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El embarazo precoz: ¿cómo afecta la vida de las niñas?

Cuando una niña o adolescente se embaraza estamos hablando de la falla del sistema, falta de protección del Estado, de acceso a la información y una sociedad silenciosa; cuando una niña resulta embarazada, estamos hablando de violación. En este material te contamos cómo se da la atención de los casos y hasta qué punto puede afectar a una niña esta situación.

El abuso sexual de niñas sigue siendo una terrible realidad que azota a la sociedad paraguaya, una realidad que muchas veces no es dimensionada por todos los actores sociales, lo que hace que poco o nada se avance en procesos y medidas más contundentes para erradicarla.

Lo más alarmante es que con mayor frecuencia en los últimos tiempos se publicaron noticias sobre menores de edad abusadas y embarazadas. Según estimaciones del Ministerio de Salud, dos niñas dan a luz por día en Paraguay.

En ese contexto, la directora médica del Hospital Nacional de Itauguá, Estela Torres, relató en contacto con Latitud25 cómo llegan las niñas embarazadas hasta el centro asistencial y cuáles son los grandes riesgos a los que se enfrentan.

Torres resaltó que siempre es un shock ver a niñas embarazadas, porque son niñas que deberían estar en etapa de jugar, de interactuar con niños de su edad, de descubrir el mundo, de aprender, pero ya están con el gran dilema de ser madres; sin haberlo elegido, ni comprender lo que esto significa y siendo vulneradas en su salud, su integridad personal y su vida privada, como la de sus familiares.

Alto riesgo

La directora médica del Hospital de Itauguá resaltó que todo embarazo de una paciente menor de 14 años se considera de alto riesgo, en atención a que el organismo de la niña no está preparado para llevar adelante una gestación.

“Es siempre de alto riesgo, no solo desde el punto de vista obstetra, sino también de la parte de salud mental, desde el punto de vista de la nutrición”, agregó.

Cuando se habla de embarazo de alto riesgo, se considera que hay amenaza de parto prematuro, hipertensión inducida, abortos espontáneos o infecciones.

Problemas físicos y psicológicos para una niña embarazada

Por su parte, la ginecóloga y obstetra infanto juvenil, Fanny Corrales, explicó con más detenimiento los problemas que puede causar el embarazo en las niñas y adolescentes. Afirmó que hay dos etapas que se pueden considerar en cuanto al desarrollo corporal: la etapa precoz de 10 a 14 años, y la siguiente que es de 15 a 19 años.

Señaló que la primera etapa es la que está cerca de su primera menstruación, significa que recién está empezando a madurar su parte reproductiva, por ende, su útero está poco desarrollado para albergar el cuerpo de un bebé.

Entonces cuando una niña, de entre 10 a 14 años, se embaraza va a tener carencia en todo sentido durante la gestación, tanto para el bebé como para ella. “Hay que entender que ellas están en un proceso de crecimiento y desarrollo, van a tener un déficit nutricional, no importa en qué condiciones se hayan embarazado, eso tiene una consecuencia a corto y largo plazo”, remarcó.

Dijo además que puede presentarse un déficit en la placenta, por lo que puede llegar a un desprendimiento placentario.

Entre otros inconvenientes que se pueden presentar, la especialista explicó que esto también va a generar una restricción de crecimiento en el bebé, que son muy frecuentes las amenazas de que el embarazo no llegue a término o infecciones por el desarrollo inmunológico incompleto.

“Una de las patologías más temibles en esta etapa es la hipertensión en el embarazo, también hay que entender que esto tiene consecuencias a largo plazo, que es que una mujer más tempranamente desarrolle después hipertensión. Estamos hablando de que el cuerpo no está preparado para desarrollar a un bebé”, resaltó.

Corrales también hizo énfasis en la necesidad de comprender que las niñas o adolescentes están todavía en una etapa de crecimiento y desarrollo, cuando ya están albergando a un bebé. “Entonces ese bebé que está creciendo, va a tener una dificultad en su masa ósea, prematuramente puede tener osteoporosis”, agregó.

En cuando al aspecto psicológico, aseguró que también es muy difícil de tratar a las pacientes que son niñas y están embarazadas. Acotó que incluso pueden desarrollar trastornos de la personalidad, si la paciente no es correctamente asistida.

¿Cómo llegan los menores hasta los centros asistenciales?

La doctora Estela Torres, comentó que en el Hospital de Itauguá se dan diferentes escenarios: las niñas suelen llegar acompañadas por un familiar o tutor, a veces con tiempo para hacer la evaluación y seguir el proceso de preparación.

El otro escenario es que la paciente llega en urgencias, en etapa avanzada y cuando ya está por tener al bebé, en otras ocasiones ya van con el trabajo de parto o con una complicación de la gestación.

Asimismo, resaltó que una vez que llega un niño al área de pediatría, bajo la presunción de que fue víctima un abuso sexual, se hace una evaluación multidisciplinaria: Es observado por un pediatra general y, en el caso de las niñas, por el ginecobstetra.

Una vez que se comprueba el abuso, se presenta una denuncia ante la Unidad Fiscal de la zona en la que el niño, niña o adolescente fue abusado y se pone en marcha un protocolo para poder hacer un sostén a la víctima y a su familia.

¿Por qué la atención debe ser multidisciplinaria?

Por ejemplo, una asistente social debe evaluar el riesgo del microambiente en el que vive la menor. El nutricionista es quien debe hacerle la dieta, porque las niñas embarazadas tienen un alto requerimiento nutricional, entonces se debe saber primeramente en qué situación está para hacerle un plan acorde a sus necesidades en ese momento.  

