La cifra de muertos a causa del COVID-19 diariamente enluta a cientos de familias en Paraguay y en el mundo. Lo más complejo, es que esta pandemia no solo cambió nuestra manera de trabajar, estudiar y relacionarnos, sino también los rituales en cuanto a los fallecimientos.
Debido a las restricciones que impusieron los gobiernos, para evitar el contagio en prácticamente todo el mundo, también cambiaron los rituales de velorios y entierros. Se suprimió la cantidad de horas, se limitó el número de gente y muchos ni siquiera pudieron velar a sus seres queridos.
En ese contexto, Latitud 25 conversó con la psicóloga Esperanza Stumpfs, quien es especialista en terapias de duelo, para saber cómo superar este proceso.
¿Cómo afectaron las restricciones en la aceptación del duelo?
La especialista explicó que las restricciones en cuarentena modificaron de manera drástica el ritual al que en Paraguay estábamos acostumbrados para vivir este tipo de situaciones.
“Ritual diríamos a cualquier actividad que podríamos hacer para entender que la persona que amamos, falleció. Tiene que ser una actividad para que todos nuestros sentidos acepten esa información”, explicó.
Argumentó que, en este tiempo transcurrido, como mucha gente no pudo completar algunos procesos, quedó en algunos casos un poco más estancada en la etapa que es la negación o el shock.
“Es muy difícil aceptar la realidad o entender lo que está pasando, eso es lo que se está complicando”, resaltó.
En este sentido, dedicar tiempo a sentir y expresar las emociones que generan estas circunstancias complejas, puede servir para sobrellevar la situación. La escritura es uno de esos métodos efectivos para canalizar y procesar lo que uno siente.
¿Cómo puede ayudar un cuaderno?
La psicóloga especializada en este tipo de procesos comentó que hay algunas actividades que pueden servir para aliviar un poco ese dolor y poder expresar lo que a uno le está pasando.
“Dentro del proceso es súper importante exteriorizar esas emociones. El cuaderno del que hablo tiene 50 hojas blancas para escribir. Cuando nosotros hablamos, usamos una parte del cerebro y cuando escribimos, usamos otra, entonces exteriorizamos el doble”, comentó.
Resaltó que esto puede ser muy útil cuando una persona no tiene con quien hablar, o no se anima a hablarlo con alguien. “Por eso sirve el diario de duelo, para que podamos escribir lo que sentimos, escribirle a esa persona o lo que nos pasó en el día que nos hubiera gustado contarle a esa persona que ya no está”, ejemplificó.
Recordó que cuando uno no exterioriza lo que siente, esto se somatiza y eso baja las defensas. Entonces hay que encontrar una manera de sacar esos sentimientos de manera positiva.
No solo hay pérdida humana
La psicóloga recordó además que, en estos tiempos de crisis sanitaria y económica, los duelos no tienen que ver solo con la pérdida de una persona, sino también guardan relación con la pérdida de empleos, de carreras y relaciones.
Son épocas en que se da una gran cantidad de separaciones, divorcios y además en una familia no solo hay una muerte, sino dos, tres o cuatro. “Hay pérdidas materiales, experienciales y humanas”, enfatizó.
¿Qué puede hacer alguien que está pasando por un duelo?
Esperanza Stumpfs indicó que lo primero, para enfrentar un duelo, es recordar que muchas personas están pasando por lo mismo y que no están solas.
Lo segundo es saber que, en el proceso de perderle a alguien, van a pasar por un montón de emociones y es tan duro a veces, que uno piensa que está enloqueciendo y no es así.
“En ese proceso van a sentir ira, culpa, rabia, muchísima tristeza, impotencia, por supuesto que van a tener cambios en el apetito, en el sueño, en las actividades que les gustaban hacer. También, dolores de cabeza, de espalda, porque los sentimientos se pueden somatizar en el caso de que no se exteriorice”, puntualizó.
¿Cuál es la importancia de un ritual?
La psicóloga recordó que cuando una persona querida está en nuestras vidas, llevamos años escuchándola, viéndola o abrazándola. Esa información es recibida por el cerebro a través de los sentidos.
Entonces, ¿cómo le hacés entender a tu cerebro que la persona desapareció nomás? Eso no entiende nuestro cerebro. Necesita escuchar, oler, palpar y de todas las sensaciones necesarias para entender que esa persona murió.
“Nosotros, en nuestra cultura hemos aprendido a velar a la persona, verle a la persona en el ataúd, escuchar el llanto, escuchar que ha muerto probablemente durante 24 horas. Entonces uno recibe esa información a través de todos los sentidos; ese es el ritual que nosotros aplicamos hace muchísimo tiempo para hacerle entender a nuestro cerebro que la persona falleció”, refirió.
Reiteró que por ese motivo los rituales son necesarios y como en tiempos pandémicos no se pueden realizar como antes, apuntó a que ahora cada uno debería hacer su propio ritual en su casa.
“Evidentemente no vamos a poder hacer el ritual con el cuerpo de la persona presente, pero guarda relación con otro tipo de rituales, que tiene que ver con algo que nos queda de esa persona, un recuerdo, un audio… Eso es algo muy personal, de acuerdo a lo que pueda soportar la persona y no precisamente se tiene que hacer en ese momento, sino que se puede hacer después, cuando uno se sienta preparado”, afirmó.
Faltan profesionales que se especialicen en esta área
La especialista manifestó que actualmente no hay una institución en Paraguay que trabaje el duelo específicamente.
“Pero sé que hay colegas que han tenido pérdidas y desde ese lugar pueden dar una mejor contención. Yo cuando le perdí a mi esposo –van a hacer seis años–, ese fue un tema para mí, porque yo no encontraba una psicóloga, un psicólogo, que me contuviera, –yo siendo psicóloga y estando embarazada en ese momento, fue muy difícil”, confesó.
Recordó que en ese entonces encontró a una colega que también sufrió una pérdida y aseguró que eso es importante para ella porque podía entenderle, sin tener una formación en duelo.
“Entonces busqué especializarme. Yo creo que ahora con esta necesidad más profesionales se van a formar y espero que lo hagan, aunque ahora difícil que puedan por el tiempo, por esta situación que empeoró la ansiedad, la depresión y también el duelo. Entiendo que difícilmente tengan tiempo para formarse”, apuntó.
“Acá no hay cursos, porque yo busqué muchísimo para hacer en su momento, entonces decidí hacerlo online, en un instituto que está en Buenos Aires, durante un año y después hice otros cursos”, añadió.
No hay una fórmula mágica
Tras dar todos estos consejos y contar su historia, la especialista aclaró que a cada persona le funcionan diferentes métodos e insistió en que elegirlos es una decisión muy personal.
“No siempre funciona eligiendo un elemento, no hay una fórmula, puede ser enterrar un objeto; puede ser escribir una carta de despedida, puede ser llevar una flor y tiene que ver con la historia que la persona tiene con quien se fue.
Esperanza aclara que ella como terapeuta, guía a sus pacientes, les pregunta cómo era esa persona que se fue, para que ellos creen su ritual. Asegura que ella no puede indicarles cómo hacer el ritual en sí, ya que cada uno debe encontrar la manera de salir de la negación.
Stumpfs insistió en que uno tiene que aceptar el proceso en el que se encuentra y no luchar contra esas emociones, porque es como un camino que uno tiene que transitar y no hay un atajo, no hay una forma de acortar el camino.
“No hay una fórmula mágica, se trata de lidiar con esas emociones y si uno se da cuenta de que no va a poder con sus tareas diarias, tiene que buscar ayuda, en un psicólogo, a un psiquiatra”, concluyó.