La ciudadanía paraguaya pretende negar que los grupos criminales transnacionales están permeando las instituciones del país y ganando más poder cada día. Hay quienes todavía consideran, que no debemos temer al narcotráfico y sus efectos, solo porque tiene su epicentro en ciudades fronterizas como Pedro Juan Caballero.
Otro rasgo notable es la histórica creencia popular en zonas de alta actividad criminal. Esto ocurre, por ejemplo, en el departamento de Amambay, que si no te involucrás en esos negocios ilícitos ni entorpecés su actividad, nada podría pasarte.
Sin embargo, cada día se registran hechos significativos que son solo una muestra de que el narcotráfico y el crimen organizando está ampliando su campo de acción.
Hechos como el asesinato de la conocida modelo Cristina “Vita” Aranda –en un festival de música en San Bernardino o el sicariato producido en el estacionamiento de un Superseis sobre la Avda. España, en Asunción, demuestran que ya no hay lugares específicos en los que uno pueda estar alejado del peligro.
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Hoy, los integrantes activos de grupos criminales lograron escaños en el Congreso Nacional y ser cabeza de importantes gobernaciones, según el especialista en criminología, Juan Martens. Durante una entrevista en RadioCast25, dio detalles sobre esta situación y resaltó cómo puede afectar al país, además de fortalecerse durante el próximo gobierno de cinco años.
El PCC desembarca en el Congreso
En un primer momento, Juan Martens recordó una publicación hecha en 2022. El estudio se denomina: Dinámicas y modalidades de participación de actores políticos de Paraguay en el narcotráfico.
Recordó que este trabajo involucró a varias instituciones. A través del mismo, se pudieron identificar la existencia de actores vinculados, muy estrechamente a la criminalidad internacional. Los mismos tenían lazos, por ejemplo, con el Primer Comando Capital (PCC).
“Nos preocupaba mucho que ellos se candidaten, pero parecía lejana la posibilidad de que se conviertan en candidatos de sus partidos. Finalmente, se convirtieron y ganaron las elecciones”, resaltó.
En ese punto, dijo que este es un paso más de esto que venían diciendo desde hace unos 15 años. Advertían que Paraguay tenía financiamiento político proveniente del narcotráfico. De esa manera, financiaban a actores externos o metían a sus abogados a la política.
No obstante, refiere que después se dio el siguiente paso: de formar parte de estructuras vinculadas al narcotráfico, a formar parte de las instancias de poder, como el Congreso.
“¿Recordás una denuncia que se hizo en 2014, desde el propio Parlamento? En el mismo se enlistaba a unas cuatro o cinco personas, por sus vínculos. Este es el siguiente paso, digamos, gente ya vinculada al narcotráfico, a la criminalidad transnacional, a estos grupos de poder como al PCC, que ingresan al Parlamento”, enfatiza.
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Del crimen doméstico al trasnacional
Martens explicó que hay una diferencia clave en relación a los nexos que existían entre parlamentarios de períodos anteriores y grupos criminales, comparando lo que está ocurriendo actualmente.
“Los legisladores o gobernadores no formaban parte de la estructura del PCC. Ahora ya no son simples narcotraficantes, no son simples empresarios, son miembros de estas estructuras. Hoy ya forman parte de redes transnacionales, están vinculados con Brasil, Colombia, México y forman parte de una estructura jerárquica”, aseveró.
Justamente en el estudio mencionado más arriba, hay un apartado que hace referencia a los niveles de participación. Entre los ítems la investigación contempla a los “Integrantes de la estructura criminal”. El mismo hace un análisis en base a entrevistas hechas a personas que conocían directamente estos casos. El apartado refiere textualmente lo siguiente:
“Bajo esta categoría se analizan aquellos casos en los cuales los líderes y dirigentes políticos realizan alguna acción directa más allá de brindar colaboración o información. Varios dirigentes y autoridades políticas locales y regionales participan de manera directa y forman parte activa de la estructura criminal dedicada a la producción y tráfico de drogas ilícitas.
En ese carácter visitan sus lugares de producción, transportan las mercancías en sus automóviles o camionetas, supervisan la recepción, embarque y distribución y se encargan de explorar nuevos mercados y rutas.