Además, se le debe educar sobre cómo cuidarse, “ya que muchas veces estas niñas no perciben lo que les está pasando, entonces hay que hacer todo un trabajo que les va preparando”, resaltó la especialista.

El abuso y la falta de educación sexual

El abuso se puede registrar en cualquier edad y cuando hablamos de niñas embarazadas, se considera irrefutablemente un abuso. La doctora explicó que, en el 2020, por ejemplo, el Hospital de Itauguá registró al menos 15 casos de niñas menores de 14 años embarazadas.

La doctora detalló que todas las menores de 14 años embarazadas, son pacientes abusadas sexualmente. A partir de los 15 años, son casos de estupro (cuando la pareja que tiene más de 5 años que las menores). “También tenemos parejas de adolescentes de 16, 17 y 18. Hay un abanico de escenarios que se manejan todos los días en este hospital”, expresó.

Según los datos del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, el 85% de los casos de abuso infantil se dan en el entorno familiar, por eso es importante que los adultos sean quienes velen por los derechos de los niños, niñas y adolescentes y denuncien al 147 Fono Ayuda, o al 911 si ven algunos síntomas de abuso o saben de una situación de peligro.

Por otra parte, también es necesario resaltar que en el caso de las parejas de adolescentes (el tercer grupo mencionado por la doctora) en las que se da un embarazo no planificado, la mayoría de las veces es a causa de la falta de prevención y de educación sexual integral.

En ese último punto, cabe recordar que cada 26 de setiembre se recuerda el Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes. El objetivo de esta fecha es educar a los jóvenes sobre la importancia de utilizar métodos anticonceptivos eficaces, no solo para evitar embarazos no deseados sino que evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y que conozcan el desarrollo de sus propios cuerpos.

Torres por su parte, la ginecóloga obstetra, Fanny Corrales, también resaltó que es necesaria la Educación en sexualidad de los chicos: tienen que tener las herramientas y conocimiento para conocerse y saber sus procesos.

Aseguró que está más que demostrado científicamente que la educación sexual retrasa el inicio de las relaciones sexuales, y no solo eso, cuando lo hacen, tienen relaciones sexuales con protección.

La especialista aclaró que la educación integral de la sexualidad ya es una metodología bastante bien desarrollada e implementada en cada etapa de la niñez. Resaltó que al inicio no se trata de enseñarle a los niños sobre cómo tener relaciones sexuales.

“Primero, impulsa que tomen con responsabilidad, enseñarle las partes del cuerpo, cómo tienen que cuidarse, cómo se tienen que cuidar del abuso de los demás, que entiendan cuándo se trata de un abuso cuándo no. Muchos piensan que es enseñarle a los niños a tener relaciones sexuales desde pequeños, no es así, pero cuando llegan a la adolescencia si ya tienen que estar preparados”, remarcó.

En ese contexto, argumentó que estamos en una sociedad hipersexualizada, es decir, películas, publicidades y otras imágenes que tienen escenas sexuales. Además los niños, niñas y adolescentes tienen acceso incluso a contenido pornográfico a través de internet o de sus compañeros.

Añadió que el problema está en que al no ser adultos y no tener un desarrollo neurológico en el que puedan ellos decir: “esto está bien, esto está mal”, toman todo como verdad, todo como cierto.

“Los mensajes que llegan a través de los medios no captan de la misma manera que los adultos, ellos lo toman como una realidad todo, se estimulan sexualmente y también hormonalmente. Tenemos que enseñarles a que entiendan cuándo están siendo coaccionados”, concluyó.

El abuso de un NNA es siempre muy impactante

En el área de urgencias pediátricas del Hospital de Itauguá reciben con frecuencia denuncias de niños y niñas que son abusados dentro de su entorno. “Siempre tenemos casos, dos o tres casos por mes tenemos, es algo que vemos con frecuencia los pediatras”, afirmó la doctora Estela Torres.

Agregó que un caso de abuso sexual siempre impacta mucho porque son niños, porque ningún niño merece pasar por una situación así, siempre es muy triste para todo el equipo que le trata a los pacientes.

“Es también muy triste ver a una niña con un bebé en brazos que no sabía lo que estaba pasando. A esa paciente se le está haciendo un seguimiento, el especialista de salud mental tiene que lograr que la niña pueda adaptarse a su nueva situación. Una violencia sexual no solo tiene riesgo de embarazo sino de enfermedades de salud sexual”, puntualizó.

Doble falla del sistema

La doctora Estela Torres asevera que las niñas que se embarazaron dos veces o que son madres por segunda vez son una prueba fehaciente de la falla del sistema, ya que esto significa que no se pudo dar una respuesta como se debe, por eso hay un equipo interdisciplinario, que no debe resolver solo un momento, darle un apoyo cuando sucedió, sino que se trata de un proceso.

“Se busca dar un sostén a la niña y a todo su entorno, porque no es solo la niña madre el problema, es su entorno, hay que ver que esto no vuelva a suceder. Tenemos muchos agujeros, muchos puntos blandos todavía para dar respuesta”, reconoció.

La especialista Fanny Corrales, coincidió en que no puede una niña que haya llegado a un centro o a un hospital embarazada, salir sin una planificación para evitar otro embarazo, “porque ahí si ya es responsabilidad de quienes le atendieron”, afirmó.

A su vez, Torres insistió en que esto le compete a todos en la sociedad, no solamente al área de la salud: vigilar si hay un menor de riesgo. Hizo énfasis en que todos tenemos que colaborar, todo el entorno, la comunidad tiene que estar atenta y considerar si es que hay un menor en riesgo. “Podemos lamentar la pérdida de vidas muy jóvenes y también truncar la vida de una niñita”, concluyó.

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