Los niños son enternecedores en su etapa de crecimiento y con el auge de la inmediatez a través de la tecnología, muchos padres tomaron la costumbre de compartir con frecuencia fotografías y videos de sus hijos e hijas desde que son bebés de tan solo unos días, construyendo sin darse cuenta, todo un álbum de los primeros años de vida de esa persona, expuesto públicamente, sin un elemento esencial: el consentimiento de esa persona en crecimiento.
¿Pensaste alguna vez qué sentirán esos bebés o niños de hoy cuando sean adultos mañana y vean toda su vida expuesta públicamente a likes de gente que ni conoce, comentarios o incluso chistes de mal gusto sobre su aspecto? Pero además de esto, existe incluso un riesgo aun mayor, las redes de pedófilos que pululan en internet y que se aprovechan de gente desprevenida.
Autoridades de seguridad pública y especialistas en ciberseguridad advierten cada vez más enfáticamente del incremento de casos de abuso online que derivan del “Sharenting” que hace referencia a la fusión de dos términos: “sharing”, (compartir) y “parenting” (crianza), es decir, la exposición de las imágenes de menores por parte de sus propios padres o cuidadores.
Si bien, podemos hacer oídos sordos a todo lo que está ocurriendo, lo cierto es que todos los días se dan a conocer redes de estafa y pornografía infantil, como el caso del grupo de alemanes que se presume tendría vínculos con una red de pedofilia en Paraguay, de más de 450.000 miembros alrededor del mundo, y que habría sido desmantelada el año pasado.
El pasado 7 de febrero, fue detenido el ciudadano alemán de 63 años, Wilfried Rudolf Frankes, quien supuestamente estaría implicado en este esquema delictivo. Según la información proporcionada por los investigadores el hombre tenía una página web a través de la cual invitaba a otros alemanes a visitar Paraguay por la “facilidad” que había para acceder a niños.
Por otra parte, además de esos peligros: tenemos que ser conscientes de que estas imágenes pueden ser causales de discriminación, bullying o ciberbullying por la huella digital que dejan en la red.
Algunos casos judiciales relacionados a la sobreexposición
En 2016, en Austria, una joven de 18 años demandó a sus padres por publicar fotos suyas de cuando era niña que la avergonzaban. Primero pidió a sus progenitores que retiren estas imágenes de Facebook, pero ante la negativa, decidió demandarlos.
“No les importó si estaba sentada en el inodoro o si estaba desnuda en la cuna, con esos retratos cada momento privado se convirtió en algo público”, lamentó durante una entrevista a un medio austriaco, la demandante, cuya identidad justamente no se dio a conocer, en relación a la sobreexposición que ya había vivido.
En agosto de 2021, el bebé de la portada de Nirvana, Spencer Elden, decidió demandar a la banda y al fotógrafo de la portada del Álbum, por pornografía infantil. Aunque esta acción no avanzó y volvió a presentar una demanda que aún no fue resuelta, dejó una serie de análisis sobre la exposición de menores como el artículo de opinión publicado en el The Washington Post, llamado “El bebé de ‘Nevermind’ de Nirvana los demandó 30 años después. Es una lección para los padres de hoy”, por la periodista Alyssa Rosenberg.
La columnista reflexiona en el ensayo respecto a que parezca o no una estrategia cínica para ganar dinero fácil por parte de Elden, advierte que lo que pudo haber comenzado como la fuente de una anécdota divertida, podría volverse una situación claustrofóbica. Además, destaca el impacto que puede tener este tipo de fotografías en la vida ya adulta de las personas.
Una simple foto, un gancho para estafar
Cuando vamos a compartir fotografías o datos de menores hay que tener en cuenta no solo la información que se muestra, sino la que se puede inferir a través de estas imágenes, según la directora General de Ciberseguridad y Protección de la Información, Ing. Patricia Ratti, del Ministerio Tecnologías de la Información y Comunicación.