En el transporte de marihuana y cocaína existe un término conocido en la jerga como “puntero”. Es aquella persona que va delante de la mercadería de manera a asegurar que los controles ruteros no interfieran en el desplazamiento.
“Llegamos al colmo que cuando era juez llevaba en la camioneta del poder judicial la carga. Luego se hizo diputado y siguió transportando con su chapa oficial. Hoy sigue tan campante como integrante de la clase política y del departamento… En la capital con ese nivel de participación”.
Juan Martens, investigador en criminología
Otros casos citados por los entrevistados en los que intervienen de manera directa las autoridades y dirigentes políticos se refieren a la provisión de semillas de marihuanas, “además de realizar negociaciones con otros políticos para que las mercaderías circulen y lleguen a destino sin ningún problema”, puntualiza el apartado.
¿Cómo puede afectar al país?
Según la abogada brasileña, Ana Claudia Santano, doctora en ciencias jurídicas y coordinadora de la organización Transparencia Electoral Brasil, la infiltración del crimen organizado en la política debilita lentamente los cimientos institucionales de los estados.
“Cuando tenemos la inflitración del crimen organizado en la política, tenemos una contaminación que es mucho más amplia, de lo que efectivamente se puede pensar. Un candidato que está conectado con el crimen organizado va a defender sus agendas, puede legislar en su favor, incluso puede brindar más impunidad. Estamos delante de un gran fenómeno que puede vulnerar nuestra seguridad”, aseguró la especialista.
Santano cree que la utilización de estructuras institucionales a beneficio de grupos narco se torna algo muy complicado por la magnitud del problema que se adquiere al no contar con los mecanismos para retirarles un poder que ya han ganado.
Por su parte, Juan Martens sostuvo que al acceder a los espacios de poder, los grupos criminales tienen mayor posibilidad de acción e intervención.
También pueden convertirse en obstáculos para la seguridad, al dirigir la política de Estado, ya sea negando fondos y negando la tecnificación de ciertas instituciones para que efectivamente puedan operar sin muchos contratiempos y poder seguir comercializando sus productos.
Agregó que en la medida en que esto se fortalezca, pierde la democracia, la institucionalidad y pierda el Estado de derecho. “Esa es la respuesta de por qué no se avanza en ciertas políticas públicas para desalentar este efecto llamada que tenemos hacia el crimen organizado”, aseveró.
Dio como ejemplo el hecho de que actualmente Senabico logra incautar una serie de bienes del crimen organizado. Sin embargo, resalta que, a través de los medios se puede observar los problemas que la Fiscalía está teniendo para inscribir estos bienes decomisados en el registro de la propiedad.
“O sea, el propio Estado es el que pone trabas; porque hay fiscales que hacen mal su trabajo, que no investigan las fincas, los bienes. Hay un trabajo desprolijo y la pregunta ahí es: ¿Esa desprolijidad de dónde viene? ¿Es producto de la mala intención, de un número que reciben o de la inutilidad nomás?”, cuestionó.
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“Entonces vemos que la impunidad persiste t quienes son condenados no van a prisión y eso alimenta un clima de desconfianza cada vez más hacia nuestras instituciones”, acotó.
Jóvenes se ven seducidos por la cultura narco
Un fenómeno recurrente que involucra al narcotráfico en los países de la región y que condiciona socialmente a la población es el factor aspiracional de la cultura narco y el interés que genera en los jóvenes de zonas vulnerables.
Santano relató que los jóvenes de poblaciones más desfavorecidas, donde los negocios ilícitos proliferan y se consolidan por la necesidad de la población, ven en la actividad narco una salida rápida a su situación y la de sus familias. La cultura narco plantea una vida de abundancias y ostentaciones, una situación muy distante de la realidad de vulnerabilidad.
“Tenemos que hablar con la juventud de que ser un sicario, ser un delincuente, no está bien y no está bien porque te puede costar la vida. Este camino no es la solución, porque una vez que estás dentro, no sales”, dijo.
La especialista destacó que un buen paso es explicar que el crimen organizado, aunque tenga su -glamour-, no tiene que ser el camino o una opción en la vida de las personas. “Se puede entender que es desafiador (sic) no elegir al crimen organizado en territorios en los que el Estado está ausente, pero que esto no puede ser un argumento”, aseveró.