta oposición logró postergar la aprobación de la iniciativa por casi 80 años. El divorcio se aprobaría recién en el Código Civil de 1991, a través de la Ley 45/91.

Buscaban proteger la familia, pero ¿y los niños fuera del matrimonio?

El historiador explica que en el Código Civil anterior, los hijos no tenían la misma jerarquía. Estaban los hijos legítimos y por fuera del matrimonio había cuatro tipos de hijos. Los hijos productos de la unión de hecho, los hijos adulterinos, sacrílegos o incestuosos.

“Los sacrílegos ni los naturales no podían pedir saber quién era su padre”, aclara. Esto evidencia la cultura de segregación que imperaba en esos tiempos y que estaba normalizado discriminar a los hijos dependiendo de su naturaleza civil, lo que implicaba limitaciones en su acceso a derechos.

Agrega que ese es el tipo de cosas que cambiaron luego de que se implementara un enfoque de derecho en las leyes paraguayas. “Porque ahí es el niño el que tiene el derecho a la identidad, no el padre que puede dársela o no”, comenta.

En ese punto, refiere que, hubo una polémica a mediados de los 60 cuando en el proyecto de Código Civil de la Comisión Nacional, liderado por el Luis de Gásperi. Entonces se planteó la eliminación de las categorías de hijos. En ese momento, hubo una intensa reacción de los intelectuales católicos y de las damas católicas, que se manifestaron en contra de la medida.

“Ellas decían que eso sería igualdad entre la concubina y la esposa. Esto generó un debate interesante. Finalmente, la dictadura terminó rechazando la propuesta de la Comisión Nacional de Codificación y prevaleció la tesis católica en ese momento”, detalla.

Sin embargo, contradictoriamente las tasas de los hijos nacidos fuera del matrimonio, hasta el 80, era muy alta.

“Tengo un texto escolar del 82 donde se dice todavía que había una cantidad importante de hijos nacen fuera del matrimonio. Era un libro de orientaciones para maestros, no se utilizaba en el aula. Para hablaba de una masa lo suficientemente grande. Entonces no era llamativo el matrimonio como opción de vida conjunta”, reflexiona acerca de la verdadera conformación de las familias en Paraguay.

Paraguay siempre último en el avance de derechos

El historiador recuerda que en Paraguay siempre se habló de derechos, pero el ingreso a la norma para la aplicación a las leyes, es la Constitución de 1992. Después, vino el Código de la Niñez y la Adolescencia, que se regula bajo este artículo constitucional.

Puntualiza que, a partir de 1992, el eje de la patria potestad no está centrado solo en el derecho de los padres. Más bien hay una serie de derechos y obligaciones, que se ejercen en función del desarrollo de los niños, niñas y adolescentes.

En cuanto, a que Paraguay fue uno de los países que más tardó en avanzar hacia derechos y libertades, recuerda que estamos en un país de largas tradiciones autoritarias y de élites conservadoras muy fuertes. Además de tener una población civil que muy lenta y recientemente se moviliza en escala por la reivindicación de derechos. También reiteró la institucionalidad débil del país.

Acota además, que en el caso de la Iglesia Católica el núcleo sustancial sigue siendo el mismo. “El matrimonio es una institución que viene de Dios, forma parte del proceso de creación y fuera del matrimonio religioso, solo el matrimonio civil, el matrimonio no sirve. Eso es así desde los discursos de Bogarín hasta hoy”, expresa.

La historia se vuelve a repetir

El rechazo del Plan de Transformación Educativa, es un claro ejemplo de la fuerza que puede llegar a tener un articulado y repetitivo discurso. Este proceso, empezó en 2017, se realizaron varios estudios y consultas en todos los departamentos del país. Sin embargo, empezó a tener resistencia recién este 2022.

Leé más: Plan de Transformación Educativa: Advierten sobre distorsiones peligrosas

Un grupo de personas pertenecientes a grupos que militan por restringir derechos civiles, aliadas con pastores evangélicos e integrantes de la Iglesia Católica, presentó una férrea e intempestiva oposición al proyecto. El motivo, supuestamente la inclusión de la “ideología de género en el enfoque del proceso”.

Con suficiente evidencia, los encargados de la iniciativa demostraron que no existía nada al respecto en el documento en cuestión. Sin embargo, la resistencia siguió y apuntaron contra los ejes transversales del plan. Una voluntad política clara de empañar el proceso pero con oscuros intereses políticos por detrás, en puertas del periodo electoral en que surgió la campaña.

Si bien, estos ejes tampoco tenían nada de ideología de género, esta vez decidieron afirmar la ambigüedad del los mismos, que hacen referencia al enfoque de derechos, la interculturalidad y la no discriminación. Conceptos que ya están previstos en la Constitución Nacional y en el Código de la Protección de la Niñez y la Adolescencia.

¿Cuáles son los argumentos principales para rechazar este plan? De nuevo el mismo motivo, “El fin de la familia” y “el atentado contra la patria”.

Posteriormente, ese discurso caminó peligrosamente hacia la derogación de los fondos donados por la Unión Europea en materia de educación. En este punto, el eje cuestionado se basa en que supuestamente la UE busca imponer “ideas extranjeras”, otra vez una alusión al patriotismo. Bajo ese argumento, la Cámara de Diputados aprobó la derogación de la ley convenio. No obstante, ese dinero era usado por el MEC, para kits escolares, meriendas escolares y libros educativos.

Nota relacionada: “Ojalá los padres realmente se involucren”, reclaman desde el PNTE

El constante anuncio del “fin de la familia”

Velázquez recuerda que la Iglesia viene anunciando el deterioro de la familia, desde el Monseñor Bogarín, hasta hoy.

Sin embargo, y a pesar de que este es un pueblo mayoritariamente católico, la realidad da cuenta que los hogares y las familias liderados por mujeres o familias ensambladas, no es una cifra menor. Es decir, el modelo familiar único que estos grupos presentan, no es el modelo mayoritario.

“Yo creo que no está estudiado suficientemente el fenómeno de las familias en Paraguay. Desde los 80 hasta ahora, no se puede negar que hay una continuidad y que esa continuidad precede, incluso a la existencia de las Naciones Unidas. Se puede entender mucho mejor (lo que pasa) con la propia historia del país, que por la influencia de factores externos“, concluyó en relación a los discursos que hablan de una intromisión extranjeras en “nuevas ideas” que atentan contra las familias paraguayas.

En la actualidad, hay datos del Instituto Nacional de Estadísticas en el marco de la Encuesta Permanente de Hogares (del tercer trimestre de 2022), que ratifican esta idea. Las cifras señalan que, el 80% de los bebés, que fueron registrados en el Registro Civil y Ministerio de Salud son de padres no casados. Además de que un 41% de las familias paraguayas no están conformadas únicamente por papá, mamá e hijos.

Leé más: Cifras del INE ratifican que en Paraguay no existe un modelo único de familia

En cuanto a los derechos antes cuestionados, hoy existe una igualdad entre la categorización de los hijos y la igualdad en el salario mínimo tanto de hombres como mujeres. Además de la opción de acceder al matrimonio civil, con las obligaciones y beneficios que representa, así como la posibilidad de divorciarse. Todo esto se logró, pese a la negativa coyuntural que pudo haber existido, aunque las discusiones lograron postergar leyes, la conquista de nuevos derechos civiles terminó prevaleciendo.

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