“Obviamente esa información por sí sola, no es mala, pero también puede ser vista por un criminal que la puede utilizar de otra manera. Llamamos ingeniería social, al sistema en el cual el criminal utiliza información de las personas para estafar, usa esos datos como gancho para que su historia de engaño, sea creíble”, agregó.
En ese contexto, resumimos algunos aspectos que debemos tener en cuenta, antes de subir a internet contenido relacionado a menores de edad.
Todo lo que llega a las redes sociales, se puede filtrar. Si bien Ratti sostuvo que aplicar configuraciones de privacidad pueden ser útiles para reducir el espectro de personas a las que llega esta información, de igual manera, una vez que uno comparte una imagen o video en las redes sociales, se puede hacer captura de pantalla o descargarse, es decir, puede llegar a cualquier persona o a cualquier parte.
Cuidado con las imágenes que puedan proporcionar la ubicación de los menores de edad. Las fotografías o videos que muestran los uniformes de los niños, niñas y adolescentes, además de los detalles del entorno que hagan reconocible la ubicación del lugar, son un peligro tanto para la integridad de los niños, que pueden ser encontrados por malvivientes, como para los padres, ya que estos últimos pueden ser engañados en base a esa información.
No exponer a bebés o niños sin ropa. Es necesario recordar que los pedófilos existieron y siguen existiendo en internet, resalta la Ing. Ratti, por lo que aconseja considerar el tipo de fotografías que exponemos. Es importante no se vean sus partes íntimas y también prestar atención a los detalles, ya que estas imágenes pueden ser alteradas o modificadas por gente malintencionada.
Exponerlos, tan grave como darles un teléfono sin control
El experto en ciberseguridad, Miguel Ángel Gaspar, director de Paraguay Ciberseguro y Ciberpadres Latinoamérica, dijo que sobreexponer a los bebés o a los niños en la playa o en la piscina en internet, es tan grave como darles un teléfono con acceso a la web, sin control.
Agregó que actualmente, desde su organización, están trabajando con los padres en relación a la autorregulación, que consiste en que tenemos que saber que hay contenidos que no tenemos que subir de nuestros chicos o que no tenemos que permitir que se suban. “Tienen que saber qué y dónde van a subir”, remarcó.
También acotó que se debe considerar “confianza cero” a la hora de pensar dar un teléfono a un menor de edad, es decir, si un niño o adolescente accede a un celular, puede sacar fotos y subir a las redes o conectar con cualquier persona. “Ese material puede terminar en cualquier parte”, subrayó.
Sobreexposición en las clases virtuales
Gaspar comentó además que en las capacitaciones que realizaron en las instituciones educativas preguntaron a sus profesores si es que sus alumnos, en algún momento, se sintieron ridículos frente a la cámara de las clases virtuales y con los videos que debían enviar como tarea, los educadores respondieron que nunca se cuestionaron esa posibilidad.
Finalmente, cuando los docentes realizaron el sondeo, la mayoría de los estudiantes respondió que sí se sintieron expuestos principalmente cuando tuvieron que grabar videos de danza, gimnasia y exposiciones, porque en algunos casos de los nervios no podían leer con fluidez o se sentían inseguros.
El especialista reconoció que ese mal rato que pasaron los adolescentes –con esta modalidad virtual aplicada por la pandemia, no solo quedó grabado sino en algunos casos, las escenas fueron publicadas en redes sociales, lo que sirvió de motivo de burla y bullying a niños.
Realizarán registro nacional de sobre salud digital infantil
El director de Paraguay Ciberseguro manifestó que están elaborando el primer Registro Nacional de Salud Digital Infantil, con la colaboración del Ministerio de la Niñez y Adolescencia. Esto también se realizaría en simultáneo en la Universidad de Guadalajara (México) y la Universidad Sergio Arboleda (Colombia).
Agregó que hasta la fecha en el país no sabemos cuánto valen nuestros datos y cuánto vale el de los niños, menores de edad, por ende, no dimensionamos el daño que pueden causar.